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Nacional

15 de Agosto de 2016

Médicos a la pizarra: extranjeros versus Eunacom

Según un catastro del Ministerio de Salud, en Chile existe un déficit de 3.800 médicos especialistas, cifra que podría agravarse si es que a fines de este año los casi 1.200 médicos especialistas titulados en el extranjero no logran aprobar el Examen Único Nacional de Conocimientos Médicos (Eunacom), requisito para que profesionales nacionales y extranjeros puedan trabajar en el sistema público. Senadores acusan un negocio alrededor del examen, mientras la prueba se apresta a ser revisada por el Estado por primera vez desde su creación. Los médicos extranjeros, en tanto, aspiran a trabajar en los puestos que los médicos chilenos han dejado vacantes.

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El 28 de julio de este año, Francisco Escaurido, oncólogo cubano con más de 25 años de experiencia –dos de ellos trabajando en el Cesfam Dr. Juan Daminovic de Punta Arenas- recibió un correo electrónico que había esperado por semanas: los resultados del Examen Único Nacional de Medicina (Eunacom), cuya aprobación permite a médicos nacionales y extranjeros trabajar en el sistema de salud público chileno.

Hacía dos semanas que el doctor cubano se había trasladado en avión hasta Santiago para ser uno de los 1.075 médicos titulados en el extranjero que rendirían la versión invernal del Eunacom, el pasado 13 de julio. Todo previo pago de los 180 mil pesos que cuesta la inscripción para la parte teórica del examen; una prueba estandarizada de alternativas estilo PSU. De aprobar dicha fase, los aspirantes deben desembolsar otros 420 mil pesos: el costo de los exámenes prácticos.

Para Francisco, de algún modo su vida siempre estuvo ligada a Chile: nació en Santiago de Cuba, y cursó sus estudios superiores en la Facultad de Medicina Salvador Allende, perteneciente a la Universidad de La Habana.
El año 2013 se decidió a visitar el país como turista, y luego de ver las condiciones de vida a las que podría acceder, decidió radicarse de manera definitiva. Tras no encontrar trabajo en Santiago, probó suerte en la distante Punta Arenas, ciudad que ya acusaba la falta de oncólogos –su especialidad- en los hospitales regionales. Francisco cambió el templado clima del Malecón por los fríos vientos del fin del mundo.

Casi al mismo tiempo en que Escaurido ingresaba al sistema público, el Congreso aprobó un proyecto de ley que otorgaba a todos los médicos titulados en el extranjero –y quienes se encontraran trabajando en recintos públicos hasta diciembre de 2014-, dos años de prórroga para aprobar el Eunacom. Su plazo vence este verano.

Francisco obtuvo un puntaje de 49,65; poco menos de un punto y medio por debajo del requerido para aprobar. El resultado de sus colegas titulados en el extranjero no fue mejor: 61% de ellos tampoco aprobó el examen. A diferencia de los graduados en escuelas chilenas, grupo que suele aprobar, en promedio, cerca del 80%.

“Me siento disgustado con el sistema. Me he sacado la mugre estudiando cosas que no veía hace 25 años para esto. Yo llegué aquí porque faltaban oncólogos de mi especialidad, la comunidad quiere que me quede pero desde Santiago me dicen que me tengo que ir”.

Según un informe del Ministerio de Salud, actualmente existen 1.174 médicos titulados en el extranjero que se encuentran trabajando en distintos recintos públicos del país. De no aprobar el examen de diciembre, deberán ser despedidos de sus actuales puestos, aumentando de golpe el grave déficit de médicos especialistas a lo largo del país.

“No es que esté en contra de la evaluación, pero, ¿no existe otra solución más operativa que dejar a tantos médicos fuera del sistema público, por sólo un punto en un examen?”, reflexiona Francisco.

HISTORIA DE LA PRUEBA

Mil doscientas mesas dispuestas simétricamente a pocos centímetros una de la otra, en el enorme salón de Espacio Riesco. Un ambiente tan tenso que se puede oír el ruido de los lápices grafito al marcar cada alternativa. 180 preguntas que deben ser respondidas en dos tandas de 90 minutos: apenas sesenta segundos por cada una. Uno de los balances positivos de los organizadores para esta edición, es que no se reportaron desmayos como en faenas pasadas. Una ironía: en un salón repleto con un millar de médicos, tu única esperanza de ser atendido en caso de desvanecimiento sería con la enfermera contratada especialmente para supervisar a los galenos.

La historia del Eunacom se remonta a mediados de la década de los 90’, cuando los decanos de las facultades de medicina más tradicionales del país – U. de Chile, Austral, PUC, U. de Concepción, de la Frontera, de Santiago y de Valparaíso -, agrupados bajo la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech), decidieron crear un mecanismo para medir el nivel de los estudiantes egresados de sus instituciones y para asignar los cupos a sus programas de especialización. El año 2003 comenzó a aplicarse el Examen Médico Nacional (EMN), antecedente directo del Eunacom.

En el documento que creaba el EMN, se destacan dos razones fundamentales para su implementación: la gran cantidad de escuelas creadas durante los años 90’ y el sostenido aumento en la inmigración de médicos extranjeros; principalmente gracias a tratados bilaterales firmados por Chile que no estipulaban ningún tipo de evaluación de sus competencias profesionales.

Con los años, Asofamech fue integrando a más escuelas –hoy son más de 20-, y el examen fue visto con buenos ojos por parte del gobierno. El año 2008, el Congreso promulgó la Ley 20.261, la cual estipulaba la aplicación de un nuevo examen de conocimientos como requisito para los médicos recién egresados que quisieran trabajar en el sistema público, y que además desearan postular a las becas de especialización que ofrece el Estado. Tomando en cuenta las altas tasas de inmigración que Chile comenzó a experimentar a comienzos del nuevo milenio, el diputado Sergio Aguiló propuso a última hora un polémico inciso: el examen también funcionaría como una forma de revalidación para que los médicos titulados en el extranjero pudieran ejercer –en el campo público o privado- en Chile. El Estado le encargó la confección de este examen a la Asofamech, quienes el año 2009 aplicaron por primera vez la prueba.

Actualmente, la versión invernal del Eunacom no sólo se caracteriza por tener menos inscritos que su símil de diciembre –aproximadamente la mitad-, sino porque además la enorme mayoría de quienes la rinden son extranjeros. En este caso, además, el 85% de ellos eran repitentes: al igual que Francisco Escaurido.

Para Beltrán Mena, uno de los doctores propulsores del proyecto y quien dirige el examen desde su creación, la prueba sólo busca medir los conocimientos básicos necesarios para ejercer la medicina en el país. “Muchos de los detractores de la prueba alegan que son preguntas rebuscadas, pero lo que no saben es que nosotros pasamos por un proceso muy riguroso para generarlas, tanto en lenguaje como en contenido”.

Afirma que, durante el año, recibe constantemente visitas por parte de la PDI y de fiscalías que investigan casos de muerte por negligencia médica a lo largo de Chile. “Llegan preguntando si yo le aprobé el examen a tal o cual persona, quieren revisar su historial, y en la gran mayoría de los casos se trata de médicos que no aprobaron su Eunacom”.

“Esto de la salud es serio, si el tipo no sabe qué antibiótico recetar, el paciente se muere. Sabemos que faltan médicos, los necesitamos, pero me parece que lo mínimo es exigirles a aquellos que lleguen que tengan los mismos conocimientos con los que trabajan los médicos chilenos”, concluye Mena.

NEGOCIO PARA ALGUNOS

Bajo tanta tensión, no es de extrañar que al ingresar el término “Eunacom” en Google, las primeras dos respuestas que arroja el motor de búsqueda corresponden a la publicidad de instituciones que prometen la mejor preparación para el examen. Con eslóganes del tipo “¡Prépárate con Glocalmed!”, “Estudia por menos de $5000 la hora” –y el más delirante- “Resultados 100% garantizados, aprueba el examen o toma nuestro siguiente curso GRATIS!”. Los institutos buscan captar nuevos clientes para un negocio que semeja, en una escala menor, al de los preuniversitarios. De ahí que los cursos de preparación pueden llegar a costar más de un millón 200 mil pesos.

El doctor Guillermo Guevara, quien resultó ser el mejor puntaje en la edición 2009 del examen, es también, desde hace varios años, el director de una de las empresas que ofrecen sus servicios para preparar el Eunacom. Curiosamente, Guevara es además uno de sus principales detractores.

“Estoy consciente de las falencias del examen y de lo discriminatorio que puede llegar a ser para los graduados en el extranjero”, sostiene, y se apura en añadir que “no se debe defender algo lleno de deficiencias, simplemente porque es rentable”.

Para Guevara, el examen debería replantearse por completo, “comenzando por la ley que lo crea y el reglamento que lo regula, que encargan el examen a Asofamech, sin dar potestades de control profundas al Ministerio de Salud”, afirma. “Además debe haber mecanismos que permitan revisar y objetar la prueba, de modo de asegurar que esté bien confeccionada y que efectivamente evalúe los conocimientos que debe tener un médico general. Muchas de las preguntas son muy difíciles o específicas y muchas otras están mal confeccionadas, inducen a error o tienen más de una respuesta correcta”.

Otro de los aspectos más criticados del examen por parte de los médicos extranjeros es el uso del lenguaje. En una versión pasada del examen, una de las preguntas relativas a la atención pediátrica incluía la palabra “guagua” en su enunciado. Los médicos ecuatorianos, uno de los grupos de extranjeros más numerosos que llegan a rendir el examen, se vieron miraron extrañados: para ellos, el vocablo “guagua” quiere decir “micro”. De todas formas, esa pregunta fue eliminada en el proceso de corrección.

Sobre la alta reprobación de extranjeros, Guevara afirma que en la mayoría de los casos se trata de “médicos especialistas que llevan algún tiempo fuera de la universidad, mientras que los chilenos que lo rinden están recién egresados, con conocimientos frescos. Además, todas las universidades chilenas preparan para el Eunacom. Si se le aplicaras el examen a médicos chilenos titulados hace más de 5 años, probablemente también reprobarían”.

Eso, a su juicio, sumado a la falta de información sobre el examen, generaría que “muchos extranjeros no saben cómo estudiar para rendirlo, y por eso, al enfrentarlo por primera vez, ni siquiera alcanzan a responderlo”.

DÉFICIT DE MÉDICOS

Otro de los principales detractores de la aplicación de este examen, es el senador Alejandro Navarro, quien encabezó el envío de un proyecto de acuerdo a la presidenta Bachelet, solicitando la anulación del examen. En él, los 23 senadores firmantes sostienen que el Eunacom no ha logrado aportar a sus primeros objetivos, entre los que se contaba mejorar la calidad de los médicos que ingresan al sistema público, y que además, se ha convertido en una traba para que médicos titulados en el extranjero puedan ingresar a este.

Según cifras reveladas por el Minsal, en el país existe un déficit de 3.800 médicos especialistas. “En Chile han fallecido 57.000 personas entre 2010 y 2015 esperando atención por un especialista, 10.000 esperando una cirugía, y aproximadamente 510 esperando en 2015 la atención mediante el compromiso AUGE. En febrero, con la salida de los médicos que no tienen su Eunacom aprobado, esta situación sólo se agravaría de golpe”, asegura Navarro.

Consciente de esta problemática, el gobierno de Michelle Bachelet creó en octubre de 2015 el Plan Nacional de Ingreso, Formación y Retención de médicos y especialistas, una campaña para sumar más galenos al sistema público, aumentando la inversión en las escuelas formadoras del país.

Jaime López es jefe del recientemente creado departamento de Formación y Calidad del Minsal, organismo a cargo de llevar adelante un plan que involucra el convencimiento de estudiantes de medicina del país, mediante estímulos en becas de especialidad, para que trabajen entre tres y seis años en el sistema público. A su juicio, esa sería la mejor solución para el problema del déficit de médicos en Chile.

Según López, esta decisión gubernamental también está sustentada en el Código mundial de prácticas de la OMS sobre contratación internacional de personal de salud, suscrito por Chile el año 2010, el cual “desalienta la contratación de personal sanitario desde países con menor desarrollo, mayor daño sanitario y los que sufran de escasez de recursos humanos en materias de salud”.

No obstante, a López y a su equipo les fue encomendado realizar la primera evaluación en profundidad del Eunacom, tanto en sus objetivos como en sus preguntas e implementación. Será la primera revisión exhaustiva del examen en sus siete años de funcionamiento como entrada para médicos al sector público.

“Históricamente, como Minsal, nos ha correspondido regular y evaluar el funcionamiento del Eunacom”, sostiene Jaime López, quien agrega “no es que el Ministerio no haya cumplido su rol anteriormente, pero la ley no creó una institucionalidad material para hacerlo. A nosotros nos entregaron esta tarea recién el año pasado”.

Para López, uno de los propósitos de esta evaluación es la de supervisar de manera más profunda el perfil de los médicos que ingresarán a trabajar al sistema público. “El estándar que tenemos en el país es bastante alto, pero el Eunacom debiera referirse al perfil que nosotros como Ministerio de Salud tenemos que definir para nuestras políticas. Hay que evaluar si en el fondo el examen está cumpliendo sus objetivos”.

HERMANDAD LATINOAMERICANA

Parte importante de los 1.174 médicos titulados en el extranjero que actualmente están ejerciendo gracias al plazo otorgado por la ley miscelánea, corresponden a chilenos graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana.

Luego del paso de los huracanes Mitch y George por el caribe, el año 1998, el gobierno de Fidel Castro concibió la creación de la ELAMpara formar gratuitamente como médicos a jóvenes provenientes de América Latina y África.

Emilio Peña, entonces un joven porteño que había abandonado sus estudios universitarios por falta de recursos, se enteró de las becas que el gobierno cubano estaba entregando y decidió postular. Hasta le fecha la ELAM ha graduado a más de 25 mil médicos, los cuales, según Peña, cumplen con un perfil determinado.

“El enfoque de la medicina cubana es concebido como un derecho humano fundamental. El médico es parte de la comunidad, es un profesional que está inserto dentro de la sociedad para dar la salud y mejorar las condiciones de vida de la población”, afirma. “Es por ello que allá no existen estas diferencias de estatus; todos los profesionales dentro de la sociedad cumplen sus funciones por el bien común de la población. A todos por el bien de todos, dice el slogan de la federación de estudiantes de la Elam”.

Actualmente Peña se encuentra ejerciendo en el Centro de Salud Familiar Reina Isabel II de Valparaíso. A pesar de tener su Eunacom aprobado, integra la agrupación de médicos chilenos titulados en la Elam quienes protestan en contra de la aplicación de este examen.

“Nosotros, como médicos formados en Cuba, hemos planteado la posibilidad de sugerir al país un servicio social médico evaluativo de dos años como proceso de inserción esto dependiente del Minsal y el Mineduc, que incluiría tanto exámenes prácticos como teóricos. Hay muchos países que lo han adoptado, como Perú y Argentina, porque se entiende que el médico que proviene del extranjero debe adaptarse a las enfermedades más comunes de cada territorio, y a la parte médico legal; cosas que en la práctica en Chile uno ve a diario. Esto ayudaría a mejorar el tema de la atención, accesibilidad y la calidad como tal”.

“Esto tiene que pasar a manos de un ente público. No puede ser que una agrupación privada, con claros conflictos de interés, sea la encargada de ver quién puede y quien no puede ejercer en el sistema público”, afirma Peña.

Sobre las distintas opciones que se barajan para la mejora del examen, el doctor Guillermo Guevara considera que “Lo más prudente sería mejorar el examen y aumentar el control que el Ministerio tiene sobre él. De hecho, mientras el Eunacom no mejore ni sea transparente, sería prudente hasta no exigirlo. Es muy raro que un examen así esté en manos de una institución privada como Asofamech, la que discrecionalmente y sin control por el Minsal puede variar el nivel de dificultad y los criterios de filtrado de preguntas; cobrar por la inscripción y fijar el precio; establecer plazos de caducidad para las aprobaciones parciales y al mismo tiempo poder demorar las fechas de rendición de los exámenes prácticos; y quedar a salvo de las obligaciones de transparencia y probidad a las que están sometidos los órganos de la Administración del Estado”.

Mientras, desde su casa en la Villa Prat de Punta Arenas, Francisco Escaurido dice está empecinado en aprobar el examen. En diciembre, volará a Santiago para rendirlo por tercera y última vez. “En toda mi carrera, como estudiante y médico, jamás había reprobado un examen; excepto el Eunacom. En Cuba nos forman como profesionales para el pueblo, y eso es lo que estoy haciendo acá. No me quiero ir, me enamoré de Punta Arenas: hoy me siento magallánico”, finaliza.

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