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Poder

11 de Abril de 2017

La tesis de Carlos Peña tras bajada de Lagos: La izquierda light le puso en bandeja la Presidencia a la derecha

"La derrota de Lagos (antecedida por la increíble alergia a las ideas que mostró la negativa a dejar competir a Fernando Atria) ensombrece el futuro de la izquierda en Chile porque equivale al derrumbe de un proyecto histórico".

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En una columna que este martes escribe para El Mercurio, el abogado y rector de la UDP, Carlos Peña, observa que la bajada de Lagos implica ni más menos que “la izquierda light” le puso en bandeja, así con la mesa servida, la Presidencia de la República a la derecha, que de manera inédita entonces podría ganar la elección dos veces en menos de dos décadas, algo que jamás aconteció en todo el siglo pasado.

Plantea Peña que por esa razón es que la derrota del exgobernante “es de las cosas más significativas del último tiempo”. ¿Por qué? Por varios motivos sugiere el columnista.

El primero de ellos, y acaso el más medular de todos, es que “Lagos decidió ser candidato porque advirtió que lo que estaba en juego era el futuro de una cierta concepción de la izquierda en Chile y en América Latina”.

Explica al respecto que en la región efectivamente ha habido dos izquierdas. “Una de ellas, la liderada por Lagos durante largo tiempo, es amistosa con la modernización capitalista y al mismo tiempo consciente de las patologías que ella supone, pero dispuesta a corregirlas con sus mismas armas. Se trata de una izquierda que aprendió que la política democrática no necesita una escatología, que la modernidad, le pese a quien le pese, está atada al mercado, y que la libertad supone que el horizonte final del destino humano debe quedar entregado a cada uno. Frente a ella ha habido desde siempre otra izquierda. Esta última piensa la política como atada a una escatología, a un horizonte final, la sustitución del capitalismo, que debe guiar y orientar los esfuerzos del presente. Se trata de una concepción para la cual la política es una actividad religiosa, sólo que por otros medios”.

Para Peña, pese a que esa tensión entre estas dos izquierdas ha estado presente en el último tiempo, la que ganó no fue ninguna de ellas, sino la “izquierda light”.  Por ésta, define algo así como una que figura “atrapada o por el buenismo (la idea de que la política es cosa de buenas intenciones, un asunto de sentido común, como parece ser, al menos hasta ahora, el caso de Beatriz Sánchez) o por un pragmatismo a ras de encuestas (la idea de que la opinión del público, el mismo que ve televisión y aplaude a sus figuras, entre ellas a Guillier, equivale a la formación de la voluntad ciudadana)2.

“Para ambas sensibilidades, para el buenismo y el pragmatismo, la política que llevó a cabo la Concertación de Partidos por la Democracia, y cuya principal figura ha sido Lagos, es su principal enemigo. En efecto, el buenismo no entiende que la política es un raro compromiso entre la aceptación de la realidad (la presencia del otro, las restricciones del entorno) y la decisión de cambiarla y que, por lo mismo, la política democrática siempre suele estar por debajo de los sueños y las aspiraciones. Y que ese residuo de aspiraciones incumplidas no es un defecto de la política democrática, es la mejor prueba de que ella es un inevitable juego de compromisos. Y el pragmatismo, por su parte, se deja hipnotizar o por las encuestas o se deja guiar por la pulsión alimenticia y solo va en busca de quien asegure mejor y más rápido su satisfacción”, opina.

Por eso es que cree que “la derrota de Lagos (antecedida por la increíble alergia a las ideas que mostró la negativa a dejar competir a Fernando Atria) ensombrece el futuro de la izquierda en Chile porque equivale al derrumbe de un proyecto histórico”.

“En todo este resultado, la Presidenta Bachelet tiene una alta cuota de responsabilidad. Ella, con el buenismo silencioso de que ha hecho gala en este segundo mandato, ha contribuido a una mala comprensión de la modernización de Chile, y con ello a devaluar la gestión de quienes le antecedieron y la que ella misma llevó adelante -de mala gana, en cualquier caso- durante su primera administración”, advierte.

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