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Opinión

2 de Junio de 2016

Boric y el quiebre con IA: “La relación con Revolución Democrática siempre fue una tensión”

El domingo recién pasado, el vocero de Izquierda Autónoma (IA) expulsó por el diario a su único diputado y la figura más reconocida del movimiento, Gabriel Boric. El lunes, Boric, junto a 43 dirigentes, anunciaron la creación de un nuevo movimiento político. A los cercanos, el quiebre no les sorprendió, pues las diferencias al interior de IA llevaban más de un año. Lo que se salió de madre fue el tono de la discusión por Facebook y las redes sociales. Acusado de caudillismo por sus excompañeros, el diputado asegura que nadie lo echó, que el quiebre no respondió a cuestiones personales y apuesta su capital a un movimiento amplio que vaya más allá de la esfera estudiantil para incluir otras luchas sociales. “El mundillo político radicado en el mundo estudiantil está muy encerrado en debates que no asumen el contexto de la política grande y la prueba más evidente es que la izquierda en Chile sigue siendo marginal”, asegura.

Andrea Moletto
Andrea Moletto
Por

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-Acabo de escuchar que unos diputados de la Nueva Mayoría te saludaron diciendo, “en todos los frentes está dura la cosa”, parece que quieren meterte en el mismo saco. ¿Te deprime?
No po, si está dura la cosa.

-Con el quiebre de Izquierda Autónoma por fin van a poder apuntarte con el dedo.
Me da exactamente lo mismo lo que los partidos tradicionales digan respecto a nosotros. Evidentemente algunos van a tratar de festinar, y creo que hemos dado motivos, pero mientras la esperanza esté, machucada, pero viva, da lo mismo lo que digan los de al frente.

-¿Estás machucado?
Sí, ha sido duro. Todos nos sentimos machucados, esto no cae solo en mí. Cuando la gente dice “el grupo de Boric” es pésimo, entiendo que pase, pero es una manera de ningunear a mucha gente y además ponerme mucha responsabilidad.

-Militas desde los 18 años en la Izquierda Autónoma, hay un quiebre con amigos, imagino que esto está siendo duro en términos afectivos.
Una de las desviaciones de la política hoy, en tiempos vertiginosos y de tanta ansiedad, es que se pierde de vista el componente humano. Y evidentemente para mí, como para nuestros compañeros, estos han sido meses difíciles. Muchas relaciones personales se han visto afectadas y ha sido muy triste, pero hay que mirar para adelante y tener altura de miras.

-¿Te has sentido traicionado?
No hago juicios morales a partir de diferencias políticas, creo que es un tremendo error esgrimir estos calificativos de “vendido”, “traidor”, que eluden la discusión de fondo.

-Dijiste “vendido”, ¿te han dicho eso?
Cuando uno pasa del movimiento social a la política institucional, hay quienes tienen los adjetivos muy en la punta de la lengua y en las redes sociales sale todo el tiempo. Creo que a Giorgio y a la Camila también les ha pasado, pero esos calificativos bloquean el debate.

-Para la gente es difícil entender que tu partido te eche.
A mí no me echaron, más allá de lo que se presentó el fin de semana. Hubo una división en Izquierda Autónoma, en donde un grupo importante de compañeros decidió salir del proceso que comenzamos hace un año, que llamamos de convergencia autonomista, y hay otros que decidimos perseverar en eso. Pero esto no se trata de mí no más, aunque sé que mediáticamente es como se presenta. Dicho esto, yo entiendo que las diferencias que tenemos son muy pequeñas, en comparación al Chile real, y hacia fuera es inexplicable que una organización chica como la nuestra, sin capacidad de incidencia en otros aspectos de la política, más allá del movimiento estudiantil, se divida por estas diferencias. Es propio de una cultura de izquierda que tenemos que madurar.
El otro día me escribió una chica de Puyehue, y si yo le digo que hay diferencias al interior de Izquierda Autónoma porque algunos queremos conversar con RD y otros con XX, no va a entender nada, porque el mundillo político radicado en el mundo estudiantil está muy encerrado en debates, que desde mi perspectiva, no asumen el contexto de la política grande y la prueba más evidente es que la izquierda en Chile sigue siendo marginal.

-¿Qué te pareció que el vocero de Izquierda Autónoma, Andrés Fielbaum anunciara tu expulsión en una entrevista en El Mercurio?
Es una cosa secundaria y estética, y puede ser feo, pero yo le he dado entrevistas a El Mercurio y La Tercera y no creo que uno sea un vendido por eso. He escuchado acusaciones a Andrés por eso y no me parece. La forma en que se realizó no fue la correcta, pero esto es algo que venía de antes. El proceso de diálogo interno ya estaba muy horadado. Que ellos hayan tomado la decisión final no implica que la responsabilidad caiga sólo en ellos.

-Se podría haber hecho en otro lugar que no fuera un diario.
Lo podríamos haber hecho de otra forma donde no hubiéramos dado un espectáculo tan triste por la prensa.

-Pero el espectáculo lo comenzaron todos antes por Facebook.
Las diferencias públicas comenzaron hace un mes, cuando se anuncia la candidatura de Jorge Sharp en Valparaíso y empezaron una serie declaraciones cruzadas bien duras, donde nuestros ex compañeros no compartían la decisión y se radicalizó con la visita de ellos al ministerio a entregar una propuesta a nombre de toda Izquierda Autónoma.

-Las discusiones por redes sociales, ¿son una nueva forma de hacer política?
Me parece positivo, como principio político, que las discusiones políticas se puedan dar públicamente. Pero de un tiempo a esta parte dejamos de ser capaces de procesar nuestras diferencias y esto llevó a que estas se expresaran de manera muy virulenta a través de las redes y eso nos hizo mucho daño. Fue un error de todos, no era necesario y me corresponde una autocrítica.

-Este quiebre, mediático y descarnado, ¿no los iguala a los otros partidos tradicionales?
Nuestras diferencias con los partidos tradicionales corren por otro carril, las convicciones, qué es lo que defendemos, nuestra autonomía del empresariado…

-Ya, pero hay un modo que se puede parecer…
Más que un modo, diría que en grupos humanos siempre se van a dar tensiones y lo importante es cómo se procesan esas tensiones. En esta oportunidad no fuimos capaces de hacerlo y tenemos que aprender de eso.

-¿Cuáles son las diferencias con Izquierda Autónoma?
Radican en la amplitud del movimiento a construir, con quién nos aliamos, con quién conversamos y en qué momento. Pero esas diferencias son menores y las debimos haber resuelto internamente. Al final son ellos los que deciden dar un paso al costado. Pero insisto, no estuvimos a la altura.

-Entonces hubo intransigencia.
Los compañeros que salen, creen que la emergencia política se juega en la reforma educacional, y nosotros creemos que hoy hay una serie de otras luchas en las cuales nos tenemos que insertar. Luchas por el patrimonio, las medioambientales, de cómo se construye ciudad, lo que pasó en Chiloé, el derecho a la vivienda. Había temor que Izquierda Autónoma se convirtiera en un partido chasis, en donde quepa cualquiera para hacer cualquier cosa.

-Andrés Fielbaum, en El Mercurio habló de un “PPD más a la izquierda”, algo bien ofensivo.
Construir un partido instrumental es un riesgo contra el que hay que advertir y rebelarse, pero no creo que nosotros hayamos estado en eso.

-En estas diferencias al interior de la Izquierda Autónoma aparece todo el tiempo Revolución Democrática. ¿Hubo celo especial con RD?
La relación con RD siempre fue una tensión en nuestra organización, en particular por la presencia que tenían en el Mineduc y por decisiones que tomaron en el marco de la reforma. Por ejemplo, ellos aprobaron la carrera docente. Pero con RD compartimos, pese a que venimos de culturas políticas distintas, objetivos en el mediano y largo plazo que por responsabilidad nos obligan a dialogar más de lo que hemos hecho ahora, y eso es una de las cosas que a nosotros nos interesa apuntar. Tenemos la convicción de que hay que construir un diálogo fraterno y permanente con las organizaciones que se están constituyendo en la izquierda por fuera de la Concertación. Esto incluye a RD, Izquierda Libertaria, la Fundación Emerge donde está Cristián Cuevas, Fundación Crea, la Unión Nacional Estudiantil, Convergencia de Izquierda y otros.

-Tu alianza con Giorgio Jackson fue generando una molestia dentro de Izquierda Autónoma.
Había quienes sostenían que mientras RD estuviera dentro del ministerio no era posible realizar iniciativas conjuntas.

-Pero se fueron del Mineduc días antes que Andrés Fielbaum anunciara el quiebre.
Es que RD no es el principal motivo, pero sí el más mediático. Lo más sustantivo es que nuestros compañeros decían que el conflicto educacional era el central y todo lo demás se tenía que subordinar a este.

-Quizás quedarse en el ámbito educacional permite mantenerse en un terreno protegido, donde este mundo de la izquierda, que a veces peca de soberbia intelectual, no tiene tantas fisuras ni tensiones internas.
No me hago parte de tus adjetivos. Pero en la medida que fuimos conociendo otras experiencias, nos fuimos dando cuenta que la política que se da dentro de lo educacional es muy cerrada y no todas sus lógicas son reproducibles fuera del conflicto educacional. Uno de los problemas de su proceso de constitución, es que Izquierda Autónoma estaba muy estudiantilizado. Construir un movimiento político amplio pasa por superar esas prácticas del movimiento estudiantil.

-¿Cuáles son esas prácticas?
El discurso donde el PS es la derecha, no es real en Chile. Hay una situación que me marcó mucho: el 2008 fui al cambio de mando de la Católica, y escuché a la consejera del Movimiento Gremialista, nunca había escuchado una cuestión así. Ahí me di cuenta que en nuestra formación, al interior de Chile, faltaba todo un mundo conservador, que defiende valores liberales que son los que se discuten en la política grande. Los partidos de la Concertación fueron barridos del conflicto estudiantil, porque no tienen inserción en los movimientos sociales, pero a la hora de tomar las decisiones, los partidos del viejo orden tienen el 95% de la representación en las instituciones. Son mundos donde uno tiene que buscar un equilibrio, y siento que está desbalanceado al interior de Izquierda Autónoma.

-¿Hay una suerte de “purismo ideológico”?
Hay una discusión respecto de ser un partido de cuadros muy formado, que defiendan una tesis, sin fisuras. Lo que vamos a hacer nosotros tiene que tener más amplitud que eso.

-Dudaste de esa formación entonces…
Una virtud esencial en la política es la capacidad de dudar y yo creo que hay que tomar distancia de las certezas irreductibles. Ser capaz de ir ajustándose, sin transar los principios, algo que creo hemos hecho en el parlamento.

-¿Izquierda Autónoma se te fue transformando en algo un poco infantil?
En ningún caso infantil. A todos nos faltó perspectiva, a mí no me interesa armar de esto una pelea con Andrés, de acusarnos con el dedo. Todos cometimos errores, las responsabilidades cada uno las atribuye al otro, pero no vale la pena hacer un show.

CAUDILLISMO
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-Se te acusó de caudillismo, ¿esa es la crítica que más te dolió?
No es lo que más me dolió, estoy de acuerdo con Andrés de que el caudillismo es una desviación que hay que combatir. El caudillismo se da cuando una organización se sustenta en una persona, un líder carismático, que toma decisiones por fuera. Siempre he sostenido que cualquier líder imprescindible es un mal líder. Soy producto de una construcción colectiva, del esfuerzo de muchos, no creo que mis virtudes personales sean lo único que me trajo acá. No creo que hayamos caído en caudillismo. Quizás hay una valorización diferente del capital que hemos construido que hoy día me toca a mí, pero ojalá en un futuro sean varios, y en vez de verlo como una carga, verlo como posibilidad.

-Tu liderazgo empezó a transformarse en un problema.
Para algunos sí, pero no sólo en torno a mí. El problema que tuvimos no se trata ni exclusiva ni principalmente de mí.

-Se te acusa de caudillismo porque te habrías impuesto, con algunas decisiones electorales, por sobre la democracia interna.
Es una distinta valoración de los hechos. No tomé ninguna decisión electoral por mí mismo, respaldé el proceso de Valparaíso que se había definido en una serie de asambleas regionales.

-Parece que pasa en todos los grupos humanos, hay uno que brilla, que convoca.
La política no es para aventuras personales. Si no se logra construir una fuerza con musculatura propia, los proyectos son muy frágiles, y si no damos ese salto esto va a durar lo que dura una persona, y es pan para hoy y hambre para mañana. Todas las organizaciones tienen liderazgos importantes, el PS con Allende, la DC con Frei, pero detrás de eso había una musculatura inserta en luchas sociales importantes. Ese capital político tiene que aprovecharse para la construcción colectiva, pero otros lo ven como un problema.

-Al entrar al Congreso, un mundo al que la IA no tenía acceso, quizás fuiste soberbio.
Muchas veces he sido soberbio, pero siempre he hecho un esfuerzo por no olvidar de dónde venimos. Nosotros nunca pensamos que íbamos a ganar. El cómo administrar ese triunfo fue una tensión permanente en la organización, estábamos haciendo camino en un bosque que dificultaba ver porque no sabíamos hacer campaña ni estar en el parlamento ni hacer un partido. Todo eso ha sido ensayo y error, y en esta vuelta nos pasó la cuenta.

-Mientras tu figura y la de Giorgio Jackson han subido en la valoración de la gente, la causa que los llevó al parlamento, la lucha educacional, ha ido en baja. ¿Se han transformado en líderes mediáticos sin contenido?
La reforma educacional no la va a solucionar una persona. Uno no puede atribuirse ni las virtudes ni los defectos del proceso. Hoy cuesta ver la foto más grande, pero todo proceso de cambio social se demora años. Respaldo a los actuales dirigentes estudiantiles, a Camila Rojas, de la FECH, a Daniel Gedda de la FEUC, Jorge Rauld de Valpo, Nicole Cornejo en Valdivia, Pamela Contreras en Magallanes, Nataly Campusano en las privadas, la Carolina Figueroa en la UDP. Pero los movimientos sociales pasan por ciclos, el 2011 fue una fiesta, pero reconstruir a partir de esos momentos de explosión es muy difícil. Eso no implica que nos desmarquemos de la causa porque sea más impopular. La voy a seguir respaldando incondicionalmente.

-Andrés Fielbaum acusó a tu sector de utilizar la reforma educacional con fines electorales.
Sí, y es una acusación injusta. Si fracasa la reforma educacional es un fracaso de todos. No nos interesa agitar descontento buscando que fracase para lograr adhesión electoral. Lo descarto de plano.

INMADUREZ

-¿Cuáles son tus dudas ahora?
Un cuestionamiento existencial que tengo es que nosotros queremos transformar Chile y pienso, ¿cómo vamos a transformar Chile si nos sacamos la chucha entre compañeros? Eso me hace mucho ruido. Y lo otro es la marginalidad de la izquierda, de cómo somos tan buenos para dividirnos en momentos donde el adversario es tan poderoso. ¿Cómo vamos a incidir si estamos en permanente fragmentación?

-¿Cuáles son las razones por las que se sacan la cresta entre compañeros?
La falta de perspectiva histórica, dejar de ver la foto grande, inmadurez. Estamos haciendo camino al andar y no sabemos cómo se hace, pero es importante entender que no estamos partiendo de cero. Somos herederos de luchas pasadas y tenemos que aprender de lo que le pasó al PS en los 50, de los grupos que lucharon contra la dictadura, de la irrelevancia de la izquierda extraparlamentaria en el proceso de transición. Como no vivimos eso, muchas veces cometemos los mismos errores y eso es algo que tenemos que interiorizar si queremos aprender.

-Inmadurez ¿en qué sentido?
Entender que tenemos más cosas que nos unen que las que nos separan. Yo no he renunciado a mis principios por estar en el parlamento.

-“Negociar”, “transar”, son términos que pueden sonar horrendos.
La política es el arte de ser capaces, sin transar los principios, de ponerse de acuerdo entre posiciones que tienen matices diferentes. Creo que eso todos lo entendemos, si no es un diálogo de sordos. Tenemos que confiar en el que tenemos al frente en particular en política.

-¿Y ahora qué viene?
Hicimos una convocatoria y sin dejar de lado las luchas sociales, vamos a empezar un proceso congresal donde vamos a discutir durante un mes, de manera pública, los pasos a seguir. La idea es formar un movimiento político amplio con la fuerza para dialogar con otras organizaciones de la izquierda.

-Cuando hablas de alianzas, ¿el PC es alguien con quien aliarse?
Mientras esté en la Nueva Mayoría, no.

-¿RD?
Alianzas meramente electorales, no muchas gracias. Alianzas a base de principios, estrategias políticas y objetivos comunes, hay que conversarlas, pero esas conversaciones no se han dado. Y queremos contribuir a que esos diálogos se abran, no sólo con RD.

-¿Hay un sector de los estudiantes que siente que les estás dando la espalda?
Puede ser, pero el 6 de junio voy a estar en las calles, tal como todos quienes estamos hoy lo hemos estado los últimos cinco años. No me olvido de dónde vengo y por qué estoy acá.

-¿Cómo se llaman ustedes ahora?
Eso se va a discutir, seguimos en el Movimiento de Convergencia Autonomista.

-¿Quieren ser partido político?
Es una discusión que tenemos que dar, pero no nos vamos a poner a juntar firmas desde mañana, eso no tiene ni pies ni cabeza.

-¿Quiénes son “nosotros”? ¿Cuántos son?
Estamos en quince ciudades de Chile. Debemos ser 400 o 500 personas. Y del otro lado debe ser un número parecido, pero estamos haciendo un nuevo catastro.

-Muy poco, ¿o no?
Es un montón. Para comenzar a levantar una organización es mucho. ¿Cuánta gente crees que va a una reunión del PPD por convicción? ¡Poquísimos! La carta que sacamos el lunes la firmaron 43 dirigentes que representan a mucha gente, es un puntapié para comenzar a trabajar, en momento que la política está muy deslegitimada. Te hablo de gente dispuesta a trabajar por la organización, más que poner un like en Facebook.

-¿Te esperabas este final?
Hablaría de un nuevo comienzo y lo veo con mucha esperanza, porque después de haber estado en un proceso de discusión interna, nos vamos a poder desplegar a hacer política. Tomamos caminos diferentes, pero nos vamos a volver a encontrar. A todas las organizaciones políticas les cuesta mucho partir, el Partido Obrero Socialista de Recabarren tuvo un parlamentario, durante mucho tiempo, la DC tuvo tres diputados y un senador durante tres periodos, pero a la vez se fueron insertando en luchas sociales reales, el mundo campesino, la reforma agraria, las federaciones estudiantiles… Tengo un muy buen augurio.

-¿No crees que tienes mucha responsabilidad ahora?
Es una carga súper pesada que no es sostenible para una sola persona, por eso es importante un colectivo.

-¿Estás pensando en la reelección?
Humanamente es muy desgastante, porque todos los frentes de la vida se ven muy dañados con un estilo de vida como este, pero para ir a la reelección hay tres mínimos: tener un movimiento político a nivel nacional, porque mi rol no puede seguir siendo el de los discursos sin incidencia real; tener una buena evaluación en Magallanes, porque si ellos estiman que lo hice como las pelotas, entonces no; y que sea en Magallanes, no voy a hacer turismo electoral.

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