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Mundo

24 de Noviembre de 2016

Oficios surrealistas: El webcamer que se masturba mientras le van poniendo plata

"Empecé a hacerlo más que nada por el morbo. Me excitaba mucho pensar que me podían ver y que yo no supiera quién me veía. Hace un año o dos empecé a hacerlo más regularmente porque vi que todo el mundo cobraba, y a mí me daba morbo la idea de que me pagaran. Al principio era más lo típico de hacerlo sin enseñar la cara, pero luego ya empecé a enseñarla más. Después empecé a poner precios y a enseñar a medida que me iban pagando", cuenta

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El mundo virtual y fantasioso de la web cada vez se llena más de personas que aprendieron a lucrar de él, muchas veces a cambio de performance sexuales. Ese es el caso de Enol Domènech, treintañero y licenciado en Arte Dramático, que usa la webcam para masturbarse a cambio de dinero.

“Empecé a hacerlo más que nada por el morbo. Me excitaba mucho pensar que me podían ver y que yo no supiera quién me veía. Hace un año o dos empecé a hacerlo más regularmente porque vi que todo el mundo cobraba, y a mí me daba morbo la idea de que me pagaran. Al principio era más lo típico de hacerlo sin enseñar la cara, pero luego ya empecé a enseñarla más. Después empecé a poner precios y a enseñar a medida que me iban pagando”, cuenta a Vice España el emprendedor.

Dice que se conecta varias veces a la semana y que le gusta “la sensación de que haya gente dispuesta a pagar por verme”. “Como se trata sólo de mirar o de ser visto, facilita mucho que la gente salga de su orientación sexual habitual y se permita flirteos con la homosexualidad”, explica.

Enol asegura no ser conocido e hipotetiza con que la búsqueda de hombres que se masturben en cámara aún es baja. “Supongo que es una cuestión de demanda: la inmensa mayoría del público son hombres, y hay más que busquen mujeres”.

El webcamer admite que algunos amigos saben de este oficio, “pero tampoco es que lo vaya contando. Mi familia no lo sabe”.

Respecto del “show” mismo, responde que “la mayoría de las veces es totalmente público todo el rato, con unos usuarios que pagan y otros que solo van a mirar. Empiezo sin camiseta o me la quito pronto, pero no suelen verse genitales. A medida que la gente va poniendo dinero, me voy masturbando. Alguna vez empiezo directamente a masturbarme y la gente va dando dinero o no. Si dan, sigo, y si no, me canso y me voy. Lo que no he hecho nunca en sala pública es correrme gratis”.

“¿Recuerdas algo especialmente extraño?” le consultan. “Hay gente que tiene fetiches, como enseñar los pies. Pero lo más raro que recuerdo me pasó fuera del chat. Una persona me pidió que le hiciera el show en su casa. A mí me pareció bien, así que nos dimos el teléfono. Como era la primera vez que lo hacía fuera de la pantalla, estaba nervioso y quise tener ciertas garantías: no me iba a meter en casa de un tío sin conocerle de nada. Así que le dije que quedáramos en un bar cerca de su casa, pero a él le daba un poco de corte. Era un famoso. Me planteó que quedáramos en el portal de su casa y, si yo estaba cómodo, subiríamos. Al final fui directamente. Y salió muy bien. Hemos intentado quedar otras veces, pero no hemos coincidido”.

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