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Nacional

1 de Diciembre de 2016

Testimonio de una brutal golpiza homofóbica en el Parque Forestal

"Yo traté de defenderme, taparme la cara y la cabeza porque podía ser más grave. Pensé: “Si no hago algo, me matan”. Pensé que podían hacerlo y tirar mi cuerpo al río".

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La Tercera publica en su edición online el relato de Gustavo Astorga, 28 años, quien la madrugada del jueves pasado fue brutalmente agredido en el Parque Forestal.

El joven narra que, caminando por el lugar, de pronto se le acercó un grupo de personas que, tras cercarlo, comenzó a pegarle. “Yo pensé que era casualidad hasta que uno me pegó un empujón. Luego se puso peor: me tiraron al piso pegándome patadas en el abdomen. En el suelo del Parque Forestal hay arenilla, por lo que se me hizo más difícil arrancar porque me resbalaba. Pensé que querían asaltarme, pero no fue así. Por lo mismo, empecé a gritar a todo pulmón que me ayudaran, que me estaban atacando, que me sacaran de ahí. Lo cierto es que no llegó nadie”.

Astorga recuerda que “estaban tapados con capuchas y muy abrigados”, y le gritaban calificativos del tipo “cállate maricón, te vamos a matar, fleto culiao, maricón”.

“Yo traté de defenderme, taparme la cara y la cabeza porque podía ser más grave. Pensé: “Si no hago algo, me matan”. Pensé que podían hacerlo y tirar mi cuerpo al río”, agrega.

Dice que producto de la adrenalina, comenzó a tirar patadas “al aire mientras me seguían gritando cosas por mi orientación sexual. Esas patadas sirvieron porque logré ganar tiempo y arrastrarme un poco. Ahí me paré rápido y me fui corriendo hacia donde está el Emporio de la Rosa”.

En ese lugar, cuenta que “pude tomar aire para seguir gritando, aunque solo me pudieron ayudar dos personas que estaban caminando por el lugar y que me preguntaron si estaba bien. Llorando les conté lo que me pasó. Me dijeron que me quedara tranquilo, que ya estaba con ellos y que me ayudarían. Entonces, llamé a mi casa, me fui a su casa y después tomé un auto para mi casa. Ya estaba a salvo, aunque no necesariamente estaba bien”.

“Al otro día, decidí postearlo en Facebook en una publicación que fue muy compartida para mis estándares. Todos me han ofrecido ayuda. Lo más fuerte es que me enteré de otros casos, todos homosexuales, a los que les había pasado cosas muy similares: a uno de ellos en el mismo lugar”.

“Esto fue terrible, y no necesariamente por mí, sino porque hay gente que cree que puede agredir a alguien porque su apariencia no les gusta o porque su orientación sexual les incomoda”, expresa.

Según dice, “esta historia la cuento porque siento que sobreviví. Porque me preocupa la seguridad. Porque no hay vigilancia suficiente. Porque no hay cámaras de seguridad en las calles. Pero, sobre todo, porque no logro entender que haya gente que cree que puede golpearte por tu orientación sexual; gente que puede decirte “fleto” o “maricón”; y porque no entiendo que en Chile matar a un homosexual pasa solo por la voluntad de su agresor”.

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