Tres revelaciones que dan para pensar cualquier cosa del caso de Rafael Garay

Después de que el 13 de junio de este año el entonces economista Rafael Garay (ahora se sabe que sólo es ingeniero comercial) sorprendiera anunciando que padecía un cáncer terminal, hoy, transcurridos más de 100 días, el asunto da para pensar cualquier cosa.

Si Garay está enfermo, si estafó o no a las personas que invirtieron con él, sólo el tiempo y las respectivas investigaciones lo determinarán, pero lo concreto es que día a día aparecen sorprendentes revelaciones de esta historia.

De las últimas -sus viajes, la clínica que lo negó como paciente, la confesión de Iván Núñez- ahora hay tres que no hacen más que sembrar más dudas sobre su supuesto estado de salud.

Resulta que luego de anunciar su aparente enfermedad terminal, Garay le manifestó a su abogado que tenía intenciones de dejar un testamento, sobre todo pensando en el hijo que espera su pareja.

El jurista, Angel Valencia (el jueves renunció a la representación), le indicó que para ello debía realizarse un examen en donde quedase claro que sus facultades mentales no estaban perturbadas, cita El Mercurio.

Ante esta sugerencia, Garay sorprendente se negó, por lo que la idea quedó en nada.

A eso hay que sumar otros antecedentes que pueden sonar inverosímiles, pero que aparentemente son así.

A propósito del hijo que viene en camino, su pareja, luego de la presunta denuncia por desgracia, acudió hasta la PDI a entregar una declaración voluntaria. Según sostiene Bío-Bío, en ésta, habría dicho que nunca pudo establecer la existencia de la enfermedad.

Como si fuera poco, la misma mujer habría mencionado que Garay había conocido a una rumana por internet, hecho que calza con el antecedente confirmado por la Cancillería la semana pasada, en cuanto a que el experto en artes marciales había estado en las tierras del Vlad “el empalador” pidiendo un certificado de soltería.

Ayer, el fiscal José Morales ya manifestó las dudas respecto de la enfermedad de Garay, por lo que inició las gestiones para acceder a las fichas médicas de los lugares donde se atendió.

“Considerando que el imputado ha señalado públicamente que está aquejado de un cáncer, pero que no hay datos de la efectividad de lo anterior, es posible que su enfermedad haya sido utilizada como parte del engaño para mantener el negocio y no restituir los dineros administrados”, dice el texto que el persecutor ingresó al 7° Juzgado de Garantía de Santiago.