Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Mundo

25 de Octubre de 2016

Te pasaste: La historia de un vagabundo heroinómano que se transformó en un hombre de negocios millonario

Khalil Rafati es un gringo que tocó fondo. De traficante de drogas pasó a adicto a la heroína, vagabundo, casi murió de sobredosis y terminó preso en Los Angéles. Hasta que decidió recuperarse y se convirtió en un millonario gracias a los batidos y jugos orgánicos que creó para otros adictos como él, pero que se transformaron en un hit.

Por

rafati

Khalil Rafati, tiene 46 años, pero debería estar muerto. Hace 13 años no tenía casa, vivía en la calle y era adicto a la heroína. Este gringo oriundo de Ohio, escapó de una infancia marcada por el abuso sexual y los encontrones con la ley.

En 1990, agarró un auto y se fugó Los Ángeles, donde comenzó a trabajar en un negocio de venta de automóviles, pero poco tiempo después se aburrió de esa vida y la cambió por el tráfico de drogas. De ahí en adelante, todo se fue a la cresta, hasta tocar fondo y luego renacer como un fénix.

Rafati partió comprando un cargamento de marihuana. A fines de los 90 ya comerciaba con éxtasis y ketamina en la frontera con México. En una noche de parranda, probó la heroína y se descuadró.

En 2001 estuvo a punto de morir por sobredosis en una fiesta en Malibú. En 2002 unos intrusos casi lo matan de un balazo mientras se inyectaba en un baño. Se quedó sin hogar poco después, en los huesos, demacrado y con los brazos llenos abscesos, terminó vagando por los barrios bajos de Los Angeles. Finalmente cayó preso, donde pasó dos años.

rafati2

«Había llegado al fondo de los fondos», comentó recordando esa etapa de su vida en el New York Times- «No tenía nada más que hacer. Estaba acabado». Sin embargo, en ese punto, Rafati decidió dejar las drogas y rehabilitarse.

Después de mejorarse, puso una casa para ayudar a otros drogadictos como él. Ahí nació el batido Wolverine, una bebida a base de banana que también contenía Maca, polen de abeja y jalea real, “para rejuvenecer y fortalecer los pacientes”, explica “y darles un poco de fuerza que tanto necesitaban”. Ese batido fue la base de su éxito. De apoco empezaron a llegar clientes que nada tenían que ver con rehabilitación en busca de los jugos y batidos que hacía Raffati.

batidos

Pocos después puso su primera tienda y hoy es un próspero empresario. Dueño de la cadena de jugos SunLife Organics, presente en seis lugares diferentes de Los Ángeles, que son un hit en la zona y donde emplea y rehabilita a otros que pasaron por lo mismo que él.

Rafati escribió su historia de superación en un libro que tituló I forgot to die (Se me olvidó morir).

forgot

Notas relacionadas