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Nacional

8 de Marzo de 2017

La Mentirita Blanca: La película sobre noticias falsas que llevará al Guatón Salinas y la ciudad de San Carlos al mundo

El chileno Tomás Alzamora lleva la fiebre de las “fake news” (“noticias falsas”) a un pequeño pueblo rural de su país en su “opera prima” como director, “La mentirita blanca”, que tendrá hoy su estreno mundial en Miami. “El fin no justifica los medios” a la hora de informar, señaló en una entrevista con Efe […]

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El chileno Tomás Alzamora lleva la fiebre de las “fake news” (“noticias falsas”) a un pequeño pueblo rural de su país en su “opera prima” como director, “La mentirita blanca”, que tendrá hoy su estreno mundial en Miami.

“El fin no justifica los medios” a la hora de informar, señaló en una entrevista con Efe el director de una película que llega en un momento en el que las “noticias falsas” están de plena actualidad.

Alzamora insistió en que “hay que decir la verdad y ser fiel a los valores” sin importar las consecuencias porque, si no, al final, las mentiras se descubren y la realidad se vuelve en contra del que miente.

“La mentirita blanca” es el primer largometraje de Tomás Alzamora, un artista polifacético que se gana la vida como DJ mientras el cine no le ayude a pagar las facturas, algo que espera que empiece a cambiar a partir de hoy.

Es una película que tiene mucha ficción pero también “algo de realidad” según su director, quien pretende llevar por el mundo con mucho orgullo el nombre de San Carlos, su pueblo natal, en la región de Biobío (centro de Chile).

El filme se le ocurrió cuando vio lo que hacía un conocido suyo, periodista de un diario de la localidad.

Ante la falta de noticias en un pueblo en el que “no pasa mucho” pero obligado a publicar su edición en papel todos los días, aquel periodista decidió utilizar a sus amigos para que colaboraran como fuentes falsas en grandes eventos o incluso como protagonistas de noticias que él mismo inventaba.

“Un día, José era abogado, otro día José era ciclista y el otro día José viajaba a Santiago a ver el concierto de U2”, rememoraba sobre los papeles que tuvo que interpretar un amigo suyo por el bien del periódico.

Cuando Alzamora se enteró, primero se “murió de la risa” y después se dijo que allí había “una buena historia”, aunque en aquel momento no pensaba que el filme se haría realidad y que se estrenaría de manera mundial en un festival de cine en Estados Unidos.

En el Miami International Film Festival, esta comedia negra con moraleja competirá en la categoría HBO de cine iberoamericano y también intentará hacerse con el premio Jordan Ressler al mejor guión.

Alzamora aseguró que su compañero estos días en la ciudad, el protagonista Rodrigo Salinas, va por los dos galardones.

Salinas interpreta al personaje inspirado en el periodista de San Carlos, quien para mantener su trabajo, sin malicia, debe recurrir a la mentira en una comuna rural en la que, aún hoy en día, “lo que sale en el periódico es la verdad” para sus habitantes.

La historia de Tomás Alzamora también es cinematográfica, ya que este DJ que empezó siendo el único rapero de su pueblo dio muchas vueltas por el mundo antes de establecerse en Santiago y cumplir su sueño.

Aunque hoy se sentará en la primera fila en el festival con su nombre al frente de los títulos de crédito, este chileno trabajó como recolector de frutas y obrero en Nueva Zelanda y también vivió en Francia.

“A día de hoy, en Chile muy pocas personas trabajan de lo que les apasiona”, afirmó sobre la actualidad de su país, al que cree haber retratado en “La mentirita blanca”.

El creador, que sufrió para sacar este proyecto adelante con poca financiación y, en parte, gracias al “crowdfunding” de 30.000 dólares junto a distintas subvenciones, dijo que aspira a que “La mentirita blanca” le ayude a rodar un segundo largometraje, para el que ya tiene ideas.

Alzamora también alza la voz en su primera película contra los políticos y el sector económico, a los que acusa de “controlarlo todo” y de “mentir y tapar” la realidad, ya sea con noticias irreales o a través de entretener a la gente con contenidos vacíos en televisión

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