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Nacional

5 de Junio de 2016

Carlos Peña dispara contra la doble personalidad política de Bachelet

“La distinción tendría un objetivo aparentemente razonable: poner de manifiesto que, frente a la maledicencia, ella está tan herida en su honra como lo estaría cualquier hijo de vecino. Ella no se sentiría dañada como Presidenta, sino como persona común y corriente, y en este último carácter habría recurrido a los tribunales. Suena bien. Pero no está bien. Y no está bien por dos razones. La más obvia es jurídica”, escribió en su tradicional columna en El Mercurio.

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carlos peña a1

Presidenta o ciudadana es la dicotomía que el columnista de El Mercurio y rector de la UDP, Carlos Peña, se planteó en torno a la querella presentada por la Mandataria en contra de revista Qué Pasa.

“La distinción tendría un objetivo aparentemente razonable: poner de manifiesto que, frente a la maledicencia, ella está tan herida en su honra como lo estaría cualquier hijo de vecino. Ella no se sentiría dañada como Presidenta, sino como persona común y corriente, y en este último carácter habría recurrido a los tribunales”, dice Peña.

Y punto a punto, concluye: “Suena bien. Pero no está bien. Y no está bien por dos razones. La más obvia es jurídica”.

Peña asegura que quien ostenta el cargo está, por cierto, más expuesto al escrutinio público, de la prensa y que por esa razón posee “un umbral de protección” judicial superior al de un ciudadano común.

“Así, entonces, cuando la Presidenta pretende que su querella contra los periodistas es la de una simple ciudadana, aparece pretendiendo un umbral de protección mayor al que, en razón de su cargo, está sometida. Así, lo que pudo ser un gesto de sencillez -decir que no actúa como Presidenta, sino como ciudadana- acaba siendo, objetivamente, una estrategia de protección. Pero eso no es aceptable: la Presidenta no puede esgrimir (como lo hizo) su carácter de ciudadana cercana y empática para obtener el poder presidencial, y luego (como se la hace aparecer hoy) esgrimir ese mismo carácter para evitar las servidumbres que ese poder le impone”, señaló.

A juicio del columnista, existe una segunda razón, la política, que merece ser analizada a la luz de la conducta judicial adoptada por Bachelet.
Indicó que al usar la figura de “mera ciudadana”, Bachelet busca sacarle partido al atributo de su cercanía, de persona de a pie, “ese talante que justamente por no presumir de aura alguna, la tenía”.

“Pero ese hechizo -como las encuestas lo ponen de manifiesto- se deshizo. Y se esfumó como consecuencia del mismo caso al que pertenecen las declaraciones que la enardecieron y por la publicación de las cuales ahora se querella. La situación entonces no puede ser peor. La querella, en vez de apagar el fuego de Caval, lo sopla y lo atiza: mantiene en la esfera pública, a disposición de las audiencias y de la ciudadanía de a pie, impidiendo se le olvide o se desvanezca, el mismo caso que ha erosionado su prestigio y que con esta querella intentó absurdamente contener”, reflexionó Peña.

Para Peña. el análisis del contexto que pesa sobre la querella permite que las voces comparen a Bachelet con Cristina Fernández, el “Ecuador de Correa”, que el caso Caval vuelva a La Moneda, críticas de organismos internacionales por el ataque a la libertad de expresión y suma y sigue.

“No cabe duda. La estrategia de la querella parece diseñada por un adversario de inteligencia enrevesada que se hubiera propuesto no sacar nunca a la Presidenta de esa arena movediza -el caso Caval- por la vía de convencerla de que está saliendo, mientras al mismo tiempo le sugiere hacer todo lo necesario para hundirse todavía más en ella”, concluyó.

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