Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Nacional

29 de Septiembre de 2016

La columna de Warnken sobre Garay, Jadue, Chang y la aspiracionalidad chilena desbocada

"Porque un país que solo crece económicamente, y no moral y culturalmente, corre el riesgo de convertirse en el paraíso de los Chang, los Jadue, los Garay. Un país no de "felices y forrados", sino de tristes y estafados", escribe el columnista.

Por

warnken YT1

El caso del ingeniero comercial Rafael Garay ya da para todo tipo de analistas, desde los más simplistas a algunos más profundos. ¿Quién es realmente Rafael Garay? se pregunta en su columna de El Mercurio el conductor de programa de cultura, Cristián Warnken.

“Quienes lo conocieron íntimamente (o creyeron conocerlo íntimamente), y lo consideraron su amigo, su pareja, su colega y hoy descubren a un desconocido, un extraño, un “otro” que les cierra intempestivamente la puerta en las narices. Si yo -que apenas conocí muy de pasada a Garay- siento perplejidad y espanto, me imagino el estremecimiento que debe embargar a quienes le entregaron su afecto, su confianza e intimidad y, en algunos casos, sus ahorros”, escribe.

Warnken recuerda que “el arquetipo del embaucador seductor que construye su vida sobre una mentira es universal”. Cita la novela “El talentoso Mr. Ripley”, de Patricia Highsmith, y “El adversario”, del escritor francés Emanuel Carrère.

De esa manera, plantea que  el asunto es “preguntarse por qué han abundado -y con tanta notoriedad pública- en nuestro país en estos últimos años. Ahí están Chang y Jadue, campeones del robo olímpico. O esa legión de opinólogos y asesores financieros de la televisión, que nos han invitado a hacernos ricos muy rápido, en matinales o programas en horario prime y de altos ratings”.

“Algunos de ellos han llegado a ser candidatos presidenciales y contra varios pesan serias acusaciones judiciales. Sumemos: aspiracionalidad desmedida, una cultura facilista que privilegia derechos sobre deberes, una televisión farandulera sin umbrales éticos mínimos, todo eso ha sido un terreno fértil para que estos seductores narcisistas llegasen a ser íconos nacionales”, afirma.

“Ellos proliferaron, porque nuestro medio se hizo permisivo, bajó sus varas de exigencia y ello ocurre cuando en una comunidad se pierde el sentido de la medida, eso que se llama “el sentido común”. Ahí está, por ejemplo, el explosivo y grosero crecimiento de la industria del lujo (autos y relojes de marca, mall del lujo), a la que Garay, Chang y los otros eran adictos (…) Por eso cuando todos nos preguntamos ¿quién es realmente Rafael Garay?, debiéramos colocar un espejo frente a nosotros mismos. ¿No serán acaso él y Chang y Jadue y los otros, las encarnaciones de nuestras pulsiones más íntimas?

“Ellos tal vez sean nuestros “Frankenstein”, nacidos de una aspiracionalidad chilena desbocada, que ha privilegiado -traicionando su propia historia de austeridad y esfuerzo- el parecer y el tener sobre el ser, la mentira sobre la verdad, la farándula sobre la política; que ha confundido emprendimiento con especulación, y ha reducido la idea de crecimiento solo a su dimensión monetaria. Porque un país que solo crece económicamente, y no moral y culturalmente, corre el riesgo de convertirse en el paraíso de los Chang, los Jadue, los Garay. Un país no de “felices y forrados”, sino de tristes y estafados”, cierra.

Temas relevantes

#Chilean News#garay#Warnken

Notas relacionadas