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Nacional

31 de Enero de 2017

El Mercurio dedica su editorial a desmenuzar las noticias falsas por incendios: “Por años ha habido sectores políticos interesados en dirigir rumores”

"Por años ha habido sectores políticos interesados en dirigir los rumores, para lo cual recurrían a la desinformación, sembrando falsedades con la intención de que prendieran rápidamente, con el fin de dañar a sus adversarios. Pero pocos lo conseguían, en parte porque es necesario que la mentira que da origen al rumor reúna ciertas características de verosimilitud", afirmó el diario de Edwards.

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“Una antorcha incendiaria o un paracaídas diseñado especialmente para provocar incendios han sido grandes noticias en nuestro país en los días recientes, alarmando sin medida a amplios sectores de la población. Pero aunque ha habido alguna tardanza en su aclaración, finalmente es para todos un hecho seguro de que se trataba de noticias falsas, ninguna de las cuales se pudo leer u observar en algún medio de comunicación social bien establecido. Se trataba, pues, de hechos ficticios, propios de la era que se ha dado en llamar de la posverdad”.

Así comienza un llamativo editorial del diario El Mercurio, en el que se dedica a desmenuzar las noticias ultra truchas que han surgido en medio de la emergencia por los incendios forestales que han azotado al país.

En ese sentido, el medio antes citado sostuvo que “la posverdad ha sido elegida por el prestigiado diccionario Oxford como la palabra del año. Con ella se ha querido captar la conmoción que ha producido en el mundo la elección de Donald Trump, pero, además, otra serie de fenómenos inusuales, como el Brexit, el rechazo a los refugiados en Europa o al acuerdo de paz en Colombia. Se trata de un neologismo que tiene la connotación de referirse a circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que las creencias personales y las apelaciones a la emoción”.

Añadió que “en Chile, los acontecimientos que han rodeado a los recientes incendios forestales parecen ser la primera manifestación clara en nuestra realidad del fenómeno de la posverdad, el cual se puede ver agudizado si no hay una acción eficiente de la autoridad por aclarar la verdad de los hechos. Las llamadas ‘noticias falsas’, es decir, hechos que no son tales, sino el resultado de la invención o del rumor originado en malos entendidos, han campeado sin contrapeso en medio de la tragedia”.

A renglón seguido, el periódico de Edwards afirmó que “los rumores, mal intencionados o no, son muy antiguos. Los estudios han demostrado que para ser difundidos necesitan, en alguna medida, dirigirse a las emociones más vivas de una comunidad y ser transmitidos de boca en boca. Por años ha habido sectores políticos interesados en dirigir los rumores, para lo cual recurrían a la desinformación, sembrando falsedades con la intención de que prendieran rápidamente, con el fin de dañar a sus adversarios. Pero pocos lo conseguían, en parte porque es necesario que la mentira que da origen al rumor reúna ciertas características de verosimilitud”.

Al respecto, indicó que “el surgimiento de las redes sociales, sin embargo, ha significado un cambio mayor en los orígenes y difusión de los rumores. Hoy son miles o millones de personas las que tienen la capacidad de difundir noticias en Chile. En circunstancias como las que rodean a los graves incendios, las emociones están a flor de piel y más de alguien puede acertar con el hecho falso que reúne las condiciones perfectas para propagarse como un rumor. Más aún, investigaciones recientes han revelado que una noticia es estimada verdadera si se la encuentra repetida más de una vez, por absurda que parezca”.

“Las redes reúnen características muy apropiadas para la creación de noticias falsas y su posterior difusión exitosa, pues el usuario normal sigue a gente en la que confía y, por tanto, si recibe información de algún hecho llamativo, lo difundirá entre sus seguidores, que continuarán la cadena, repitiendo una y otra vez la misma información”, dijo.

“Es algo conocido, además, que por diversas razones se ha ido perdiendo la confianza en las instituciones tradicionales, como el gobierno, las autoridades o los expertos. En este ambiente era casi seguro que surgirían noticias falsas y rumores sobre el origen de los incendios y así ha sucedido. Todo lo cual apunta a una revaloración de los medios de difusión tradicionales: las autoridades responsables, las cadenas informativas bien establecidas que comprueban los hechos antes de publicarlos”, aseguró El Mercurio, al mismo tiempo que enfatizó que “la simple admisión del primer emisor de que el hecho no corresponde a la realidad no cambia mayormente las consecuencias. La mejor manera de impedir la difusión de noticias falsas es que cada persona compruebe la seguridad de sus fuentes y que se abstenga de reproducir lo que no es seguro. De lo contrario, solo se agravan situaciones de suyo muy serias.

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