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Humor

4 de Octubre de 2016

El diccionario del diablo que se ríe en nuestra cara

Hijo de unos granjeros puritanos de Ohio, el escritor y periodista Ambrose Bierce (1842-1914) tuvo buenas razones para volverse antirreligioso y burlarse de toda presunción de pureza. Apodado “el Amargo”, también fue de armas tomar. De joven peleó en la Guerra de Secesión y a los 70 años decidió unirse al ejército de Pancho Villa en México, donde su rastro se perdió para siempre. Entre sus obras destaca “El Diccionario del Diablo”, honesto y cínico a más no poder. Esta selección pertenece a la traducción de Juan Izquierdo publicada por la Editorial Gradifco de Buenos Aires en 2013.

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Aburrido, adj. El que habla cuando uno quiere que escuche.
Alianza, s. En política internacional, dícese de dos ladrones cuyas manos están tan metidas en el bolsillo del otro que no pueden dedicarse a robar a un tercero cada uno por su cuenta.
Anécdota, s. Dícese del relato falso.
Antipatía, s. Sentimiento que inspira el amigo de un amigo.
Baco, s. Simpática deidad que los antiguos se inventaron como excusa para emborracharse.
Cañón, s. Instrumento usado para corregir el trazado de las fronteras.
Caridad, s. Un impulso altruista del corazón que nos lleva a perdonarles a los demás los vicios que nosotros practicamos.
Ciertamente, adv. Quizás, probablemente.
Circunloquio, s. Artilugio literario por el cual un escritor que no tiene nada que decir se lo informa a su lector de manera suave y progresiva.
Cleptómano, s. Ladrón rico.
Comedia, s. Obra teatral en la cual ningún actor es asesinado.
Confidente, s. Alguien a quien A ha confiado los secretos de B, que antes ya había confiado a C.
Cuadro, s. Representación en dos dimensiones de una cosa que es muy aburrida en tres.
Desgracia, s. Mal que se contrae cuando uno pasa mucho tiempo expuesto a la prosperidad de un amigo.
Doctrinario, s. Persona cuyas creencias tienen el defecto de ser antagónicas con las que tiene uno.
Economía, s. Compra de un barril de whisky que uno no necesita por el precio de una vaca que uno no puede permitirse comprar.
Ecuanimidad, s. Disposición de soportar ofensas con actitud humilde mientras se va pensando un plan para vengarse.
Engreimiento, s. El amor propio de alguien que no nos cae bien.
Entreacto, s. Intervalo donde un actor se muestra lúcido y habla como un ser humano.
Eucaristía, s. Fiesta sagrada de una secta religiosa creyente en la teofagia.
Fidelidad, s. Virtud exclusiva de aquellos que están a punto de ser traicionados.
Guillotina, s. Máquina que hacía a los franceses encogerse de hombros por una razón justificada.
Horroroso, adj. En nuestro idioma, atroz, espantoso, terrible. En el idioma de una mujer joven, ligeramente censurable.
Imprudente, adj. El que no sabe valorar nuestros consejos.
Incorporación, s. Acción y efecto de reunir a varias personas para crear una fantasía llamada corporación, con la finalidad de que en el futuro no sean responsables de sus acciones. A, B y C forman una corporación. A asalta, B roba y C (ya que tiene que haber por lo menos un caballero en el asunto) engaña. Se trata de una corporación que saquea, roba y estafa. Pero A, B y C, que han planeado y ejecutado en grupo cada uno de esos crímenes de la corporación, son totalmente inocentes.
Insurrección, s. Revolución sin éxito. Fracaso en el intento de cambiar un mal gobierno por otro catastrófico.
Intemperie, s. Sitio donde no llegan los impuestos del gobierno. Su principal función es inspirar a los poetas.
Krishna, s. Forma en que se encarna el dios Vishnú. Una historia verosímil, sin duda.
Lástima, s. Sensación de impunidad, producida por el contraste.
Longevidad, s. Inhabitual prolongación del miedo a la muerte.
Magnético, adj. Aquél que sufre los efectos del magnetismo.
Magnetismo, s. Aquello que ejerce influencia sobre algo magnético.
Maquinación, s. Ardid usado por nuestros enemigos para entorpecer nuestros manifiestos esfuerzos por hacer lo que es justo.
Mendigo, s. El que ha confiado demasiado en los amigos.
Mitología, s. Creencias del hombre primitivo con respecto a sus orígenes, héroes o dioses; por demás muy diferentes a la historia verdadera que se inventó más tarde.
Mulato, s. Que es hijo de dos razas y se avergüenza de ambas.
Natillas, s. Sustancia asquerosa producida por la confabulación de una gallina, una vaca y un cocinero.
Nihilista, adj. Escuela rusa que niega todo, salvo a Tolstoi. Su fundador es Tolstoi.
Noviazgo, s. Los tímidos sorbitos que dos almas abrasadas por la sed toman de una copa que ambos pueden vaciar con facilidad, pero ninguno de ellos volver a llenar.
Noviembre, s. Undécima parte de las doce que forman el tedio.
Ociosidad, s. Madre de todos los vicios, si bien es cierto que la mayoría de ellos se llevan a cabo durante la jornada laboral.
Optimista, s. Un defensor de la doctrina de que lo negro es blanco.
Orar, v. Pedir la suspensión de las leyes universales en beneficio de un único peticionario que se reconoce indigno de ello.
Paciencia, s. Variedad menor de la desesperación, sólo que disfrazada de virtud.
Pagano, s. Criatura ya perimida que estaba tan loca como para adorar a algo que se podía ver y sentir.
Panteísmo, s. La doctrina de que todo es Dios, en contraposición a la doctrina de que Dios lo es todo.
Pañuelo, s. Pequeño cuadrado de seda o lino utilizado en la cara para varios propósitos ignominiosos, y especialmente útil en funerales para ocultar que uno no está llorando.
Paz, s. En política internacional se llama así al período de permanentes mentiras entre dos períodos de guerra.
Política, s. Conflicto de intereses que se hace pasar por una discusión de principios. Forma de manejar intereses públicos en beneficio privado.
Presagio, s. Señal de que algo va a ocurrir si es que algo no lo impide.
Presentable, adj. Muy mal vestido, aunque acorde con las costumbres de su época y lugar.
Presente, s. Esa parte de la Eternidad que separa la tiranía de la desdicha del reino de la esperanza.
Presidencia, s. El cerdo cubierto de grasa y resbaladizo, en el popular juego campestre de la política estadounidense.
Racional, adj. Que no sufre de ningún tipo de engaño, excepto el producido por la observación, la experiencia y la reflexión.
Razonar, v. Pesar las probabilidades en la balanza del deseo.
Realización, s. Muerte del esfuerzo y cuna de la repugnancia.
Reparación, s. Satisfacción que se ofrece por un daño que se ha cometido y que debe deducirse de la satisfacción que se sintió al cometerlo.
Rito, s. Ceremonia religiosa o semirreligiosa establecida por ley, precepto o costumbre, a la que se ha extraído el elemento fundamental de la sinceridad.
Seguro, s. Ingenioso juego de azar que convence al jugador de que está venciendo a la banca.
Ultimátum, s. En diplomacia, la exigencia que se hace antes de volver a hacer todo tipo de concesiones.
Una vez, adv. Suficiente.
Vidente, s. Persona, en general mujer, que tiene el poder de ver lo que no resulta visible para su cliente: o sea, que es un inepto.

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