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Nacional

8 de Abril de 2016

Así trabajan las temporeras de la marihuana: “Yo adoro a estas plantitas. Les hablo”

"Las había visto sólo por televisión. Nunca había tenido la oportunidad cerca de una de ellas, de tocarlas, de sentirles su aroma. Son mucho más lindas vistas así, en persona, además que yo las vi guagüitas, chiquitas, y las planté con estas mismas manos. Nosotros hicimos todo esto", cuenta Irma Vásquez, una de las mujeres que trabaja en el fundo Tierra Santa.

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MARIHUANA 26

El pasado 31 de marzo, The Clinic publicó el reportaje “Un día en la cosecha de marihuana más grande de Latinoamérica”. En éste, se cuenta que Chile se ha convertido en un referente para el resto del continente, y que desde hace cinco meses, la Fundación Daya y la agrupación Mamá Cultiva, se han dedicado a gestionar las 6.400 plantas de marihuana que servirán para dar tratamiento a cuatro mil pacientes de diversas patologías. Hace algunos días, en Quinamávida, comenzó la recolección de la siembra. Se espera que para mediados de mayo estén disponibles 1.500 kilos de cogollos para transformarse en aceite. Este viernes, la revista del mismo nombre que diario La Segunda recoge el testimonio de dos temporeras que trabajan en la recolección. Esta es la historia.

“Las había visto sólo por televisión. Nunca había tenido la oportunidad cerca de una de ellas, de tocarlas, de sentirles su aroma. Son mucho más lindas vistas así, en persona, además que yo las vi guagüitas, chiquitas, y las planté con estas mismas manos. Nosotros hicimos todo esto”, cuenta Irma Vásquez, quien nunca antes había metido las manos en la tierra, pues siempre se las arregló para trabajar lejos del mundo rural.

Irma recuerda que “cuando las plantamos había mucho viento y al otro día estaban todas dobladas en el suelo. Daba mucha pena verlas, pobrecitas. Pero comenzaron a crecer, y de a poco, las niñas estaban más afirmaditas”.

A propósito del sustantivo niñas, reconoce que “yo adoro a estas plantitas. Les hablo. De repente pueden pensar que estoy loca, pero a mí me gustan. Además, tenía ansiedad de ver cómo eran los cogollos porque como hablaban tantas maravillas pensaba ¿será tan así? Para mí, que no cosechaba ni tomates, esto es algo nuevo”.

“Mejor fúmate esto otro”

Silvana Muñoz tiene 50 años y es otra de las mujeres que trabaja en la recolección de los cogollos. A diferencia de Vásquez sí ha sido temporera.

“Yo sabía algo de la planta. Como fumo mucho cigarro, mi hijo trataba que lo dejara e insistía en que me hacía mal. Me decía: Mejor fúmate esto otro, que no te va a hacer tanto daño. Y hasta el día de hoy no lo he probado, pero dejo que él fume, porque sé que no le hace daño, al contrario, lo relaja”.

Dice que para ella trabajar en la cosecha ha sido muy beneficioso, pues “me di cuenta que es una planta que hay que quererla mucho, porque sirve para muchas cosas”.

Me siento bien viniendo a trabajar aquí, estamos haciendo algo importante”.

“Vengo feliz”

Edith Cortínez, de 49 años, también se desempeña en la cosecha.

“Yo vengo feliz, sobre todo para la finalidad que tiene esto para ayudar a los niños con cáncer y a la gente que sufre de dolores crónicos”.

A todas estas mujeres y todas las otras que también hablaron con Viernes, se les pagan 350 mil pesos mensuales, además de bonos y horas extras, platas que al parecer se ubican por sobre lo que habitualmente se gana en un trabajo como temporero.

Un día en la cosecha de marihuana más grande de Latinoamérica – The Clinic Online

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