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30 de Septiembre de 2016

Salen a la luz nuevos antecedentes sobre la vida de Rafael Garay, el sensei del kudo que vendió la pescá

"El papá le inculcó el tema del Karate y también le enseñó a disparar, desde muy niño, seis años, más o menos (...) era una persona mayor, con un carácter muy duro, con muchas reglas, no se le veía sonreír. Daba órdenes y las órdenes se cumplían, era una persona bastante autoritaria", contó una mujer que trabajó como nana en la casa de su infancia. "Era una casa bastante espectacular, nosotros le pusimos 'el castillo' por su forma, medio redondeada arriba, muy bonita llena de plantas, muy espaciosa, con muchas habitaciones, subterráneo de estacionamientos, cancha de tenis, árboles frutales", recuerda.

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Como la gotera de una llave mal cerrada, como las filtraciones de una pared que en cualquier momento se viene abajo por la humedad. Así han ido apareciendo día a día antecedentes sobre la vida de Rafael Garay, el autodenominado economista que se supone tiene un cáncer terminal y hoy está prófugo de la justicia.

Este viernes, el diario La Cuarta contó en una crónica cómo fue la despedida que el ingeniero comercial tuvo en el Passapoga, un día antes de abandonar Chile para supuestamente internarse en la clínica Gustavo Roussy donde se sometería a un tratamiento de quimioterapia.

Una trabajadora del lugar, cuyo nombre se mantiene en reserva, revela que el expanelista de TV llegó con cuatro amigos y la jornada fue una mezcla entre lujuria y pena.

Además, la publicación cita la versión de un exmesero, quien asegura que Garay era un habitué del lugar, y que se gastaba varias lucas al mes en pasarlo bien en el lugar.

Junto con esto, el diario La estrella de Concepción extrae el testimonio de personas que compartieron con él en la escuela. “Tenía pelo y no era para nada mino”, dicen.

En el matinal de Chilevisión, una ex nana de la familia de Garay, Elizabeth Thon, se refiere a la casa de la familia del ingeniero comercial y también cuenta aspectos de su personalidad.

“Era una casa bastante espectacular, nosotros le pusimos ‘el castillo’ por su forma, medio redondeada arriba, muy bonita llena de plantas, muy espaciosa, con muchas habitaciones, subterráneo de estacionamientos, cancha de tenis, árboles frutales (…) ahí el jardinero tenía que ir sagradamente de lunes a sábado, era una familia acomodada. El era contador y corredor de propiedades y la señora trabajaba en una importante boutique en Concepción, de estas boutique caras, tenían un buen pasar”, contó Thon.

Sobre la relación de los padres, recuerda que “había muchas peleas que hoy se llamaría violencia intrafamiliar, pero uno se dedicaba a su trabajo, nada más”.

De vuelta a Garay, dice que “el papá le inculcó el tema del Karate y también le enseñó a disparar, desde muy niño, seis años, más o menos (…) era una persona mayor, con un carácter muy duro, con muchas reglas, no se le veía sonreír. Daba órdenes y las órdenes se cumplían, era una persona bastante autoritaria”.

Estos antecedentes sobre la vida de Rafael Garay surgen en medio de nuevas pistas sobre su paradero en Europa. Se sabe que está Rumania, pero que no anduvo por la capital, Bucarest.

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