Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

27 de Diciembre de 2016

El pintor Paul Fuguet ni ahí con las galerías de arte: “No quiero lamerle el culo a nadie”

Por estos días, Paul Fuguet (1972) prepara una muestra pictórica, que expondrá desde el 16 de enero en Casa Almarza, donde reflexiona sobre la zona de confort. Y, para ser fiel a su obra, ha optado por dejar de lado ciertas comodidades de la vida cotidiana: Duerme en el piso, entra a su casa por la ventana, se baña con agua fría y pinta en calzoncillos. El hermano del autor de Mala Onda y Sudor, con quien está alejado hace unos años, hoy vive en Infiernillo, una playa en Pichilemu, ajeno a las galerías del arte y conectándose con su lado más místico.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

El-pintor-Paul-Fuguet-ni-ahí-con-las-galerías-de-arte-foto-alejandro-olivares

¿De qué se trata la exposición “Zona de confort” que estás preparando?
-Es una serie de obras, como continuación de lo que vengo haciendo, pero ahora son ojos detrás de vidrios. De alguna forma, los objetos nos miran a nosotros.

¿Qué tipo de objetos nos miran?
-Objetos de la vida cotidiana. Siempre he trabajado con la tostadora de pan y ahora me fijé mucho en las chimeneas y los aires acondicionados de las casas en Pichilemu donde vivo.

¿Por qué?
-Por la estética robótica, significan submundos que hay en cada casa. La expo gira en torno a salir de la zona de confort en la que nos sentimos protegidos.

¿Has salido de tu zona de confort?
-Sí. Ahí comienza tu vida mágica y vuelves a encontrarte con tu verdadero yo. Todo el mundo debería hacerlo. Pero la gente no está dispuesta. Por ejemplo, en todos los edificios nuevos el aire acondicionado, como en Estados Unidos, está a 22 grados. Estamos en una sociedad cómoda dominada por este confort. Así estás frito.

¿Pero por qué vas a estar frito si tienes aire acondicionado o no?, al contrario.
-Se trata de cambiar los hábitos para volver a conectarte con lo esencial.

¿Has cambiado tus hábitos?
-Por ejemplo, no entro por la puerta de mi casa, sino que por la ventana.

Pero eso es un absurdo.
-Sí, pero estoy ocupando la casa como taller. Y el muro de la puerta es el más grande, así que lo ocupo como muralla para colgar los cuadros. Y entro como un ladrón por la ventana de la cocina. Y, si quiero cocinar, tengo que pasar por debajo de una mesa.

¿Qué más has hecho?
-Cuando estoy solo duermo sin sábanas. Como la piel es lo suficientemente suave, no las necesito y duermo arriba del colchón.

Deberías andar en pelota, entonces.
-Sí. En mi casa pinto en calzoncillos para estar más cómodo. Mucha ropa es incómoda. Tampoco ocupo refrigerador. La comida la prefiero fresca. No significa que vaya a ser así para siempre. Tampoco es que esté loco ni que estoy rehuyendo, porque todos necesitamos una guarida. Pero la naturaleza siempre te dio eso. Cuando estás en contacto con ella, empieza a habitar dentro tuyo: El árbol es tu amigo, la arena es tu amiga, el viento es tu amigo. No lo estoy diciendo como un discurso cliché naturalista. La vitalidad está en la naturaleza. Te lo digo porque mi madre murió de cáncer y ella se quedaba pegada en un departamento tomándose un whisky. La gente que se acostumbra a los ritos urbanos, están condenados a la zona de confort y a las enfermedades que conllevan. En mi caso, lo hago para crearme hábitos novedosos.

¿Y no has renunciado a las lucas?
-Estoy abierto a aperrar. Y me di cuenta que como ser humano nací millonario. O sea, tengo un montón de virtudes.

Pero nadie come de las virtudes…
-Las virtudes las necesitai para obtener dinero. Y sí, me alimento de las virtudes.

A ver…
-Ja, ja, ja. Así te lo demuestro: The Clinic me invitó a almorzar. Con eso te lo digo todo. Y también los últimos cinco años estoy vendiendo mi trabajo y de vez en cuando hago trueques.

Lo mas difícil es renunciar al dinero.
-Sí. No se trata de llenar la cama con alambre de púa. Es cuestionar tu zona de confort. Es decir: hoy me voy a duchar con la luz apagada y el agua fría. Ese cambio es significativo.Por ejemplo: ¿Has dormido en la alfombra?

No.
-Yo sí. La he preferido antes que mi cama.

Pero es incómodo…
-Pero entretenido.

¿Qué más has hecho?
-Por ejemplo, ¿hace cuánto no te comes un tomate a mascadas? Yo lo he hecho. Comerse un tomate a masticadas es salirte de tu zona de confort.

Si la vida es tan difícil para algunos, para que hacerla más terrible.
-¿Sabís por qué? Porque te va a dar muchísima más fuerza. Ese hueón que se levanta todos los días es un guerrero. La clase media y baja son guerreros. Son hueones que tienen que guerrear toda su vida. Y ese guerrero mientras más absorbido esté por su sueldo y las condiciones laborales, más robado de su alma está. Entonces, con mayor razón, él tiene que ser más guerrero, menos sin llorar, levantarse más temprano, tener una cultura zen.

ARTE CHILENO

En Infiernillo, ¿vives solo?
-Sí. Todo súper bien. Creo absolutamente en la soledad. Estoy con mi chica y ella está de acuerdo de que nos separemos cuatro días a la semana. Solo nos vemos los fines de semana. Súper rica la vida así. La gente en Chile como que se espanta. Pero es top.

No eres de los que cree que hay que vivir en pareja.
-No es el minuto. Las parejas crean una relación de confort. Al aguacharte con tu polola salís con el “ay mi godito, no me quiero cheparar de ti, godito venga pa acá”… Creas una condición, una succión. Pierdes tu relación con el universo. Uno se debe querer, cuidar y apañar. Pero no aguachar.

¿No te aburres?
-Nunca. El aburrimiento es un proceso natural de vacío y la preiluminación de algo.

¿Piensas quedarte allá?
-Siempre estoy cambiando, soy elástico. Ahora estoy en Infiernillo. Me conviene, tengo calidad de vida y me sale barato. En unos meses me voy a California.

No te dan ganas de volver a Santiago.
-No. Me encantan los estímulos de las ciudades, pero Santiago no me acomoda.

El mundo del arte se mueve acá.
-Lo tengo claro. Pero con las redes sociales, uno no necesita vivir en la capital. Eso que me dices es un pensamiento árbol que te estanca a una zona de confort. Yo soy un artista autónomo, me muevo solo, hago trueques. No estoy trabajando con galerías de arte.

¿Por qué?
-Ahora no me interesa. No es que esté enojado, pero no quiero lamerle el culo a nadie. Muchos galeristas te opacan, te manipulan, te dicen cómo tenís que vestirte, cómo tenís que ser.

¿Te han dicho cómo tienes que vestirte?
-Claro. Tenís que casarte con el galerista y yo no me caso con nadie. Si un galerista me quita mi voz, no me voy a llevar bien con él. Así de simple.

¿Pero te han quitado la voz?
-No me la han quitado. A las galerías de arte lo único que les interesa es vender la obra. Ya no hablan de arte, solo de la venta. No se crea un diálogo de lo que está pasando. Lo importante es el mensaje que uno da. Y mi mensaje es que el arte no solo tiene que ser para el ser humano, sino que global, una respuesta al génesis. Por eso mi obra no es para los chilenos, sino para todo el mundo. Cuando un artista se fronteriza, su obra empieza a ser aburrida.

¿Cómo ves el arte chileno?
-No me interesa la palabra arte chileno.

¿Por qué no?
-Lo encuentro aburrido. Me interesa el arte chileno que se muestre en otra parte. En Chile no pasa nada. Es como automasturbarse. El arte tiene que ser libre.

Dices que el arte chileno es aburrido…
-Lo que crea el aburrimiento en el arte chileno es la energía cursi detrás de la gente esnob, el cursileo que se da en las inauguraciones y los artistas solapados en las instituciones. Estudié en la Universidad de Chile, todos me conocen desde ahí, pero es parte de mi pasado. Las instituciones te encauzan. Le tengo cariño, buena onda, pero ya no soy un artista de la Chile. Soy Paul Fuguet simplemente.

¿Por qué?
-No me suma ni me resta. Sirve solo para que me relacionen con una cosa de izquierda que no soy, porque yo soy liberal-social-humano, y me interesa estar libre de karmas.

Pero sigues siendo de la elite.
-Pero tener contactos no significa que te sirvan. Solo cuando los necesito lo he ocupado.

ARTISTA POP

Te llaman artista pop. ¿Consideras que lo eres?
-A todos nos encasillan un poco. Tú podrías ser hippie urbana por tu pelo.

Qué horror.
-Sí. Erís como una hippie urbana, look de izquierda moderna. Tenís como ese peinado de chilena mística, sensible, izquierdista.

Chuta.
-Ja, ja, ja. Te cagué parece.

¿Y tú qué pintas tienes?
-Yo vendría siendo un obrero del arte.

¡Sale!
-Ja, ja, ja. Sí. Pero el pop es precioso. No en música, porque hay mucha mierda, pero el pop global que habla de temas que generalmente son ardientes en todo el mundo, es grandioso. Ese pop está lleno de color. Me encanta. Yo soy un colorista. Es la representación de los colores de mi aura. Todos tenemos colores. Pero algunos los esconden en esta manipulación de tu propio yo. Pero si yo saco tu última muñequita rusa, la que tienes más chiquitita dentro tuyo, van a aparecer tus colores más bonitos. A mí me encanta el rosado, el fucsia, porque me despiertan.

¿Por qué somos como una muñeca rusa?
-Todos somos como las muñecas rusas. Tenemos muchos yo para dentro. Y para llegar a tu verdadero yo, tienen que aparecer todas las muñecas que hay dentro tuyo. Imagínate, que tú tienes siete Macas dentro tuyo. Tú eres siete Macarenas, no eres solo una. Yo también soy siete Paul.

¿Y cómo se llevan los siete Paul, se pelean?
-Hasta el minuto tengo algunos conflictos. Tengo un lado muy tranquilo que no necesita muchas cosas, y por otro lado está mi artista que me pone ambicioso. Entonces, hay un conflicto entre esos dos Paul. Y ahí estoy creando la armonía.

A propósito de muñecas. ¿Qué piensas del debate que se armó con la muñeca inflable?
-No me habría reído, porque sé que mi vida pública se está jugando en ese minuto. Pero esos cuatros guatones se comportaron como unas vacas.

¿Has tenido alguna vez una muñeca inflable?
-Nunca. Lo encuentro fome, aburrido, tonto. Pa qué.

¿La muñeca inflable denigra a la mujer?
-Obvio. Igual creo que el hombre tiene que meterla, esa es la naturaleza del hombre. Cuando un hombre está soltero o no sabe del amor, le sale esa cosa animal y se crean ese tipo de patrones perturbados. La muñeca inflable es una perturbación.

¿Por qué?
-Te crea una representación sexual, plástica, sin vida, y el sexo es humano.

Hay hombres que sí las necesitan porque quizá no saben estar con mujeres.
-Los hombres que no los pescan las minas es porque no conocen su propia mística.

JODOROWSKY Y OSHO

¿Siempre has sido medio místico?
-He tenido que profundizar en esto, porque en Chile tenemos poca mística. Lo que pasa es que yo lo he encarado. Nadie se atreve a hacerlo, porque vivimos en copiarnos unos a otros. No significa que mis palabras sean el bien. Sé que perfectamente todos tenemos un lado profano y otro oscuro, animal, infiel. Tú tienes un lado infiel.

¿Esta volada tiene que ver con que alguna vez probaste drogas?
-Sí. Fumo marihuana en la justa medida, cuatro fumadas a la semana. Probé a los 20 el San Pedro y le agradezco toda la sabiduría que me dio. De hecho, hasta hoy tengo secuelas en mi obra de eso. Ya no la tomo, porque es agotadora. Con el San Pedro puedes entender que eres parte de un todo. Tú no erís chilena, sino que parte del mundo. Energéticamente estás conectada con el universo y la tierra. Tampoco me interesa ser gurú ni nada.

No quieres ser un Jodorowsky.
-Tengo mi lado. Me encanta totalmente Jodorowsky y Osho. Creo en la fuerza de la palabra. Una buena frase es una flecha que puede cambiar los destinos de tu vida.

Decías en una entrevista que eras un artista que se desangraba en las obras.
-Pero sin caer en lo cursi. He cambiado un poco. Me di cuenta que en el dolor está el ego. El dolor puede ser una herramienta de crecimiento, pero también se puede caer en una retórica del ego.

¿Por qué sufres?
-Yo no sufro. Soy un guerrero del arte. Lo he pasado pésimo muchas veces, pero el arte es sin llorar.

¿Por qué lo has pasado pésimo?
-Porque pa poder levantar un discurso y vivir del arte, no tenís que venderte. Si te vendís, cagaste.

Entiendo que no te llevas bien con tu hermano Alberto. ¿Cómo ha sido estar alejados?
-Si me preguntas si siento dolor, cero. Al principio, sí. Porque había una historia de afectos. Pero él tomó la decisión de que yo no fuese su hermano, porque trabajé en una película de Jaime Bayly y se puso celoso y me dijo “si trabajas para esa película, no eres más mi hermano”. Y yo hice la película. Ahí nunca más fue mi hermano. No quiero profundizar más, porque mi hermano tiene la suficiente prensa y este es mi minuto.

En Facebook te trataron de florero egocéntrico.
-Sí. O sea, tampoco estoy de acuerdo con Warnken cuando dice que las redes sociales son lo peor. Así son las leyes del hoy. Si no te gustan, ándate a vivir a Valparaíso y chao. Y llora allá tranquilo. Me trató así una chica porque le pelié un post donde decía que estaba buscando el amor de su vida. Yo le respondí: no lo busques, ámate a ti misma. Y se enojó. Ahí me trató de florero.

También dicen que eres bueno para los combos.
-Ja, ja, ja. Fui bueno pa los combos pero ya no. Me caliento como cualquier huaso, prendo como pasto seco. A veces me dan ganas de sacarle la cresta a alguien pero no lo hago. Igual me gusta la figura del boxeador que se relaciona con la del pintor. Habla como de esa misma soledad. De alguna forma, la poética del boxeador es ganar la pelea. Y el arte es igual.

En las redes sociales se arman grandes peleas, porque pareciera que todo tiene que ser políticamente correcto. Por ejemplo, si no eres feminista o vegano, estás mal.
-La raja. Pero hay un fascismo de buenismo, de que si no erís bueno estái mal y erís un mini Hitler. O sea, podís pensar distinto pero lo tenís que decir con respeto. Puedo decirte tranquilamente: mato a las moscas, porque yo mato las moscas y zancudos, porque me pican y no me dejan dormir. Te juro, ahí soy un Hitler.

Notas relacionadas