Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

18 de Febrero de 2016

Vocero PPD y caída de Riquelme: “No estamos disponibles para una razia”

Desde Caburgua, el secretario general del PPD analiza la bullada salida de Cristián Riquelme de La Moneda y solicita no adelantar los juicios en su contra. Además defiende el rol que ha jugado la generación liderada por el ex ministro Rodrigo Peñailillo y que ha sido expulsada del Gobierno.

Macarena García Lorca
Macarena García Lorca
Por

Oscar Santelices

¿Comparte las criticas de Gonzalo Navarrete respecto de que fue un gustito de Burgos la forma cómo salió Cristián Riquelme de La Moneda, con “un parto inducido”?
Lo más importante en esto es el resultado y el resultado es que dejó el cargo, lo que era necesario hace un buen rato. Por eso, el viernes le planteamos al ministro Burgos que Riquelme diera un paso al costado. No estábamos obligando al gobierno, porque entendemos que el gobierno estaba tratando de resguardar que no se presumiera culpabilidad antes de que lo hicieran las instancias correspondientes. Me parece bien que renunciara, lo otro son temas de orden menor.

¿Cuál es su análisis sobre la situación de Riquelme y en particular sobre el tema de los contratos con el Estado?
-Tiene que haber una investigación sumaria porque hay que ver si existe ilegalidad, de haberla, claro, la cosa pasa mayores, no solo por la sanción administrativa, sino porque puede ir a tribunales. Pero hay que demostrar y probar que existe tal situación. Si no existe, aparece condenado con anticipación. Le temo a estas condenas públicas, porque después si se demuestra que no eres culpable, ya no vale, quedas condenado ante la opinión pública. Y eso es lo que hay que cuidar.

¿Pero un funcionario no debería abstenerse de mantener negocios con el Estado?
-No conozco enteramente el hecho, pero pareciera que las empresas no son de él, que lo fueron. Un familiar puede hacerlo, sino todas las familias quedan impedidas. No eran negocios de su dependencia ni algo que administrativamente él controlaba. Si la familia no puede hacer nada que tenga ver con el Estado, entonces la gente, al final, no va optar por ir al Estado porque se transforma en un problema. Por eso hay que ver qué es y de qué se trata su caso.

Más alla de le legalidad, también se reprocha el conflicto de interés, el tema ético, sobre todo en este contexto.
-Ese es el punto: que hay un contexto que hace que todo aquel que salga mencionado está condenado de antemano y eso es grave para un estado derecho, porque no se garantiza el debido el proceso. Antes había temor a los tribunales populares, hoy día lo que tenemos son tribunales mediáticos y eso es muy peligroso. Si la prensa te colocó en una determinada situación, terminas siendo condenado aunque después se falle que eras inocentes.

Pero la responsabilidad de la prensa es informar y fiscalizar las irregularidades.
-Está bien, tiene que ser así, eso es parte de la libertad de expresión y yo la defiendo a raja tabla, pero cuidado cuando hay ensañamiento, no solo en este caso de Riquelme, sino en general. En darle una semana a un politico, mañana a este otro, y estamos todas las semana con uno u otro y se coloca como que es culpable ante la opinión pública.

Ese es el alegato que hizo Longueira en su columna en El Mercurio, pese a los dineros que recibió de SQM y los mails con el gerente general.
-Bueno sí, pero hay que entender el contexto en que el financiamiento antes era enteramente irregular, pero parecía regular, funcionaba como algo normal y a eso que hay ponerle una lápida, hay que separar, zanjar y regular claramente. Eso es lo que se está haciendo con las nuevas leyes de probidad de la Presidenta Bachelet: la ley de partido, de fortalecimiento de democracia, la perdida del cargo, que se fiscalice, eso es muy positivo porque está demostrado una demanda ciudadana que tiene que haber mayores exigencias.

El tema es la relación entre política y dinero. La sensación es que los políticos están capturados por quienes los financian.
-Ese es el punto y eso hay que separarlo claramente, para eso fue la Comisión Engel y los nuevos proyectos, es la línea correcta. Pero, el punto central, para resolver el tema de la desconfianza ante la política y los instituciones, hay que ir a algo más de fondo. Necesitamos una nueva carta constitucional para modificar el sistema político. Tenemos que pasar a un sistema semi presidencial o parlamentario para incluir más actores, está demostrado que los cambios de un país no se hacen solo por la voluntad de un presidente o presidenta en ejercicio. Esa discusión se tiene que dar.

¿Con qué mecanismo? ¿Una asamblea constituyente?
-Sí, por supuesto, en el partido tenemos resuelto que tiene que ser un mecanismo de asamblea constituyente en que se elija a sus miembros, pero también hemos visto que el Congreso tiene que jugar un papel, por lo menos en discutir, conversar y tener opinión sobre lo que se va desarrollando. Algunos miembros del Parlamento, electos con el sistema proporcional, podrían trabajar en una carta constitucional por un tiempo y el nuevo Congreso también pueda dar su opinión o indicación, porque eso enriquece y permitiría sacar una Constitución con un grado de legitimidad importante que es lo que necesitamos. Es necesario para ponerse a tono con el Chile de hoy, con el Chile del siglo XXI. La gente espera otra cosa de sus autoridades.

La caída de Peñailillo y la G-90

¿Cuál es su impresión de la G-90, cómo los ve usted?
-Era una tendencia al interior del partido y que contribuyó a su desarrollo. Muchos eran dirigentes universitario de regiones, lo cual era muy valioso. Ahora, ellos adquirieron un protagonismo y un poder muy importante por el rol que tuvieron en el primer gobierno de Bachelet, luego en la campaña y en este segundo gobierno con un protagonismo mucho mayor, entonces, evidentemente que las consecuencias de lo que ocurrió al conjunto de la clase política, a ellos los golpeó muy fuertemente. Les tocó de manera categórica por el rol que jugaron en el segundo gobierno y llevaban adelante lo que la Presidenta estaba impulsando en su programa, pero cuando sale el tema del financiamiento de campañas, obviamente que ellos salen golpeados porque jugaron un rol activo en la campaña en esa materia.

¿Con la salida de Riquelme, un hombre muy cercano a Peñailillo, es el fin de la G-90? ¿Cuáles fueron los errores que cometió esta generación?
-Hay mucha gente que ha estado cercana o parte de la G-90 que sigue cumpliendo sus tareas muy bien, y los que han hecho bien sus pega, estamos porque sigan adelante. No nos gustan las estigmatizaciones, porque pagan justo por pecadores. Ellos jugaron un papel duro, eran una especie de guardia romana que cuidaba a Presidenta, jugaban un papel muy firme de resguardo y cuidado, lo que generaba conflicto y celos, en eso también tenían parte de la responsabilidad.

¿Les faltó habilidad para generar vínculos políticos?
-Sí, era un grupo de gente joven pero les faltó abrirse más, ser más receptivos al conjunto, eso les pasó la cuenta, porque se fueron encerrando en su grupo y eso trajo consecuencias.

Muchos consideran que esto es una razia contra la G-90, que algunos los quieren a todos afuera del Gobierno.
-Nosotros como PPD no estamos disponibles para una razia contra la G-90, eso es algo negativo por donde se lo mire y es una triste experiencia en nuestro país. No vamos a aceptar y vamos a pelear en contra de quienes los que estén buscando es una purga, como en los tiempos de Stalin donde se limpiaba todos aquellos que no eran de los tuyos. Eso es inaceptable. Se puede criticar a la G-90, pero no eliminarlos políticamente.

¿A quién ve en este intento de purga contra la G-90?
-Sobre todo a algunos dirigentes del Partido Socialista que han exagerado en la nota con respecto a Peñailillo y su grupo, creo que se han excedido en sus declaraciones y en que quieren sacarlos de sus cargos. Muchos tenían una visión crítica sobre el modo que se estaba impulsando los cambios, pero no podemos responsabilizar de eso a la G-90.

¿En qué está el ex ministro Peñailillo? Algunos en su partido sostienen que la forma para reconstruirse es una candidatura parlamentaria.
-En mi opinión personal, recomendaría que no fuera en esta vuelta de parlamentaria, falta tiempo, falta un reciclaje mayor. Él todavía tiene edad, formación, experiencia, puede perfectamente reincorporarse a la política después que estos hechos hayan pasado, esté más aclarado y decantando. Tiene que esperar un tiempo más, seguir vinculado con el partido, pero no en la primera línea. Creo que eso sería mejor para él y para el PPD.

Como parte de la dirigencia de Jaime Quintana, ¿cómo recibió las criticas que hicieron los personeros históricos, incluso hablaron del fin del PPD?
-Está bien que existan críticas, contribuyen, pero con altura, que no sean personales. Ellos tienen que entender que si no hay mucha reflexión estratégica, no es porque no queramos, es por el momento que nos tocó vivir. A mi juicio, como secretario general, este ha sido el momento más difícil desde el retorno de la democracia, ha sido el peor periodo para la política, tocamos fondo. Estuvimos sumergidos en la coyuntura, resolviendo los problemas que se iban presentando. Si vamos a hacer un juicio crítico a la mesa y a la dirigencia, hay que incorporar el factor del contexto, que fue un aspecto tan relevante el año pasado.

¿Por último, cómo se viene las próximas municipales, ya cerraron en qué comunas habrá primarias legales?
-Primarias internas tendremos en poco lugares, en 8 ó 10 comunas y se realizarán el 13 marzo. Luego tenemos que ir a las primarias legales con la Nueva Mayoría. Hemos sido bastante claros en que la primaria debe ser el mecanismo para resolver. No queremos primarias artificiales, pero sí donde existen buenos candidatos y con posibilidades reales, tiene que resolverse con primarias. Ya tenemos 100 primarias definidas, en otras comunas habrá acuerdo. Todavía nos queda resolver en Macul, Peñalolen, Conchalí, Pedro Aguirre Cerda, en marzo se va a cerrar.

Notas relacionadas