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Mundo

3 de Febrero de 2017

Las promesas rotas de los soldados de Estados Unidos en Irak

Irak es uno de los siete países de mayoría musulmana a los que Trump ha suspendido la concesión de visados durante 90 días. El presidente, además, ha detenido durante 120 días el programa de acogida de refugiados con el fin de endurecer las condiciones de entrada y supuestamente evitar así atentados terroristas. No ha habido un anuncio oficial, pero el diario The New York Times informó este jueves de que el Gobierno de Trump ha modificado su decreto para permitir la entrada a Estados Unidos de los intérpretes iraquíes y sus familias.

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“Un día tú y yo andaremos juntos por Nueva York”. Esa promesa convirtió al soldado estadounidense Paul Rieckhoff y a su intérprete iraquí Mohamed en hermanos de guerra, una amistad que sobrevivió a las bombas pero que Donald Trump ha puesto en peligro.

Enviado a Irak entre 2002 y 2004, Rieckhoff considera inmoral el decreto de Trump que impone un veto temporal a la entrada de refugiados y de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

A su juicio, esa orden, firmada hace una semana, también contradice los valores de Estados Unidos porque obliga a romper las promesas que los soldados hicieron a los iraquíes cuando lucharon junto a ellos y con el mismo uniforme.

“Nadie confiará en los soldados de EE.UU. ahora, nadie va a cuidarnos ahí fuera si nosotros no hacemos lo mismo”, argumenta.

Fundador y director de la organización sin ánimo de lucro Veteranos de Irak y Afganistán (IAVA), Rieckhoff recuerda con gran respeto a los tres intérpretes que le ayudaron a sobrevivir en Irak, especialmente a Mohamed.

“Mi intérprete Mohamed y yo -relata- solíamos salir juntos en la misma patrulla, nos disparaban, nos caían bombas, una locura, pero éramos muy cercanos. Un día me dijo que le gustaría ir a EE.UU., pero que no iba a pasar. Y yo le decía: ‘sí, ya verás, vamos a ir a Nueva York, a mi bar favorito, a un restaurante italiano, tú y tu mujer'”.

El traductor insistía en que aquello era una fantasía, pero años después Rieckhoff recibió una llamada: “¡Estoy en Brooklyn!”.

“No me lo podía creer. Vino a mi casa, anduvimos por Nueva York, fue un sueño para él y para mí. Es un gran estadounidense, una gran persona y tiene hijos que han nacido aquí. Él representa la esencia de este país”, dijo Rieckhoff a Efe en una entrevista a los pies del Congreso de Estados Unidos.

Mientras, dentro del edificio, Farah Al Khalifi ofrecía su dolor como prueba de la lealtad de los iraquíes y pedía a los legisladores que sean valientes y planten cara a Donald Trump.

“Como fruto de mi apoyo a la misión de Estados Unidos para liberar a Irak, en la Nochebuena de 2006, fui agredida, mi padre fue secuestrado y mi marido, asesinado”, narró Al Khalifi entre suspiros y pausas frente a un grupo de legisladores demócratas de la Cámara de Representantes.

Las hermanas de Al Khalifi comenzaron en 2009 a trabajar para los estadounidenses y, como consecuencia, sus maridos les pidieron el divorcio, abandonaron a sus hijos y les reprocharon: “habéis convertido esta familia en blanco de ataques, no queremos que nos asocien con vosotras”.

Después de años de servicio a las tropas, Khalifi consiguió asilo en Estados Unidos para ella y para sus hijos.

Teme, sin embargo, por la seguridad de su familia e inició los trámites para traer a EE.UU. a su padre, a su hermano y a una de sus hermanas.

Irak es uno de los siete países de mayoría musulmana a los que Trump ha suspendido la concesión de visados durante 90 días. El presidente, además, ha detenido durante 120 días el programa de acogida de refugiados con el fin de endurecer las condiciones de entrada y supuestamente evitar así atentados terroristas.

No ha habido un anuncio oficial, pero el diario The New York Times informó este jueves de que el Gobierno de Trump ha modificado su decreto para permitir la entrada a Estados Unidos de los intérpretes iraquíes y sus familias.

“Busco ayuda y busco respuestas a toda esta incertidumbre. Creo que los terroristas fueron los que crearon a los refugiados y me gustaría decirle al presidente que mi familia nunca jamás será una amenaza para la seguridad nacional porque nosotros protegimos a los soldados en Irak y amamos a Estados Unidos”, dijo Khalifi.

En vez de ser recibidos como héroes en EE.UU., algunos traductores iraquíes y sus familias fueron retenidos el pasado fin de semana en aeropuertos de diferentes partes del mundo y devueltos a Irak, donde han sido amenazados de muerte y parte de la población los considera “traidores”, tras la entrada en vigor de la orden de Trump.

Desde 2007, el Departamento de Estado ha entregado más de 1.700 visados a los intérpretes iraquíes.

La Embajada de Estados Unidos en Bagdad no ha informado sobre el número de iraquíes afectados por la medida de Trump, aunque en los últimos tres años solo se han entregado 19 visados a los traductores iraquíes y sus familias, según cifras oficiales del Departamento de Estado.

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