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Poder

19 de Febrero de 2017

Felipe Alessandri niega ser fome: “Soy de talla rápida y simpática, nunca ofensiva ni discriminatoria”

El alcalde de Santiago explica que su fama de ser aburrido es un mito y dice que hasta ganó un diploma de honor en el colegio. A continuación, las confesiones de una persona que rehuye de su pasado aguafiestas.

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El alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, participó de la sección dominical de La Tercera, Manifiesto. En sus declaraciones, una de las que destaca el artículo es cuando alude a su mote de fome y dice que tiene un humor distinto a otras figuras públicas.

“No soy fome, una vez en el colegio me gané el diploma al sentido del humor. Soy de talla rápida y simpática, nunca ofensiva ni discriminatoria. Cuando estoy relajado me sale de manera natural. En la prensa me han tildado como una persona fome, pero eso fue en plena época de campaña. No tenía tiempo de estar relajado. La gente no quiere que su alcalde sea un payaso. En la interna soy distinto, con el chiste fácil”, asegura.

De la misma manera, Alessandri explica el pasado de su apellido en la política nacional y se refiere a todos los familiares que participaron en ella.

“Ser un Alessandri significa un compromiso con la patria. Tengo dos familiares que fueron presidentes de la República, también en mi familia ha habido parlamentarios, un presidente del Senado. Es una carga positiva que te abre muchas puertas, me sirvió cuando inicié mi carrera política. Ese compromiso consiste en trabajar por los más necesitados y hacer las cosas bien”, afirma.

“Conozco el municipio de Santiago desde niño. Mi papá fue designado alcalde durante la dictadura militar. Recuerdo haber jugado en un antiguo ascensor que aún funciona en la municipalidad”, complementa el actual edil de Santiago.

Estas son otras de sus confesiones más destacadas:

“Desde chico me gustó hacer negocios. Por eso pensé en ser ingeniero comercial. En los veranos hacía clases de navegación en Algarrobo. También le lavaba el auto a mi papá. Era bien pagado y juntaba mis lucas”.

“En el colegio carreteaba mucho. Eramos un grupo de amigos bien unidos y la pasábamos bien. Nos íbamos a Viña. Era de salir a bailar y también del carrete en casa tomando pisco y ron. El típico Bacardi, porque el ron Silver era muy malo. Probé el pito, aunque las drogas nunca me llamaron la atención. Ahora me gusta el vino”.

“Me han ofrecido ser candidato a diputado, pero me gustan las pegas ejecutivas. No sería parlamentario porque, aunque valoro mucho su pega, no es lo mío. Me gusta poder hacer cosas que se noten, lo resolutivo, tener buenos equipos y ver que las cosas pasen”.

“Me sorprendí más por ganarle a Joaquín Lavín que a Carolina Tohá. Sabía que era conocido en Santiago por mi trabajo y que podíamos ganar la alcaldía, pero Lavín era una figura nacional. Había sido un edil muy querido. Me decían que diera un paso al costado, que no tenía ninguna posibilidad. Pero di la pelea. Cuando se bajó, me dije: ´Voy a ser alcalde´ “.

“No me considero cuico o pituco. Muy por el contrario, me considero un gallo muy normal y aperrado. Voy a la feria, tengo mi tarjeta bip cargada, ando en metro y Transantiago”.

“Soy un alcalde pro migrante. En Santiago hay una xenofobia en ciernes generada por conductas del propio chileno. Lo que tenemos que hacer es trabajar para que nos conozcamos. Me emociono cuando veo a un haitiano cantando la canción nacional”.

“Me siento reflejado en Cathy Barriga. Nadie nos tenía fe y logramos ser alcaldes. Ella hizo una tremenda pega. La fotografía con los ositos yo no la haría, pero no hay que ser tan graves. Es su sello, hay que tener sentido del humor”.

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