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Mundo

26 de Abril de 2017

La historia del venezolano que protestó en pelotas y con una biblia en la mano contra Nicolás Maduro

"Yo llegué a la autopista por mis propios medios. Me quité la ropa y traté de dialogar con ellos. Al principio, me lanzaron bombas lacrimógenas a los pies, pero yo las esquivé. Luego sí noté que se cansaron de lo que estaba haciendo y me dispararon perdigones. Me pegaron en toda la espalda y algunas partes del rostro", cuenta Hans Gerhard Wuerich Larios.

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En medio de la masa de venezolanos que marcharon y protestaron contra el gobierno de Nicolás Maduro la semana anterior, emergió uno que se hizo conocido en casi en todo el mundo por la forma que tuvo para quejarse contra el oficialismo. Ese día, específicamente el jueves 20, Hans Gerhard Wuerich Larios, 27 años y nieto de alemanes, se paró desnudo, se subió sobre una tanqueta y sacó una biblia.

“El diablo está en Venezuela. El diablo está en el gobierno. Lo planeé dos días antes. Busqué ejemplos en España, Estados Unidos y Brasil, donde algunas personas se han desnudado para protestar por injusticias. No traté de seguir ninguna línea política, solo quería expresar un mensaje con mi Biblia: debemos sacar al diablo de nuestro país. Debemos unirnos y rescatar nuestra justicia. Sólo con Dios de nuestro lado podremos hacerlo”, cuenta en entrevista concedida a The New York Times días después del hecho.

Este licenciado en Comunicación Social, quien afirma no ser evangélico ni testigo de Jehová, sino sólo alguien que se refugia en la Biblia para apaciguar sus angustias, dice que no le hicieron nada, que  “sólo uno se puso medio violento de palabra al pedirme que me bajara de la tanqueta. Pero de resto me ignoraron. Yo llegué a la autopista por mis propios medios. Me quité la ropa y traté de dialogar con ellos. Al principio, me lanzaron bombas lacrimógenas a los pies, pero yo las esquivé. Luego sí noté que se cansaron de lo que estaba haciendo y me dispararon perdigones. Me pegaron en toda la espalda y algunas partes del rostro”.

Asegura que no tuvo miedo, pues no le preocupaba que lo detuvieran, lo desaparecieran o incluso lo mataran ahí mismo. “Lo que yo quería era hacer llegar mi mensaje. Estuve como 20 minutos en eso. Luego, agarré mis cosas y tranquilo me fui caminando hasta mi casa. Mis papás y una amiga me curaron las heridas y listo. Quien no teme a la justicia divina, no debe temer a la justicia terrenal”, asevera.

Sobre las burlas de Maduro ante su forma de protestar, responde que “me parece genial. Que siga hablando, que sigan hundiéndose más. Porque eso es lo que hacen los miembros de este gobierno cada vez que hablan: hundirse”.

Consultado sobre presiones recibidas de parte del gobierno, contesta que no. “Sólo apagué mi teléfono por cuatro días por motivos de seguridad. Nadie ha venido a buscarme y tampoco me he reunido con líderes de oposición. Lo que hice, lo hice por mi propia cuenta. Con mis dos manos y mis pies”. “Me aconsejaron que apagara mi teléfono por seguridad, muchos medios de comunicación quieren hablar conmigo”, cierra.

 

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