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Nacional

5 de Julio de 2016

Padrastro de Érika Olivera deja el país tras denuncia de abuso sexual en su contra

Tras la denuncia de violaciones reiteradas y abuso sexual en contra de su padrastro que interpuso la atleta nacional, Ricardo Olivera decidió dejar el país.

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oliveraerika

Luego de que la destacada deportista chilena, Érika Olivera, interpusiera una denuncia en contra de su padrastro por haber abusado sexualmente de ella por más de diez años, Ricardo Olivera Barraza salió del país.

Este martes, la Fiscalía Sur anunció la apertura de una investigación en contra del también pastor evangélico, con el fin de indagar los presuntos delitos cometidos en contra de la atleta.

Según La Tercera, habría sido este domingo, un día después de que se publicara una extensa entrevista a la deportista en la revista Sábado de El Mercurio donde revelaba esta historia de abuso, que su padrastro salió por el paso Los Libertadores rumbo a Argentina, país donde también tiene residencia.

Dentro de las próximas diligencias de la Fiscalía se encontraban las de identificar el paradero del denunciado y tomar declaración a Érika Olivera, quien se encuentra en Brasil.

Así, además de la posible prescripción de los delitos el Ministerio Público tendrá que enfrentar esta nueva dificultad en la indagatoria.

En la citada entrevista la deportista recordó: “debo haber tenido 5 años la primera vez que me abusó en el campamento. El dormitorio estaba empapelado con un papel mural rojo tipo kraft, él mismo lo había forrado. Él empezó mostrándomelo como un juego, con caricias y después fue avanzando. Esa primera vez no entendí lo que pasó, era una niña, no cachaba nada. Él siempre decía que eso nadie lo tenía que saber. Pasó varias veces más y después nos fuimos a Puente Alto. Yo estaba feliz. Creía que al irnos a una casa sólida, con más vecinos, eso se iba a acabar. Pero ahí siguió peor”.

“A veces, en la noche, él iba al dormitorio nuestro y ahí molestaba un poco, me tocaba cuando estaban mis hermanos. Pero generalmente las cosas se daban en el día, cuando mi mamá no estaba, porque él no trabajaba o lo hacía en turnos como inspector de micros. Después, mi mamá llegaba en la noche y yo había estado llorando todo el día. Me demoré en contarle”, agregó.

Érika, explicó que cuando fue más grande, su padrastro empezó a chantajearla para seguir abusando de ella.

“Más grande, cuando ya no podía forzarme físicamente tan fácil, comenzó a funcionar como un chantaje. Viví chantajeada mucho tiempo. Esto fue por 11 años, no había una semana que no pasara nada. Para ir a una carrera o salir a un entrenamiento, tenía que aceptar lo que él me decía: ¿quieres esto?: sabes lo que tienes que hacer. El hacía una señal con el dedo, indicándome lo que iba a pasar, lo que íbamos a tener que hacer. Si alguna vez ponía resistencia, no había plata para nada en la casa, no le pasaba plata a mi mamá. Vivía obligada”, relató.

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