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Nacional

22 de Agosto de 2017

La denuncia por acoso sexual que complica al hermano de Giorgio Martelli

Enrique Arturo Martelli Robba (67), hermano del exrecaudador de la Nueva Mayoría, Giorgio Martelli, enfrenta una denuncia por actos de acoso sexual y discriminación por parte de Lorena A. R. V (46), una ingeniera que se desempeñaba como secretaria y que lo acusa de, entre otras cosas, haberle enviado el 12 de abril de este año tres fotografías donde el personero expone de forma explícita su aparato reproductor. Al respecto, en su respuesta a la demanda interpuesta en Tribunales Laborales, Martelli Robba asegura que las imágenes fueron enviadas por la propia Lorena con la intención de perjudicarlo.

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En julio de este año, se cerró el proceso judicial que afectaba al exoperador político y recaudador de campañas de la Nueva Mayoría Giorgio Martelli Robba. El personero fue declarado culpable de delitos tributarios y sentenciado a 800 días de presidio remitido, además del pago de cinco unidades tributarias anuales en el marco del caso SQM.

Mientras la figura más mediática de la familia daba por terminada su travesía en tribunales, su hermano mayor, el empresario Enrique Arturo Martelli Robba (67) iniciaba su propio periplo luego de una denuncia por actos de acoso sexual y discriminación por parte de Lorena A. R. V (46), una ingeniera que se desempeñaba como secretaria y que lo acusa de, entre otras cosas, haberle enviado el 12 de abril de este año tres fotografías donde el personero expone de forma explícita su aparato reproductor. Al respecto, en su respuesta a la demanda interpuesta en Tribunales Laborales, Martelli Robba asegura que las imágenes fueron enviadas por la propia Lorena con la intención de perjudicarlo. Ambas partes llegaron ayer a un acuerdo conciliatorio por $1,3 millones. Sin embargo, el abogado de la mujer, Cristopher Ruiz asegura que “aunque el tema laboral está zanjado, estamos analizando nuevas acciones legales a través de la vía civil porque los tribunales no acogen el daño moral”.

LA ACUSACIÓN
Según se describe en el documento, al que tuvo acceso The Clinic Online, la situación de asedio vivida por Lorena A. R. V (46) se arrastraba desde que comenzó a trabajar en Martelli y Cía. Ltda de propiedad de Martelli Robba, en marzo de este año.

En el documento se lee que la mujer ingreso a Martelli y Compañía Limitada el 8 de marzo del año 2017, en calidad de secretaria administrativa de las oficinas principales de la Sociedad. Su jefatura directa era el dueño y representante legal de la sociedad, Enrique Arturo Martinelli Robba y su hijo el Gerente General Camilo Martelli.

Según la denunciante, cumplió adecuadamente con los requerimientos de su cargo, condiciones que estaban estipuladas en un contrato a plazo fijo, con vencimiento el día 30 de abril. Su sueldo consistía en un salario base de $386.539 y gratificación legal de $104.500 y la jornada laboral era de lunes a viernes desde las 09:00 hasta las 18:00 de la tarde. “El día que inicié mis labores, tuve una entrevista con don Enrique Arturo Martelli Robba, quien de entrada se limitó a preguntarme aspectos de mi vida persona, como por ejemplo si tenía hijos, si estaba casada, si tenía pareja, mis gustos personales, yo le respondí con bastante impresión pues no indagó en ningún momento mis competencias profesionales, ni coordinación logística para ejercer el trabajo futuro”, detalla.

Agrega que a una semana de iniciar sus funciones, Martelli Robba le pidió que acudiera a su oficina privada y la invitó a tomar un café al terminar el día. “Me dio expresas instrucciones de cómo llegar al café para no ser vista por los otros funcionarios que caminaban hacia el metro Tobalaba, en momentos en que me mostraba de su celular el mapa, me mostró el lugar donde estaba ubicado su domicilio particular en San Carlos de Apoquindo, diciéndome ‘esta es mi casa, puedes tomar tu auto y llegar a ella cuando quieras, porque vivo solo y siempre estoy solo’, a lo que yo le respondí que le agradecía la invitación pero que no aceptaría”.

Lorena plantea que se sintió “acosada” y que tras el incidente acudió a la oficina del gerente de finanzas Álvaro Rodríguez, a quien le comunicó que no seguiría trabajando en la empresa si se repetía una situación así. El hecho lo comentó además con otras tres compañeras. Afirma, además, que decidió tomar resguardos como evitar ingresar a la oficina de Martelli Robba y que incluso le dijo a él, directamente, que se sentía vulnerada por los comentarios y la forma de observarla.

Detalla también dos episodios en que Martelli Robba habría sido soez. En una oportunidad, cuenta, le solicitó que le llevara una cuchara para un yogurth y nuevamente le hizo comentarios inadecuados cuando se percató de que era un una cuchara grande. “Ah, ya conozco tus gustos”, le habría señalado. En otra ocasión, luego de que ella manifestara que prefería las cosas saladas a lo dulce, él especuló sobre qué se sentiría “al pasar la lengua a una persona salada”.

Según Lorena, el momento más complicado ocurrió el miércoles 12 de abril del 2017. “Nos encontrábamos trabajando en su oficina, viendo unos temas de Notaria e imprimiendo unos documentos, de la nada el comenzó a hablarme de su campo, de que se estaba construyendo una casa, en ese mismo momento, de sostener este diálogo, comenzó a sonar mi celular los sonidos característicos de la recepción de varios mensajes privados de la aplicación Whatsapp, abrí la aplicación y me di cuenta que aparecían mensajes de un número desconocido para mí ( no estaba guardado en mis contactos) pero si en su foto de perfil, aparecía claramente la foto de mi jefe el señor Martelli Robba”.

Al consultarle sobre por qué tenía su número de celular, Martelli Robba le dijo “soy el dueño” y le comentó que las fotos eran de su campo.

“Estaba tan nerviosa e intimidada que no revisé bien las fotos, dejé mi celular sobre mi escritorio y me fui a la impresora a buscar unos documentos. Al regresar a la oficina, él ya no estaba y vi que mi teléfono aún seguía descargando fotografías desde el mismo número celular. Logré visualizar las fotos que me habían enviado, dentro de las cuales habían tres en las cuales figuraba mi jefe y dueño de la empresa, completamente desnudo, exponiendo claramente su zona genital frontal, salí llorando y muy afectada de la oficina”.

A las 21:10 de esa noche, Martelli Robba le envió otro mensaje: “me va a decir que no tiene nada que decir del álbum de fotos que recibió hoy”, se lee en el texto que se acompaña de un “ emoticón” con cara de boca de cierre.

Al día siguiente, Lorena trabajó medio día y el lunes 17 de abril, no acudió a las oficinas. Dice que el hijo de Martelli Robba, Camilo, la llamó para consultarle sobre las razones de la ausencia y que ella sólo le contó que estaba enferma. El 18 de ese mes interpuso la denuncia en la Inspección del Trabajo, donde exigió una indemnización por daño moral de $50 millones. Y el 21 de abril, acudió a la Asociación Chilena de Seguridad, donde se le indicó reposo médico y se le diagnosticó depresión post trauma. A fines de ese mes, su contrato fue terminado.

“Es importante recalcar el hecho que las conductas del señor Martelli Robba hacia mi persona, tienen un carácter y connotación sexual gravísimas, fueron absolutamente indeseadas y rechazadas por mi persona, y éstas fueron desarrolladas dentro del ámbito de una actividad de carácter laboral, estando vigente nuestra relación laboral, y en claro desmedro a mi integridad física y psíquica”, consigna Lorena.

LOS DESCARGOS DE MARTELLI
En su escrito de defensa, el abogado José Manuel Figueroa Weitzman sostiene que “no es efectivo” que el despido de Lorena “se deba a una represalia por haber efectuado con fecha 18 de abril de 2017, denuncia ante la Inspección del Trabajo” y añade que “la narración de hechos que realiza la denunciante dista mucho de ser real y efectiva y es más bien al revés cómo esta se desarrolló, y su culminación, el envío de las fotos, fue hecho por ella misma en forma voluntaria y consciente, por lo que mal puede entenderse que fue indebido o en contra de su voluntad”.

En esta línea, añade, “la denunciante, más bien, hace una narración acomodaticia de los hechos en un afán de lucro desmedido, al pretender las cifras exorbitantes que están en su libelo”.

“Fue la señora R quien se acercaba casi a diario a don Arturo diciéndole cosas cómo ‘qué pena que hubiese enviudado, que por la foto de la ex pareja de este colgada en su oficina se veía que era una mujer muy bella, y que era una gran pena que un hombre interesante, inteligente y bla, bla, bla, no hubiera encontrado otro consuelo (…) Estas expresiones las reiteraba con una cierta frecuencia, a lo cual por cierto mi parte reconoce haberles prestado cierta atención pues parecían honestas y dichas con el corazón y haberse interesado por la situación familiar y sentimental de la denunciante, comentándole ella no tener pareja, que era separada, que tenía 3 hijos pero solamente uno o dos vivían con ella, y que era muy triste no tener un amigo en el cual apoyarse. Que ya ni siquiera imaginaba alcanzar a tener una pareja estable, menos llegar a vivir con un hombre, pero al menos le encantaría tener un amigo muy cercano”.

Respecto del incidente del 12 de abril, que concluyó con el envío de fotografías de desnudo frontal de Martelli Robba, sostienen que fue Lorena quien lo engañó luego de que ella le comentara que lucía muy guapo en una imagen del computador, frente a lo cual él le facilitó su teléfono para que escogiera archivos y se los enviara a su fono. “Dentro de esas fotos existentes en el archivo ‘Galería’, había algunas de él, desnudo frontalmente, de hace muchos años atrás, puesto que se las había tomado su pareja de entonces (…) El único WhatsApp que si envió el Sr. Martelli fue el de las 9:10 de la noche de ese mismo día 12 preguntándole por su opinión de las fotos, dado que no habían vuelto a conversar”, concluye el escrito.

Sobre el asunto, Figueroa Weitzman aseveró que “la demanda interpuesta era por casi $60 millones; y el tribunal propuso un acuerdo por $1,3 millones: Juzgue Ud. entonces la pertinencia y seriedad del reclamo. Estaremos atentos a su medio por la publicación que señala, pues se puede afectar la honra de una persona inocente”.

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