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Nacional

23 de Febrero de 2017

La silicona en forma de copa de vino que lentamente se inserta en el mercado de la menstruación

Le dicen “la copita menstrual” por su forma, similar a la de una copa para beber vino. Se introduce de forma similar a un tampón, pero el funcionamiento y efecto son rotundamente distintos. El fluido menstrual, que las agencias de publicidad muestran de color azul, no es absorbido si no almacenado, guardado, como en un recipiente para beber agua. Así, la experiencia tabú que fluye del útero de las mujeres cada 28 días tiene la opción de ser algo más higiénico, menos hediondo, y compatible con la playa y la piscina. A continuación te contamos sobre el fenómeno desde la visión de usuarias y vendedoras.

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Una opción relativamente nueva ante la menstruación es la copita menstrual. El nombre no es casual, pues es una pieza de silicona con la forma de una copa de vino pero que se inserta dentro de la cavidad vaginal. Funciona a modo de recipiente de la sangre y el tejido que se desprenden del endometrio. La copa luego se saca, vacía, lava, y se vuelve a usar. Como permanece dentro frenando y guardando el fluido, la mujer en ciclo menstrual puede veranear en una playa o piscina sin “el problema” de la sangre que arriesga escaparse de los tejidos absorbentes de una toalla higiénica. Según usuarias, la copa disminuye olores, mejora la higiene, ayuda a la billetera -porque es reutilizable por años- y sería rotundamente más cómoda. Además, reduce la cantidad de basura y residuos que implica la toalla usada.

El de la copa menstrual aún es un mercado incipiente en Chile. Ya en 2014 un medio chileno publicó sobre su utilidad y novedad, pero aún se vende solo por internet o algunas farmacias de medicina alternativa, pues una incomodidad inicial es su precio. La marca Mialuna, certificada por el Instituto de Salud Pública, el SSG (autoridad de salud europea), y otras entidades, vende copas entre los $17.990 y $19.990. Nada barato si se compara con un paquete de toallas higiénicas, que puede estar por los $2.500, más o menos.

Una de las virtudes del dispositivo de silicona está en su reutilización, pues según la marca mencionada, puede usarse reiteradas veces hasta durante 10 años, pero recomiendan cambiarla cada tres. En tres años pueden gastarse al rededor de $90.000 en tollas higiénicas e incluso más, ya que al terminar el ciclo vienen los protectores diarios, algo así como unas mini toallas que se usan “por si las moscas”.

Otro aspecto favorable es su adaptación a la fisonomía del cuerpo, pues al insertarse por dentro y al vacío, permite hacer todo tipo de deporte, salir de camping más cómodamente y bañarse en la piscina o playa. La tradicional toalla higiénica, en cambio, no son compatibles con el agua, y la publicidad tradicional intenta mostrarlo como un problema protagonizado por un líquido azul que es maravillosamente absorbido por una toalla porosa con un gel, que en la realidad a veces puede verse sobrepasada.

También existen en el mercado virtual las marcas Aneer e Iclean, pero no son muy aptas para primerizas. “También es hecha de silicona hipalargénica -como Mialuna-, la diferencia es que hay solo dos tallas y es un poco más tosca, entonce si no haz usado antes cuesta más adaptarse. Una vez que te acostumbras funciona igual que las otras”, explica Josefina Espinoza, quien vende esas marcas hace dos años. Por las características explicadas, bajan a un rango entre los $8.000 y $12.000, dependiendo la talla, ya que si la usuaria es virgen, no virgen, o si ya ha tenido hijos, puede variar entre una copa XS o L.

“Me da rabia que la copa no la use todo el mundo. Es cómoda, económica, cuida el medio ambiente, no es agresiva como lo son las toallas o el támpax”, dice María Piedad Vergara (25), férrea defensora de su uso. “No emite mal olor porque, como la sangre no sale del cuerpo, no se oxida, entonces eso de “ay qué asco sacarme esa cosa llena de sangre” no es así, porque es mucho peor una toallita con sangre oxidada”, agrega.

“Las toallitas retienen la humedad de la sangre y eso hace pésimo, por eso hay que cambiarlas a cada rato. La copa en cambio te la puedes sacar después de hasta ocho horas, y no es invasiva con el pH y la temperatura de la vagina”, dice María Salazar (23), quien la usa hace un año y medio, y agrega: “Cuando usas toallas, da la impresión de que sangras mucho, ero es un mito. Al sacar la copa después de ocho horas está con suerte a la mitad, entonces también tomas conciencia de cómo es la regla en realidad”.

“Yo uso desde el 2012 hasta la fecha y la misma copa desde ahí. Son lo mejor, te puedes meter al agua porque queda puesta a presión entonces tal como un recipiente de agua va guardando la sangre que no se derrama al estar a presión”, cuenta sobre su experiencia Valentina Celedón (24), usuaria hace cinco años.

 

 

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