Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Poder

11 de Marzo de 2016

La Pirámide del Ejército

Los primeros militares en participar en AC Inversions, hace ya 4 años, habrían sido los miembros de la Brigada de Operaciones Especiales, BOE, en su mayoría destinados a comisiones en el extranjero que regresaron de Haití y Timor Oriental con ahorros frescos en los bolsillos. Patricio Santos, el cerebro detrás de las defraudaciones, los habría hecho pisar el palito ofreciéndoles una jugosa tasa de retorno del 10% mensual. Con el dinero recaudado se compraron autos, casas en Chicureo, cambiaron a sus hijos de colegio y enchularon a sus esposas. Los que no alcanzaron a retirar sus dineros a tiempo fueron varios grupos de suboficiales que se encalillaron hasta las masas con créditos bancarios y otros proporcionados por el mismo Ejército. Los mismos militares estafados, todos bajo anonimato, cuentan cómo la ambición los llevó a romper el saco.

Por

Militares
Cuando un cabo del Ejército llega con un auto del año no sólo levanta sospechas en la institución, sino también la curiosidad inmediata de sus colegas. La pregunta que viene a continuación es inevitable y la formuló una oficial sorprendida por el Hyundai Elantra último modelo que acababa de estacionar uno de sus subalternos.

-Oye, ¿cómo te compraste el auto?- preguntó curiosa.
-Puse un pie del 20% y estoy pagando cuotas de 300 lucas- respondió el cabo.
-¿Y cómo lo hacís? ¿Te alcanza la plata?- insistió la mujer.
-Sí, estoy en esta cuestión de Forex ¿La ubicas?- preguntó de vuelta el cabo.

Era primera vez que la oficial del Ejército escuchaba de IM Forex, la empresa que el lunes de esta semana fue denunciada ante el fiscal Carlos Gajardo por los delitos de estafa, asociación ilícita e infracción a la ley general de bancos. La entidad habría defraudado a más de 1500 personas por un total de 100 millones de dólares, a través de un sistema similar al empleado por AC Inversions, la compañía que destapó la estafa piramidal que hoy mantiene a miles de chilenos en la incertidumbre.

La oficial comenzó a averiguar más del tema. Se dio cuenta que muchos solteros comenzaron a renovar sus autos y a tener, incluso, “mejores pololas”, y que algunos oficiales “no solo cambiaron el automóvil, también a los hijos de colegio, dieron un pie para un departamento y hasta enchularon a las señoras”.

Rendida ante las evidencias, la mujer decidió vender un terreno que tenía e invertir todo el capital en IM Forex: 30 millones de pesos. El próximo mes cumple un año y está pensando en sacar todo su dinero, o al menos parte de él, según como avance el asunto. “Si no me los devuelven, quedo a poto pelado”, dice. Hasta ahora la empresa ha cumplido con el 10% de rentabilidad mensual prometida y le han pagado todos los meses sin retrasos. La razón de la ambición que al parecer terminó por romper el saco, asegura la mujer, no es otra que el bajo sueldo que reciben los militares. “Ganamos un moco”, se lamenta.

Huachalomo por filete

Los primeros militares en participar en AC Inversions -hace ya 4 años- habrían sido los miembros de la Brigada de Operaciones Especiales, BOE, un grupo de soldados calificados en especialidades secundarias como comandos y paracaidistas, en su mayoría destinados a comisiones en el extranjero. Precisamente aquellos que regresaron de Haití y Timor Oriental, con ahorros frescos en los bolsillos, fueron quienes primero pisaron el palito. Patricio Santos, el cerebro detrás de las defraudaciones, se habría contactado con este grupo ofreciéndoles una jugosa tasa de retorno del 10% mensual. La cartera de militares, aseguran fuentes ligadas a la investigación, eran manejadas exclusivamente por el exsoldado de la legión extranjera y sus tres socios en la compañía: Camilo Cruz, Rodolfo Dubó y Robinson Frez.

Santos encontró en los militares con capacidad de ahorro su primera fuente de ingresos, es decir, la base de la estructura piramidal que lo haría millonario. El engranaje comenzó a funcionar en la medida que se integraban más personas. Así los primeros fueron ascendiendo y rentando a partir de los ingresos de los nuevos inversores.
Si un oficial de la BOE lograba invertir 50 millones de pesos podía obtener cada mes 5 millones en utilidades que, sumado a su sueldo de alrededor de 800 mil pesos, practicamente igualaba la remuneración de un general. En instituciones tan jeraquizadas como las fuerzas armadas estos detalles comenzaron a notarse. “Ya no comían huachalomo, sino filete”, explica un oficial.

-Siempre se dice del cuadro permanente que no surge mucho, que no puede comprar grandes cosas y se le mira con cierto desprecio. Los mandos mayores no se explicaban cómo un cabo podía comprar un auto de 10 millones de pesos. Nos tiraban mala onda, que esto no iba a resultar, que se iba a caer, pero cuando vieron que empezaba a funcionar comenzaron a entrar capitanes, mayores y coroneles”, recuerda un cabo primero que partió en AC Inversions con 20 millones de pesos.

Algunos miembros del BOE comenzaron a comprarse departamentos en Ñuñoa, La Reina, Las Condes o Vitacura. “Incluso ponían el 50% del pie de una vivienda. Una situación que llamó la atención porque es imposible que un militar compre un departamento de 4.500 UF, el sueldo no da, a menos que tu señora sea médico, tengas inversiones por fuera o estés en algo trucho”, asegura un militar en servicio activo.

Una oficial recuerda que un mayor, compañero de promoción en la Escuela Militar perteneciente al BOE, se compró una casa de 190 millones en Chicureo pagando el 90% al contado. “Me dijo que había reinvertido y reinvertido su plata, hasta que el año pasado escuché que la había sacado toda y que había ganado 240 millones”.

Los que llevaban más años y olfatearon a tiempo la debacle, sacaron su dinero y obtuvieron ganancias que ningún banco podía replicar. Aquellos que se metieron más tarde al juego y que no alcanzaron a retirar su dinero de AC Inversions habrían perdido como en la guerra, debido a que aún no se identifica con claridad dónde estaría el dinero recaudado por Patricio Santos, quien hasta hace pocos meses aún recorría el país invitando a militares a invertir en el bullante negocio.

En julio del año pasado el mismo Santos habría viajado a Punta Arenas a convencer a un grupo de militares en una reunión efectuada en el casino de juegos Dreams. “Hubo cóctel, habían civiles y militares, nos habló de las inversiones y que si quebraba nos devolvía el 80% del capital. Se notaba convincente”, cuenta un suboficial que estuvo en el casino y que invirtió 3 millones y medio de pesos. Otro suboficial que también asistió al encuentro recuerda que había de todo para picar, también bebidas, jugos y whisky. “Hacían la charla con un power point. Te mostraban gráficos y te explicaban donde estaban invirtiendo en el extranjero. Santos generalmente era el que cerraba la charla, te explicaba todo. No era agrandado”, recuerda

El laberinto de Oviedo

La masiva participación de soldados, cabos y oficiales en inversiones piramidales amenazó durante meses con estallar como una bomba de racimo en la tropa y los distintos mandos del Ejército. Asediado por los múltiples casos de corrupción en su institución, el comandante en Jefe, el general Humberto Oviedo, decidió mantener a raya la situación entre los miles de hombres bajo su mando, ordenando leer una circular Comando Reservada, emitida el 29 de enero pasado, en todas las reparticiones del Ejército desde Visviri a la Antártica. “La leyeron a las tropas a primera hora durante la formación, recomendándonos no invertir en este tipo de negocios porque eran muy arriesgados”, recuerda un suboficial.

“La jerarquía, la disciplina y la probidad administrativa son pilares esenciales del desempeño profesional”, partió recalcando el general Oviedo a través de la misiva, advirtiéndole a la tropa que las masivas inversiones en sociedades piramidales constituían operaciones que incluso podían infringir las leyes tributarias, además de los propios deberes castrenses. “Los recintos militares no pueden ser utilizados para ningún fin de carácter privado de esta naturaleza”, agregó.

Según estimaciones de una fuente ligada al ministerio de Defensa, hasta ese entonces, unos dos mil militares mantenían inversiones en estas sociedades. “No sólo ellos, sino también existen familiares involucrados”, aseguró la misma fuente. El lucrativo negocio, aseguran algunos soldados, estaba siendo monitoreado hace meses por la Dirección de Inteligencia del Ejército, DINE. “Como te ven que tienes cosas materiales, algunos sospechan que eres hasta narcotraficante y deciden investigarte para saber de dónde viene la plata”, cuenta un suboficial.

Las capitalizaciones en las sociedades piramidales, según fuentes de la Tesorería castrense, llevaban años materializándose al interior de los cuarteles y existirían al menos cuatro empresas que se repartían la “torta”. Oviedo, tras meses recabando antecedentes, fue categórico debido los actos de corrupción investigados por los tribunales como el denominado “Milicogate”, las tareas de desminado en la frontera norte del país y las misiones de ciberguerra en el Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional. Millones de dólares defraudados por uniformados que una vez más parecían sucumbir a la tentación del dinero fácil.

Hasta ahora los más afectados son el grupo de los suboficiales. Algunos entraron tarde al negocio y, a diferencia de sus colegas del BOE, decidieron hacerlo entre varios, con un solo titular a cargo de la cuenta. Una suerte de cooperativa donde todos sumaban capital para enterar los 20 millones necesarios para rentar el 10% y repartirse cada mes las utilidades correspondientes a cada uno. Sólo en casos extraordinarios, reconocen la participación de captadores dentro de la misma institución.

“Yo comencé a invertir en septiembre después que un colega me contó. Las tasas eran tentadoras y decidimos meternos siete personas al negocio. Todos nos conseguimos préstamos y juntamos los 20 palos. El titular es el que nos deposita la plata de cada uno el cinco de cada mes”, recuerda un suboficial.

Algunos “clase” optaron por préstamos bancarios y otros solicitaron capital a la Mutual del Ejército y la Aviación, institución que descontaría mensualmente las cuotas por planilla. Si detrás de cada soldado titular de una cuenta existe esta suerte de cooperativa, el número de militares involucrados subiría de manera exponencial. De ahí el temor a que las autoridades del Ejército, tal como sugirió Oviedo en la circular, apliquen medidas disciplinarias dispuestas en el DNL 911 sobre “Reglamento de Disciplina de las Fuerzas Armadas”, efectuando las “denuncias ante algún tribunal competente”. “Hasta ahora sólo pueden saber quienes son los titulares, pero no los enganchados. Ellos son los más urgidos porque son los primeros que pueden faenar, aunque nos prometieron morir en la rueda”, explica un suboficial.

Obligados a juntar plata entre varios, por no contar con ahorros previos, los suboficiales constituyen el último escalafón de remuneraciones dentro del Ejército: un cabo primero gana 300 mil pesos, poco más del mínimo, y un cabo segundo alrededor de 500 mil. La mayoría no tiene casa propia y muchos se ven en la obligación de trabajar fuera de las dependencias de la institución de manera part-time. Algunos lo hacen como guardias en discotecas, guardaespaldas ocasionales y con las nuevas aplicaciones aprovechan de utilizar sus autos para taxear.
-Yo me acuerdo que tenía un suboficial, que ahora se fue a retiro, que trabajaba como guardia de seguridad en un burdel. El gallo se sacaba la mugre, era un hueón enorme, pesaba como 140 kilos, era tremenda bestia. Tú lo mirabai y te daba cuco. Trabajó en eso durante 6 años para poder pagarle los estudios a sus hijos- recuerda un oficial.

Son precisamente estas carencias las que hicieron que muchos militares invirtieran sus lucas en estas empresas. Al ver a sus compañeros con autos y departamentos nuevos, se hicieron la más elemental de las preguntas: ¿Y por qué yo no?

Notas relacionadas