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Nacional

4 de Junio de 2017

Pablo Andueza Guzmán, la prematura partida del mejor de su generación

El dirigente político DC Pablo Andueza Guzmán falleció el pasado 29 de mayo de un ataque al corazón. Quienes lo conocieron y fueron sus compañeros de la generación del 80, lo recuerdan con amor infinito. Al consultar por su vida y por lo que hizo en política, a sus compañeras y compañeros les cuesta hablar. "Quienes sobrevivimos a Pablo tenemos una tarea obvia: acabar con el escándalo que nuestra democracia, por la que Pablo tanto luchó, se esté quedando sin jóvenes", dice Sergio Micco. Andueza, así como van las cosas, era una rareza en la política y sobre todo en su ex partido. Aquí su historia.

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En 1986 Pablo Andueza (a la izquierda) junto a Tomás Jocelyn-Holt y el senador estadounidense Ted Kennedy, de visita en Chile.*Foto: Twitter.

Un ataque cardíaco fulminante terminó con la vida del abogado Pablo Andueza Guzmán. Con tan solo 52 años, falleció el pasado 29 de mayo en Valparaíso. Su repentina muerte provocó un profundo pesar en la generación de dirigentes estudiantiles de los años 80 y en la comunidad porteña. El exmilitante de la Democracia Cristiana, dedicó los últimos años de su vida a defender el patrimonio cultural de Valparaíso para sus habitantes. Fue un férreo opositor al mall Barón y el proyecto Terminal Dos en el puerto y uno de los principales impulsores del parque cultural en la excárcel.

Candidato eterno a ser alcalde de Valparaíso, en 2012 estuvo dispuesto a competir, se reunieron fondos para una precampaña, pero la Democracia Cristiana optó por apoyar al exalcalde Hernán Pinto, que ya tenía varios cuestionamientos encima. La decisión marcó la ruptura de Andueza con la DC y renunció al partido. Pese a militar hace más de 30 años y a encarnar en vida lo mejor del humanismo cristiano, según relatan sus contemporáneos.

Su renuncia no fue debido a una aspiración de poder. Nunca buscó cargos políticos. De hecho, comentan sus amigos, siempre se mantuvo en segunda línea y rechazó el cargo de Intendente de la V Región en dos gobiernos de la Concertación. Sus reparos con Pinto y la decisión de la falange eran éticos. Y esa fue una de las característica que marcó su trayectoria y vida política.

Durante la dictadura, en 1985, Andueza fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y es recordado como uno de los líderes más destacados de la época. Si bien nunca participó de ninguna tendencia interna de la DC, sus ideas lo ubicaban en el sector más progresista del partido. Su opción preferencial fueron los más pobres, pese a venir de una familia acomodada. Era hijo del exintendente de la V Región, Juan Andueza Silva.

En su mandato de la federación defendió la idea que tanto la PUCV como sus estudiantes, debían abrirse a otras realidades sociales. Organizó trabajos sociales en campamentos y tomas de Valparaíso. Su postura en la lucha contra la dictadura fue siempre la misma. Era un defensor de la no violencia activa. Creía que la resistencia armada era rebajarse al nivel de los represores.

Pero también fue un tipo valiente y cuando fue necesario puso en riesgo su vida. Su amigo, el actual subsecretario general de Gobierno, Omar Jara, recuerda un episodio que vivieron juntos en el año 1986. Ambos se enteraron que unos compañeros de la universidad, estudiantes de Filosofía, habían sido detenidos por la CNI. Sabían donde estaba ubicado el cuartel de organismo, en calle Álvarez, muy cerca de Agua Santa. Decidieron junto a otro grupo de compañeros, protestar frente al cuartel. Ante el escándalo, uno de los agentes salió y pidió que entrara un sólo dirigente a hablar con los funcionarios. Andueza dijo que él ingresaría. Estuvo unos minutos adentro. Le dieron una golpiza feroz y lo echaron a patadas.

“Ser parte de la generación de los ochenta fue un verdadero privilegio, un sentimiento que cuesta explicar que generó un vínculo que nunca más se rompió. Hoy, que uno de los más destacados hombres de esa generación, nos deja de forma tan inesperada solo queda agradecer su compromiso y su lealtad con todas las causas que abrazó. Su legado nos obliga a no olvidar que la lucha por un Chile más justo e igualitario no ha concluido y la unidad política en que él creyó, hoy es un imperativo ético”, reflexiona Jara.

Andueza estudió en el colegio de los Sagrados Corazones de Viña del Mar, y tras egresar de derecho en el Católica de Valparaíso, realizó un magíster en Antropología Social y Cultural en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

Dedicó buena parte de su vida profesional a la academia. Era docente en la PUCV y consultor del Centro de estudios y asistencia legislativa (CEAL) de la universidad. El único cargo público que ocupó fue como subdirector jurídico de Aduanas. Renunció como protesta al manejo político que se hacía del servicio.

Yerko Ljubetic, presidente del FECH en 1984 y ministro del Trabajo en el gobierno de Ricardo Lagos, recuerda que “era de los mejores dirigentes, tenía mucha claridad conceptual y credibilidad. Lo que más admiré de él es que era muy consistente y coherente con las ideas que defendía. Un católico, humanista cristiano, que llevaba su fe y creencias a su vida cotidiana”.

Para Nolberto Díaz, también dirigente de la PUCV en los años 80, Andueza fue uno de sus mentores. “Con Pablo comienza a morir una generación que se hizo adulta precozmente en dictadura, alguien que luchó por la libertad y que luego se retiró sin pedir nada a cambio. Andueza era eso. Por eso lo lloramos”, afirma con tristeza.

“Trascender es entregarse y morir por alguien o algo que consideramos externo y superior a nosotros. Pablo Andueza trascenderá en sus hijas; en sus alumnos que lo admiran; en su generación que lo recordará siempre como un líder cívico ejemplar y en su creencia religiosa que dice que los seres humanos no mueren jamás. Quienes sobrevivimos a Pablo tenemos una tarea obvia: acabar con el escándalo que nuestra democracia, por la que Pablo tanto luchó, se esté quedando sin jóvenes. No habrá homenaje más grande que ese para quien fue líder de una generación de jóvenes”, finaliza Sergio Micco, otro de sus amigos cercanos.

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