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Opinión

9 de Octubre de 2016

Carlos Peña vapulea la llegada de Bachelet a Twitter: “el carisma sin buenas políticas arriesga ser vacío”

El académico fustigó la llegada a Twitter e Instagram de la Mandataria señalando que "en la medida en que las redes sociales (como la recién estrenada cuenta de Twitter de la Presidenta) eximen de ideas y de conceptos, y en cambio exigen frases estereotipadas, imágenes sencillas, fáciles de coincidir con la que otros miles de partícipes de esas redes elaboran (como la imagen con las zapatillas rosadas) las redes favorecen y hacen más fácil el logro de ese propósito".

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carlos peña a1

El rector de la UDP y columnista de la sección de Reportajes de http://www.elmercurio.com/blogs/2016/10/09/45623/Las-redes-de-la-Presidenta.aspx, Carlos Peña, dedicó esta semana su espacio en el matutino para comentar el estreno de Michelle Bachelet en las redes sociales, ocurrido esta semana.

El abogado señala que luego del caso Caval, la presidenta “acostumbraba llevar un leve rictus de amargura y rehuía la exposición pública, reduciéndola a lo estrictamente necesario, limitándolo a lo que era indispensable y no se podía rehuir, de pronto decidió mostrarse en todas las formas de comunicación posible y reemplazar el rictus triste por una sonrisa”.

Para Peña, no existe otro motivo a la inauguración de las redes sociales que el de intentar “recuperar con su carisma (que languidece, pero no expira) lo que no ha logrado con su conducta gubernamental”.

“El empeño deliberado por recuperar la espontaneidad de su sonrisa (un oxímoron, puesto que una conducta espontánea, si es de verdad espontánea, no puede ser el fruto de una decisión) indica que los diagnósticos que inspiran esta nueva actitud de la Presidenta han identificado el decaimiento de su personalidad como la causa principal de su baja aprobación. Y así sugieren reverdecer su actitud como una forma de mejorarla”, dice.

Según el académico, “en la medida en que las redes sociales (como la recién estrenada cuenta de Twitter de la Presidenta) eximen de ideas y de conceptos, y en cambio exigen frases estereotipadas, imágenes sencillas, fáciles de coincidir con la que otros miles de partícipes de esas redes elaboran (como la imagen con las zapatillas rosadas) las redes favorecen y hacen más fácil el logro de ese propósito”.

Sin embargo, Peña señala la historia personal y el carisma -en el que según él ha reposado la popularidad de la Mandataria- “no son suficientes si no van acompañados de acciones que hagan plausibles las expectativas que ellas desatan. Y esa ha sido la lección de este tiempo que le ha acarreado a ella tantos malestares: ha faltado la estructura de plausibilidad, el puñado de acciones que estén a la altura de lo que su empatía silenciosa fue capaz de desatar”.

“Y es que, desgraciadamente, si las buenas políticas sin carisma son opacas; el carisma sin buenas políticas arriesga ser vacío. Igual que Twitter”, sostiene.

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