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Nacional

12 de Febrero de 2016

Carlos Peña responde a obispo Chomali: “No es verdad que se esté discutiendo el aborto libre”

"El obispo debiera explicar por qué deforma a tal extremo el debate", dice el abogado.

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carlos peña a1

El rector de la UDP, Carlos Peña, responde en carta en El Mercurio a lo expuesto ayer por el arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, respecto del aborto, y a propósito de una columna escrita antes por el primero sobre el tema.

“El obispo Fernando Chomali en su nota de ayer desfigura, desgraciadamente, el debate que se lleva a cabo en el Congreso relativo al aborto”., lanza Peña, quien asegura que “no es verdad -y el obispo lo sabe- que se esté discutiendo el “aborto libre””.

Según el abogado, “lo que allí se discute es si la decisión de llevar adelante un embarazo de un feto inviable, que es producto de una violación o que pone en inminente peligro la vida de la madre, debe pertenecerle al Estado o a la mujer”.

Por eso es que Peña exclama que “el obispo debiera explicar por qué deforma a tal extremo el debate”.

“Igualmente debiera pronunciarse si acaso llevar adelante un embarazo en esos casos equivale o no a un acto supererogatorio: un acto que puede ser bueno, pero que no es debido”, cierra.

A través del mismo medio, Chomali opinó ayer que “no estoy negando ni minimizando situaciones muy dramáticas que se pueden presentar en un embarazo. Solo estoy diciendo que nadie puede arrogarse el derecho a decidir qué vida merece ser vivida ni menos eximir a la sociedad toda de colaborar para que los más débiles y sus madres en casos delicados y complejos tengan la mejor atención médica, psicológica, social, económica, para que se haga todo lo humanamente posible para que no se elimine deliberadamente a un ser humano, como acontece con la ley que se pretende aprobar”.

Esas palabras llegaron luego de que Peña expresara que “lo que debe discutirse en cada una de las hipótesis que el proyecto plantea no es cuál sea el origen de la vida humana o si la vida humana tiene o no valor. Lo que debe discutirse es una cuestión distinta que cabría subrayar: si acaso una sociedad puede imponer coactivamente a las mujeres obligaciones que, bajo cualquier respecto, equivalen, por decirlo así, a actos moralmente heroicos, actos supererogatorios”; es decir, “una conducta que es buena, pero que no es obligatoria”.

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