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Opinión

21 de Marzo de 2017

Barrio Bravo, el nuevo fenómeno futbolero en redes sociales: “Gary Medel es el santo de esta generación”

Roberto Meléndez (31), al día siguiente del partido Chile-Uruguay por la Copa América de 2015, publicó en Facebook un relato sobre el triunfo de la selección. El texto se viralizó de inmediato y Barrio Bravo, su página, se convirtió con los meses en un fenómeno de las redes sociales. Hoy cuenta con 85 mil seguidores en su fanpage y se prepara para lanzar en junio su primer libro de literatura futbolística, editado por Random House. Aquí, dice que Bielsa no hubiese funcionado en el Chile de los 80, que el fútbol timorato de antaño reflejaba muy bien la sociedad de los años 90, hace mierda a Solabarrieta y analiza la rivalidad que tenemos con los argentinos: “Es más nuestra. Ellos nos miran con desprecio”.

Jonathan Mardones
Jonathan Mardones
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Roberto Meléndez les había recalcado que ese día de principios de 2015 sería el plazo límite para entregar los textos. Ya tenía un blog en internet que bautizó como Barrio Bravo, en honor al carácter aguerrido del fútbol sudamericano, donde subía relatos futboleros, pero llevaba un par de meses obsesionado con dar un paso más allá y crear una revista. Sus amigos eran los únicos cómplices comprometidos a escribir textos para levantar el proyecto. Pero ese día, cumplido el plazo, al correo de Meléndez no llegó ni un solo relato.

La revista se había caído. Sólo tenía una página en Facebook con 170 seguidores, de los cuales 120 era gente conocida. Llevaba años esperando una oportunidad. El 2011, ya egresado de Derecho en la Universidad de Chile, empezó a escribir sus relatos, muy alabados por sus cercanos, pero eso no le bastaba. En abril de 2015 pensó que la Copa América que se disputaría en Chile en junio de ese año llegaba como una buena instancia para sumar gente. El campeonato lo vio con un ojo puesto en la pantalla del televisor y el otro en el computador, esperando que un texto se viralizara. En cuartos de final, Chile enfrentaba a Uruguay, vigente campeón de la competición.

“Quedaban 10 minutos- escribió Meléndez tras ese partido- y amigo, el corazón se me estaba por salir. Yo no quería penales, el guatón Nelson tampoco, nadie en Chile quería penales. Salvo esos celestes transpirando huevos. Pero la pelota es la pelota y Chile le trataba mejor, mucho mejor. 99 años quedando con las ganas, a medio camino, cuántas veces vimos esa película. Lo normal, la historia era esa: quedarnos ahí. ¿El Huaso? Yo lo puteaba por costumbre, porque así me aliviaba la carga, pero estaba jugando piola, siempre ofreciéndose, dando la descarga por su lado.

De pronto desde el departamento de arriba se escucha: ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOL CONCHATUMADREEEEEE!!!! Dudé un segundo, por escepticismo natural, por prudencia nacional, por si por alguna razón de mierda algo raro pasaba y nos anulaban el gol… Pero ahí le pegó el Huaso con furia, descarga acumulada y el pelo brillante: medio Uruguay se fue encima, tratando de bloquear la pelota… ¡Cómo se gritó! Retumbaba el edificio ¡Cómo lo grité! Mi garganta se dobló. Inolvidable”.

El 25 de junio de 2015, la mañana siguiente del triunfo de Chile frente a Uruguay, Roberto Meléndez escribió un nuevo relato, graficando lo que sintió el día anterior. Lo publicó a las 9:15 horas y salió a trotar. A las 10, cuando volvió, el texto había alcanzado los 120 likes en un par de minutos. A la tarde ya tenía mil. Al día siguiente cinco mil. Un año después recibiría la propuesta de Random House para escribir un libro. Hoy ya lo siguen en su fanpage más de 85 mil personas.

¿Qué significó ese gol de Isla?
Es un quiebre en nuestra historia. En los encuentros bravos, decisivos, siempre terminábamos perdiendo. La jugada de Jara metiéndole el dedo a Cavani es mañosa y es una manera descarada de ganar. Pero ese partido le da al fútbol chileno un perfil prepotente. Ganaste con un poco de trampa y te abre todo el abanico. Te enseña a ganar. Porque ganar es curtirse y la vida también se trata de hacer malos actos. Sé que está mal decirlo, pero es así.

¿Cómo se vincula el fútbol con la sociedad chilena?
Primero hay un vínculo desde el machismo. En Chile la relación con el fútbol comúnmente se da entre padre e hijo. El hombre en general no comparte su veta emocional.El fútbol es uno de los pocos momentos donde los hombres pueden expresar sus emociones sin sentirse débiles. Por otra parte, junto con el crecimiento y sofisticación del fútbol en Chile, sobre todo a partir de Bielsa porque antes el debate era súper vulgar, también ha habido una sofisticación en el debate social. De cierta manera el fútbol ha ido creciendo junto a la sociedad chilena.
La forma en cómo nos expresamos va muy de la mano con el fútbol. Ese fútbol timorato que jugábamos antes, ese que de local los jugadores salían con mucha personalidad, al ataque, pero cuando ibas a jugar a otro país se cagaban entero. Esa actitud reflejaba muy bien al chileno de los 80 o 90 que si salía del país era muy tímido, pero acá, en su casa, tenía personalidad. Eso cambió.

¿Qué pasa en Chile que cambia la mentalidad de esa sociedad timorata?
Hay una rebeldía inconsciente que se destapa a partir del fenómeno de los medios, de la inmediatez. Se despierta un apetito por querer ser parte de las cosas buenas, de la educación universitaria, por ejemplo. La información es un punto clave. Cualquier revolución nace de la información.

¿O sea que si la revolución universitaria se dio el 2011, tiene relación con que Chile haya ido al mundial el 2010? ¿Es parte del mismo proceso social?

Bielsa en los años 80 no habría funcionado. Bielsa encaja con un chileno más contestatario, más rebelde, más ambicioso, ese que se despliega en el 2011. En los 90 nos abrimos al mundo, era una demostración de que Chile participaba de algo. El mundial del 98 es importante en ese aspecto porque nos vimos compitiendo. Pero con Bielsa, 10 años después, ya no se quiere solo ir a participar, se quiere ir a ganar. Se genera ese lenguaje y rebeldía.

¿Qué valor le das al fútbol en el barrio? ¿Qué significa, por ejemplo, para un grupo de adolescentes de una población jugar un partido contra los de otra?
Es una dinámica de crecimiento. Es exponerse a la derrota o a la victoria, a un puñete, a una patada, a miedos, a la adrenalina. Es también una experiencia de amistad. No te das cuenta que estás construyendo tus recuerdos. Son las cosas de la que hablarás cuando te juntes con tus amigos muchos años después.

SOLABARRIETA, GUARELO Y CARCURO

¿Cómo crees que los medios interpretan el fútbol?
Desde una manera súper resultadista. Cuando un jugador hace tres goles se le sube al Olimpo, pero después si sale a una fiesta se lo hacen mierda. No hay una comprensión barrial de lo que es el fútbol. Cuando leo las notas visualizo al hueón con terno, no me transmite ese aire ahogado que de repente tienes en la cancha que ¡aaaah! le gritas al conchetumare ¡hueón, tócala!, y enojarte con tus compañeros, el sentir ira, sentir felicidad, esa expresión emocional del fútbol no está reflejada en los medios. Le damos harto color a las figuras importantes de Chile desde una veta super cebolla como “le ganó a la vida”. ¡Pero si todos le ganan a la vida!

¿Qué opinas de Solabarrieta y de Carcuro?
Carcuro es una persona que representa al fútbol del pasado. No agarró ni el lenguaje actual ni la intensidad ni el funcionamiento del fútbol moderno. Solabarrieta me parece lleno de lugares comunes. Exacerba la cebolla y su propio protagonismo. Siento que todo el tiempo él quiere ser trending topic. El partido queda un poco de lado. Me pasa con todos los comentaristas. Necesitan decir una idea genial, que son en verdad muy obvias, raspar la cebolla y ponerla en el ojo para que la gente se emocione. Hay una falta de talento ahí.

¿Y lo que hace Guarello?
Lo veo dando las noticias o transmitiendo un partido y lo encuentro aburrido. Quizás no tuvo el coraje de hacer el periodismo que a él más le interesa que es el intelectual. O quizás estoy equivocado y él trata de darle un perfil más intelectual al fútbol. Pero su discurso me parece valiente. No comparto su forma de ser tan arrogante, como cuando manda a leer a la gente. Solabarrieta no dice nada. Por último, Guarello te da un punto de vista.

A pesar de lo masivo que es el fútbol en Chile, la literatura futbolera es súper escasa. ¿Por qué crees que los escritores no se lanzan a escribir de fútbol?
A la mayoría de los escritores chilenos no les gusta el fútbol y tienen un perfil más intelectual. Eso se enmarca en un clasismo y elitismo. El fútbol no es considerado como un aspecto literario que valga la pena abordar. Lo que me parece una estupidez. El amor es una cosa tan válida como el fútbol. El hecho de darle un desarrollo literario al fútbol es una forma de validarlo culturalmente; lo saca de una apreciación meramente inmediata del juego.

LOS SANTOS

Las culturas latinoamericanas, profundamente religiosas, sobre todo católicas, suelen tener santos a los que acuden y recuerdan por sus hazañas. ¿Cuáles son los santos de de nuestro fútbol?
Sapito Livingstone es el primer jugador conocido por todos, no sólo por los que le gusta el fútbol. Lleva el deporte a los medios de comunicación. Termina siendo como un santo. Salas y Zamorano también. Elías Figueroa. Marcelo Bielsa. Caszely, aunque tiene eso del penal que lo condena. Varios de la generación actual se convertirán en santos.

¿Quiénes?
Gary Medel. Alexis y Arturo también pero son ganadores totales y siempre van a generar envidia, o incomprensión. Sobre todo Vidal, que más encima es altanero. El chileno no se siente reflejado en Arturo. Algunos sí. Yo me siento reflejado en él. El chileno se refleja en Bravo, en el políticamente correcto, que a mí no me gusta como personaje. Ese hueón que da el ejemplo me carga. Medel queda justo en ese punto intermedio: es choro, agrandado, pero no ha llegado tan arriba, ha tenido la mala cuea de ser bajo. Uno habla de las jugadas de Alexis y Arturo. A Gary lo mides por cómo mojó la camiseta, con cuánto barro se manchó, cuán verde quedó la camiseta roja. Él, además, tiene claro que la concepción de ídolo nace y muere en la gente. No es el mejor del mundo, pero tiene el abrazo popular. El santo de la generación actual es Gary Medel.

¿Por qué esta generación dorada creció en esta época y no en otra?
Se dio todo. Primero el discurso de Bonvalet de ser campeones del mundo se va replicando en el medio chileno. Él es pionero en ese discurso. Antes todo era en la medida de lo posible. El chileno es prudente. Segundo, es su capacidad física. Sulantay fracasa el 2005 con la sub 20 en el mundial de Holanda y a la vuelta se da cuenta que el gran problema que tuvo no era técnico sino que físico. No es que los jugadores de ahora sean tan buenos, porque el guatón Vega era mejor que varios de la selección, pero estos son superdotados en lo físico. Aparecen jugadores extraordinarios en ese ámbito como el Huaso Isla. Ese es el cambio brutal. La fórmula para que se gestara esta generación es mejoramiento físico más Bielsa. Por ejemplo, Paredes dijo una vez que Bielsa le enseñó a moverse dentro del área. La incidencia de Bielsa es a ese nivel: en que a un jugador ya de 30 años le enseña algo que tenía que aprender a los 15. Los técnicos chilenos están más preocupados de cuidar la pega que de sacar cracks. Hay poca hambre.

LA RIVALIDAD CON ARGENTINA

Se nos viene el partido contra Argentina el 23 de marzo y Chile está en uno de los mejores momentos de su historia. A pesar de eso, el fútbol se vive de distinta manera en ambos países. ¿Cómo ves la cultura futbolística chilena en relación a la argentina?

En Argentina sí hay una cultura futbolera. Hay un lenguaje, una manera de comportarse, de verse, un estatus social que se valora, se desarrolla una identidad. Acá en Chile no hay grandes conceptos detrás del fútbol. Es como un juego de pichanga, disfrutamos de eso, pero no la validamos como un elemento social destacado. El fútbol acá solo es un escaparate de la rutina.

¿Por qué?
En Chile el deporte es más formal, más serio. En una sociedad como la chilena el trabajo es el síntoma de la virtud. Acá se valora una jornada de 8 a 6 de la tarde, recibiendo el mismo sueldo todos los meses. Entonces el fútbol, que tiene unos tiempos distintos, que se desarrolla más con las pasiones, no se externaliza con orgullo. El fútbol es como una corbata: te la puedes sacar y volver a poner. En cambio Argentina no se entiende sin fútbol. Chile sí.

¿Qué piensas de la rivalidad Chile-Argentina?

La rivalidad que es más nuestra. De ellos hacia nosotros existe más un desprecio. Probablemente es similar a lo que nos pasa a nosotros con Perú, porque le ganamos siempre. Tú vas a Perú y ellos están pendientes del Festival de Viña, o de un partido de la U contra Colo Colo. Nosotros no estamos ni ahí con un Universitario-Alianza de Lima, no sabemos que existe, pero sí estamos preocupados del Boca-River. Nuestros ojos siempre han estado posados en Argentina, por un tema cultural y un complejo de inferioridad. Nos boletearon toda la vida, hasta que le ganamos 1-0 con Bielsa. Obviamente hemos crecido con una experiencia llena de derrotas con Argentina, y muchas de ellas nacían antes de entrar a la cancha. Hasta ahora, que ya no juegan con complejos.

¿Qué simboliza para ti un Chile ganando dos Copas Américas frente a Argentina?
Ganarle a Argentina es una muestra del salto en personalidad que ha dado Chile en la última época.

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