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Mundo

16 de Marzo de 2017

Una exclusiva “liga” perpetró el mayor saqueo de la historia de Brasil

Tres años de investigaciones han destapado el pago de sobornos por más de 2.000 millones de dólares en un proceso con 125 condenados, ninguno con fuero privilegiado, que amenaza los cimientos del modelo político brasileño.

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Una exclusiva “liga deportiva”, integrada por dieciséis “equipos”, se valió de “competiciones nacionales e internacionales”, para perpetrar, durante una década, el mayor saqueo de la historia de Brasil, el vaciamiento de Petrobras.

Esa liga era un “club de empresas” o, como apunta la Fiscalía brasileña, un “cartel”, y sus escogidos “equipos” fueron las 16 constructoras más importantes de Brasil, protagonistas del perverso juego que encubrió un escándalo de corrupción sin precedentes que ha salpicado a una docena de países latinoamericanos.

La monumental trama fue descubierta, casi por casualidad, en marzo de 2014, cuando la policía del estado de Curitiba investigaba una red que operaba en gasolineras y “Lava Jatos” (autolavados), cuyo cabecilla era nada menos que uno de los cerebros de la operación de lavado de dinero de Petrobras.

Tres años de investigaciones han destapado el pago de sobornos por más de 2.000 millones de dólares en un proceso con 125 condenados, ninguno con fuero privilegiado, que amenaza los cimientos del modelo político brasileño.

El “esquema” del “club” para hacerse con las licitaciones de Petrobras era relativamente sencillo, según documentos de la Fiscalía brasileña.

“En un escenario normal, las empresas competirían entre sí, en licitaciones, para conseguir los contratos de Petrobras”, pero “en este caso, las empresas se cartelizaron en un club para sustituir la competencia real por una aparente”, señala el organismo.

“Los precios ofrecidos a Petrobras se calculaban y ajustaban en reuniones secretas, en las que se definía quien ganaría el contrato y cual sería el precio, inflado en beneficio privado y en perjuicio de la caja de la estatal”.

“El cartel tenía incluso una regulación que simulaba las reglas de un campeonato de fútbol, para definir como se distribuirían las obras”, y para “disfrazar” el delito, el reparto de las obras se hacía “como si fuese la distribución de premios de un bingo”.

El “campeonato deportivo”, continúa la documentación de la Fiscalía, “viene a ser una competición anual con la participación de 16 equipos, estructurados bajo una liga, que se enfrentarán entre sí y con terceros, cabiendo al vencedor un premio en cada jornada, definida aquí como un trofeo”.

En este juego perverso, los “equipos” eran las grandes constructoras; la “liga”, el calendario de obras públicas de Petrobras; y la “jornada”, las licitaciones que terminaban con un “trofeo”, es decir, con la adjudicación.

Según las delaciones de directivos de los “equipos” ante la Justicia, el “club” comenzó a organizarse a finales de los 90, pero funcionó de forma más efectiva entre 2006 y 2014.

Las “comisiones ilegales” de las adjudicaciones de Petrobras oscilaban entre el 1 y el 5 por ciento de la cuantía de los contratos, que se distribuían entre directivos de la petrolera y partidos políticos.

Los directivos de Petrobras, por su parte, “favorecían” al “club” restringiendo los aspirantes a una licitación tras negociaciones “directas e injustificadas”, “aceleraban la contratación con la eliminación de etapas relevantes” y aceptaban “precios excesivos”, entre otras irregularidades citadas por la Fiscalía.

Entre los “equipos” de este siniestro “torneo”, las más importantes constructoras del país, como Odebrecht, Camargo Corrêa, OAS, Mendes Júnior, Engevix, Galvão Engenharia y UTC Engenharia.

Algunas otras lograron esporádicamente hacerse con licitaciones de Petrobras, pero siempre “mediante una negociación con el club”, según las delaciones.

El “club” se reunía varias veces al año y organizaba la “tabla de competición” para establecer el “reparto”.

Las reglas del “campeonato esportivo (deportivo)”, plasmadas en un documento, incluían la preparación “para competiciones nacionales e internacionales, priorizando siempre la obtención de récords y de mejora de los premios”.

La “alianza” les permitía también concurrir a “campeonatos paralelos” pero “con la participación, por lo menos de dos tercios de los 16 miembros de la Liga” y preveía incluso “competiciones para categorías inferiores”.

En cada “rodada” (convocatoria) debían participar al menos seis “equipos” con una “actuación extremadamente activa y competitiva”.

Durante casi una década, el “club” se hizo con cientos de contratos de Petrobras por un valor próximo a los 25.000 millones de dólares, siempre con la ambición de lograr “mejores premios”.

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