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Mundo

17 de Febrero de 2017

Así funciona la mente para crear enfermedades que no existen

"Los casos más duros son los de la gente que enfermó cuando tenía 16 años y a los 50 sigue viendo a médicos. Están ciegos o en silla de ruedas y siguen operándose. Hay gente que conozco que come a través de un tubo pero no tiene ninguna enfermedad orgánica. Cada parte de su cuerpo ha sido afectada por su mente”, explica la neuróloga Suzanne O’Sullivan.

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“Todo está en tu cabeza” (Ariel, 2016) se titula el libro que escribió la neuróloga Suzanne O’Sullivan basado en caso de enfermedades psicosomáticas; es decir, males que no existen físicamente, sino que son creados por la mente, al punto de llegar a convulsiones o parálisis.

En una oportunidad, recoge El País de España, la neuróloga tuvo una paciente de nombre Linda, quien detectó que tenía un bulto en el lado derecho de la cabeza. El asunto no era nada, sólo acumulación de grasa. Pero la mujer insistía en hacerse exámenes, buscando algo.

Con el paso del tiempo, Linda comenzó a perder la sensibilidad de sus extremidades superiores e inferiores del lado derecho.

“Cuando O’Sullivan la vio, la parte derecha de su cuerpo, donde tenía el bulto, había perdido todo movimiento y sensibilidad. El hecho de que Linda no supiera que la parte derecha del cerebro controla la parte izquierda del cuerpo había hecho que su mente se equivocara al crear sus síntomas. Linda sufría un trastorno psicosomático: sus pensamientos le causaban síntomas de una enfermedad que no tenía”.

Situaciones como la anterior son las que llevaron a O’Sullivan a advertir que efectivamente había pacientes que no tenían síntomas físicos causados por conflictos de la mente.

“Todos mis pacientes tenían convulsiones pero en el 70% de los casos no tenían epilepsia: por más que les examinaba no encontraba ninguna lesión ni causa neurológica que explicase sus síntomas. Tenía que ser algo psicológico”, dice al recordar situaciones que le tocaba ver mientras se especializaba.

Entonces, en el año 2004, entendió que debía hacerle ver a ciertas personas que sus males no eran físicos, sino sicológicos.

“Tienen un estrés mental del que no son conscientes y alguien les está obligando a enfrentarlo. Esos síntomas son una manifestación del organismo: tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien dentro de ti y que no lo estás viendo”, dice.

Explica que “depende de la atención que la persona presta a los dolores. Si se obsesionan y tratan de buscar una y otra vez una explicación médica que no existe, es posible que acaben desarrollando la enfermedad psicosomática”.

“A veces los pacientes desean desesperadamente que encuentres un mal resultado en las pruebas, que pongas nombre a su enfermedad y les recetes unas pastillas que justifiquen sus dolores”, afirma.

A lo largo de su carrera como médico, cuenta que ha visto casos extremos, que cuesta creer.

“Los casos más duros son los de la gente que enfermó cuando tenía 16 años y a los 50 sigue viendo a médicos. Están ciegos o en silla de ruedas y siguen operándose. Hay gente que conozco que come a través de un tubo pero no tiene ninguna enfermedad orgánica. Cada parte de su cuerpo ha sido afectada por su mente”.

“Las discapacidades que creamos con nuestra mente son tan infinitas que ya he dejado de creer en los límites”, cierra.

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