Velasco cuestiona sin anestesia a Bachelet en columna en El Mercurio

“El lugar común como estilo de gobierno” es la frase que utiliza el exministro y candidato a senador por el Maule, Andrés Velasco, para titular una columna que escribe en El Mercurio en la que cuestiona la conducción del gobierno de Michelle Bachelet.

En el inicio del escrito, en el primer párrafo, el fundador de Ciudadanos cita el “no concibo un desarrollo a espaldas de las personas, donde solo importen los números”, que profirió recientemente la Mandataria para remarcar su posición respecto de la de su exministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, quien precisamente salió del cargo por esas diferencias. Todo, como se sabe, por el proyecto Dominga.

Hecho el punto, Velasco asevera que la frase de la Mandataria no es más que un lugar común, pues -resalta- no hay quien no tome decisiones pensando en la gente, pero que ciertamente éstas traen consigo beneficios para un lado y daño para otro.

Ejemplo de lo anterior es “cuando un gobierno decide que la universidad sea gratis, beneficia a quienes no tendrán que pagar, y causa un perjuicio a los niños del Sename (o a los pensionados, a las mujeres sin trabajo o a los pequeños agricultores) que no recibirán esos mismos recursos”.

Por eso es que quien fuera ministro de Hacienda del primer gobierno de Bachelet dice que “la labor de gobernar consiste en optar entre estas alternativas imperfectas. Esa es precisamente la responsabilidad que el Gobierno, al refugiarse en los lugares comunes, ha abdicado”.

Sostiene entonces que “para elegir bien, de modo informado, los números que la Mandataria tanto desprecia son indispensables”. “Para elegir bien, la serenidad es indispensable”, agrega y subraya -en clara alusión al exministro Luis Felipe Céspedes por Dominga- que “no puede decidir bien un ministro que recibe los antecedentes de un caso complejo el viernes en la tarde y se le exige que se pronuncie -le ocurrió al ex ministro Céspedes- el lunes a primera hora. Así no se gobierna para las personas”.

Velasco opina que “la buena política es profundamente ética. Por algo los norteamericanos dicen que la Presidencia es un púlpito. La Presidenta utiliza ese púlpito al afirmar que jamás actuaría a espaldas de las personas. Pero con la retórica no basta. Lo verdaderamente moral es hacer las cosas bien y evitar el daño”.

Para cerrar, y previo a anunciar que el centro político concilia mejor libertad e igualdad, donde derecha e izquierda se ubican en los polos, apunta que “con la salida del equipo económico se acaba lo poco que quedaba del centro en la coalición gobernante. Y eso, señora Presidenta, tampoco será bueno para las personas”.