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Poder

1 de Junio de 2016

Carlos Peña cree que Bachelet se pegó un tiro en la pata con la querella y afirma que algo así no se veía desde la Dictadura

"¿Una sociedad democrática debe tolerar o no que la prensa divulgue información, aunque finalmente resulte errónea, acerca de quien ejerce el máximo poder del estado? El derecho de las sociedades democráticas responde que sí, salvo que esa información haya sido dolosamente falsa, algo que no puede decirse que haya hecho la revista puesto que una cosa es proferir una expresión y otra publicarla siguiendo las reglas habituales y la urgencia del oficio", dijo el abogado.

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carlos peña A1

El abogado y rector de la U. Diego Portales, Carlos Peña, cuestionó el hecho, la finalidad, de que la Presidenta Michelle Bachelet haya presentado una querella por injurias y calumnias contra la revista Qué Pasa, esto por la publicación de las escuchas telefónicas al gestor inmobiliario de Caval, Juan Díaz, en donde figuró mencionada.

En entrevista con El Mercurio, y luego de haber criticado en una columna en el mismo medio la arremetida de la NM al respecto, Peña afirmó que políticamente va salir dañada, al tiempo que la acción judicial pudiera condicionar el actuar de los medios.

“En la cuestión ética los tribunales y la autoridad política deben enmudecer. Eso es imprescindible para la libertad de prensa. De otro modo la cuestión ética se convierte en un buen pretexto para controlar a los medios: un lobo con piel de oveja”, dijo.

Siguiendo con su argumento, Peña aseveró que “es evidente que el acto de publicar una declaración no es equivalente a adherir a su contenido. Por eso sorprende que la publicación de Qué Pasa sea materia de una querella. Algo así -un Presidente acusando a un medio de injuriarlo o calumniarlo- no se veía desde la época de la dictadura”.

“¿Acaso los medios deberán ahora cerciorarse de la verdad de todas las declaraciones antes de publicarlas para evitar ser objeto de querellas?, ¿acaso cometieron también delito los medios que publicaron o editaron las declaraciones relativas a Longueira o a Ominami? Evidentemente no. Ni en el caso de la Presidenta, ni en los otros casos, ha habido delito, salvo que se pruebe que hubo dolo, una intención directa y maliciosa de mentir. Pero atendido el contexto, es obvio que en este caso hubo intención (bien o mal ejecutada, ese es otro problema) de dar a conocer información que se juzgó de interés público. ¿O de verdad alguien piensa que los medios no debieron publicar las filtraciones de casos, como Caval o SQM, que han mantenido en vilo a la opinión pública en los últimos meses?”, se preguntó el columnista.

Consultado por los coletazos político, opinó que a Bachelet la querella “le hará más mal que bien y contribuirá a estropear más todavía su popularidad”.

“La gente sabe espontáneamente que el daño que le ha causado el caso Caval no es culpa de las insidias de la prensa, ni de los excesos de los periodistas, ni de una conspiración. ¿Será necesario repetir quiénes son los involucrados en ese caso y la razón de por qué ha terminado salpicando a la Presidenta?”, expresó.

Respecto de la libertad de expresión, propia del ejercicio del periodismo y del funcionamiento de una democracia, agregó que “¿una sociedad democrática debe tolerar o no que la prensa divulgue información, aunque finalmente resulte errónea, acerca de quien ejerce el máximo poder del estado? El derecho de las sociedades democráticas responde que sí, salvo que esa información haya sido dolosamente falsa, algo que no puede decirse que haya hecho la revista puesto que una cosa es proferir una expresión y otra publicarla siguiendo las reglas habituales y la urgencia del oficio” .

Finalmente, resumió que “una sociedad abierta cuida la libertad de prensa, incluso para cometer errores, como hueso santo, porque esa es la única forma de hacer el escrutinio y controlar los actos de la autoridad pública”.

 

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