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Opinión

3 de Junio de 2016

Columna de Miguel Paz: “Todos somos Bachelet”, el oportunismo ético del debate sobre su querella contra Qué Pasa

El debate sobre el mérito periodístico de la publicación de Qué Pasa y los criterios editoriales que fallaron evidentemente en esta situación, puede y debe ser tenido. Con muchas voces y muchísimo rigor. Aún más: se hace escandalosamente evidente la necesidad de que en las Escuelas de Periodismo chilenas (hay más de ¡30!) haya muchos más debates, análisis y publicaciones sobre los dilemas éticos de la profesión, el futuro de los medios, lo que estamos enseñando a los estudiantes y de cuánta falta hace tener Universidad en el sentido clásico del término y no en la lógica tecnócrata profesionalizante del modelo actual de acreditación académico chileno, que no es otra cosa que el cementerio del conocimiento y las artes liberales.

Miguel Paz
Miguel Paz
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Es tristemente repetido el debate de si la Presidenta Michelle Bachelet está en lo correcto o no al querellarse contra la revista Qué Pasa por su publicación de transcripciones de escuchas telefónicas donde uno de los investigados en el caso Caval (que destapó el mismo medio el año pasado y se adjudicó un premio por ello) afirma que parte del dinero de las operaciones tránsfugas iría supuestamente a parar al bolsillo de la Mandataria.

Como en tantas situaciones anteriores en las que se enfrenta el interés público de un caso relevante con la publicación de informaciones relativas a su investigación, las opiniones de quienes defienden y apoyan la decisión de Bachelet de querellarse, se basan en adhesiones y no principios.

Los periodistas vivimos con esas opiniones a diario: si escribes de las malas andanzas de alguien de derecha, un segmento te trata de comunista y resentido. Si es a la inversa, eres un fascista, parte de un plan maquiavélico. Si te toca escribir de alguno de los billonarios y sus compras de políticos, eres héroe del pueblo o un activista que odia a los empresarios. Si escribes del festín del Presidente de la CUT o la compra trucha de helicópteros por parte del Ejército: antisindicalista y antimilico.

Es entendible: quiénes adhieren a un ideario u otro no pueden en muchos casos enfrentar sus ideas con los hechos cuando no les gusta la realidad. Hacerlo supone razonar y cambiar de opinión, es decir, cambiarse a si mismo. Algo en extremo difícil. De ahí que para estos y aquellos, algo será bueno en un caso y malo en otro en base al mismo tipo de escándalos, y usando los mismos argumentos que luego son convenientemente desechados cuando la que baila con la fea es una persona o una institución que representa su ideario. Es decir, se actúa y opina con un código de ética binaria y oportunista. A lo Donald Trump.

El debate sobre el mérito periodístico de la publicación de Qué Pasa y los criterios editoriales que fallaron evidentemente en esta situación, puede y debe ser tenido. Con muchas voces y muchísimo rigor. Aún más: se hace escandalosamente evidente la necesidad de que en las Escuelas de Periodismo chilenas (hay más de ¡30!) haya muchos más debates, análisis y publicaciones sobre los dilemas éticos de la profesión, el futuro de los medios, lo que estamos enseñando a los estudiantes y de cuánta falta hace tener Universidad en el sentido clásico del término y no en la lógica tecnócrata profesionalizante del modelo actual de acreditación académico chileno, que no es otra cosa que el cementerio del conocimiento y las artes liberales.

La realidad es otra. Ante la falta de debate, la guerra de sordos en Twitter, igual de intensa y rápida que un encuentro sexual callejero. Frente a la ausencia de análisis comparado, el comunicado lubricado con el éxtasis de lugares comunes y paleoperiodismo del Colegio Profesional del rubro.

Insisto: hace mucha falta el debate. Y no creo que lo tengamos de verdad. Como no lo tuvimos antes en el caso de El Dínamo y el diputado Ceroni, o el caso de Andrónico Luksic y su video en Youtube, el de Hasbún y sus whatsapps con Carlos Délano, El Mostrador (cuando yo trabajaba ahí) y la publicación sin ninguna edición de los nombres de víctimas y testigos de cargo del caso Karadima, y podría seguir enumerando.

Lo bueno, pese a todo, es que los medios viven de su credibilidad y serán los lectores de la revista sus mayores jueces (estoy seguro que ya hay muchos que han dado su veredicto: Qué Pasa es un medio subvencionado por Copesa y apunta a una élite bien reducida).

Lo irónico de los comentarios que he leído sobre el historial “golpista” de la publicación y de las acusaciones de manipulación de parte de Copesa y su controlador Alvaro Saieh, es que se olvidan — por ignorancia o astucia — que si ha habido un diario oficialista (el medio con el cual el poder político negocia coberturas, tempos y se dispone a recibir coscorrones a cambio de canales abiertos y fluidos de entendimiento) en el Chile de los últimos 15 años, ese ha sido La Tercera y sus satélites como Qué Pasa. Fue el diario de Lagos (cuando Saieh le bajó la cortina al reporteo del Mop-Gate), Longueira, Insulza y Correa. Y lo fue de Bachelet en su primer gobierno, pese a las sospechas del círculo RDA, de la Jupi y Juanito Carvajal.

En lo judicial: el mérito de la prueba recae en la ciudadana querellante Bachelet por lo que su abogado, Juan Pablo Hermosilla, deberá demostrar su tesis sobre la intencionalidad de Qué Pasa de mancillar la honra de la Presidenta y de cómo este medio, al retirar las afirmaciones telefónicas de Juan Díaz, lo reconoce implícitamente. Cual sea el desenlace de esta historia en Tribunales, ya se puede desprender de la acción un efecto inverso al esperado: de hoy en adelante el medio que yerre preferirá no hacer correcciones ni retractarse debido a que si lo hace, esto podrá ser usado en su contra como base argumental de querellas y demandas.

En lo profesional: es una buena mierda tener que recordar cada tanto que los principios fundamentales de libertad de expresión y prensa se defienden incluso cuando no sean populares. Una lección que dejaron los periodistas independientes y con valentía que hicieron su pega en la dictadura.

* Profesor en CUNY J-School y fundador de Poderopedia.

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