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Cultura

22 de Marzo de 2017

“La denuncia”, primera obra literaria sacada en secreto de Corea del Norte

"La denuncia" es el primer libro de ficción sobre la dura realidad cotidiana de Corea del Norte sacado a escondidas del hermético país, todo un fenómeno editorial pese a que la identidad de su autor se mantiene en secreto para evitar las represalias del régimen. "Fue un flechazo", comenta Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, que publica a final de junio en español esta compilación de siete relatos escritos y ambientados en los últimos coletazos del reinado (1948-1994) de Kim Il-sung, fundador del país y de la dinastía que dicta el destino de sus 24 millones de almas.

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“La denuncia” es el primer libro de ficción sobre la dura realidad cotidiana de Corea del Norte sacado a escondidas del hermético país, todo un fenómeno editorial pese a que la identidad de su autor se mantiene en secreto para evitar las represalias del régimen.

“Fue un flechazo”, comenta Luis Solano, editor de Libros del Asteroide, que publica a final de junio en español esta compilación de siete relatos escritos y ambientados en los últimos coletazos del reinado (1948-1994) de Kim Il-sung, fundador del país y de la dinastía que dicta el destino de sus 24 millones de almas.

El drama de requerir del permiso del partido hasta para despedir a una madre moribunda, la colosal desmesura entre la vida de los líderes y los norcoreanos de a pie o ese terror a ser acusado de traidor hasta por el vecino que hace de Corea del Norte una especie de multitudinaria y paranoica obra teatral.

Esta obra -que llegó a las librerías de Reino Unido y EE.UU. el pasado marzo, y a las francesas en 2016- fue publicada originalmente en 2014 en Corea del Sur por la editorial del periodista conservador Cho Gab-je.

El libro ha despertado un interés global a pesar de que de su autor se sabe poco más que su seudónimo, Bandi (“luciérnaga” en coreano).

Bandi nació en 1950 y creció en la región china de Manchuria -donde sus padres se refugiaron de la guerra de Corea- antes de retornar a su localidad natal en el noreste norcoreano, donde a los 20 años debutó en una revista literaria, que, como todas en el país, venía a ser un compendio de propaganda muy bien escrita.

Lo malo es que de lo anteriormente descrito solo el 5% es verdad. El resto es pura ficción, según confesó a la agencia que posee los derechos internacionales del libro Do Hee-yun, miembro de una ONG que vela por los derechos de los desertores norcoreanos y en cuyas manos cayó el manuscrito original antes de ser publicado.

Do solo certifica que Bandi es norcoreano y sigue en el país, que un familiar del autor que desertó al Sur sacó el libro a escondidas y se lo hizo llegar y que el foco de la escritura del autor cambió cuando personas cercanas a él murieron por la hambruna que arrancó en los años en los que se ambienta “La denuncia”.

Creyó necesario idear esa biografía para que el lector no pensase que el libro era un producto inventado de propaganda antinorcoreana por la editorial de Cho, conocido detractor del régimen de Pyongyang.

El mutismo en torno a Bandi busca proteger del régimen a la persona detrás de una pieza de ficción literaria escrita y guardada en secreto en Corea del Norte durante una década por su feroz crítica hacia los Kim, y que es la primera de este tipo que se logra extraer desde que la península coreana se partió en dos hace ya 72 años.

“Se trata de proteger también a sus familiares”, recuerda Solano en relación a una situación que se denuncia repetidamente en el libro: el que al menos tres generaciones de la familia de un infractor deben pagar en Corea del Norte por su delito, en algunos casos con el envío a los “kwanliso”, las temidas colonias penales.

Aunque Solano considera que no se puede estar seguro al 100 % del origen de la “La denuncia”, señala que el duro trabajo de traducción al castellano ha puesto de relieve que el léxico utilizado en el texto es el de alguien que, al menos, ha pasado muchos años de su vida en Corea del Norte.

Y es que más de siete décadas de separación han hecho que el coreano que se habla a ambos lados del paralelo 38 comience a resultar parcialmente inteligible si el que lo oye o lee procede de la otra mitad de la península.

Es lo que pudo comprobar el equipo que lo ha traducido al español y que en realidad ni siquiera ha trabajado con el original, sino con el texto de la edición de 2004 publicada en Corea del Sur, en la que ya se tuvo que aligerar la carga de dialecto norcoreano para que resultara comprensible.

En cualquier caso, “La denuncia” parece representar muy bien el triste y silencioso lamento de todos aquellos norcoreanos que, como los protagonistas de la obra, deban enfrentarse cada día al cúmulo de contradicciones que les genera un entorno tan excesivo.

Y es que independientemente de su identidad, dicen los críticos, lo importante es que Bandi, cual luciérnaga, solo parece querer arrojar algo de luz sobre un país plagado de oscuridad.

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