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Opinión

9 de Octubre de 2017

Columna: Una oportunidad para Rapa Nui

El establecer una área marina protegida en esta ecorregión significa asegurar el sustento del pueblo Rapa Nui a través de la pesca artesanal, excluyendo la pesca industrial local, nacional e internacional, y reconocer el derecho territorial a través del manejo de sus áreas protegidas, camino considerablemente más rápido para lograr la tan anhelada autodeterminación.

Cristian Rapu y Sebastián Yancovic
Cristian Rapu y Sebastián Yancovic
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En relación con la nota editorial del diario El Mercurio con fecha 9 de septiembre del presente año, la cual cuestiona el impacto de las áreas marinas protegidas (AMP) e indica que es un error la creación de una gran área protegida en Rapa Nui, ya que impide la explotación pesquera a la industria nacional, favoreciendo solo a los pescadores artesanales Rapa Nui. Quisiéramos manifestar nuestra sorpresa y profundo malestar respecto de los desafortunados comentarios de este medio de prensa, ya que no solo denigra la autodeterminación de un pueblo originario y pone en duda los incuestionables beneficios que las áreas protegidas generan; sino que también demuestra que el actual y obsoleto modelo económico basado en la explotación de los recursos naturales, sigue en la mente de ciertas personas que intentan influir en las políticas de desarrollo y crecimiento, fomentando la concentración de los recursos económicos en unos pocos, aumentando la desigualdad e inequidad social.

Para nadie es un misterio que a nivel internacional, los océanos son una de las principales fuentes de vida. No solo generan más del 50 % del oxígeno que respiramos, sino que también son una importante fuente de captura de CO2 y por supuesto de alimento. En esa línea, según Subpesca,, de las 43 pesquerías oficiales en Chile, una se encuentra subexplotada, 25 en plena explotación, 6 en sobreexplotación, 2 no evaluadas y 9 de ellas en estado de agotadas o colapsadas; y ojo que este análisis no involucra el secreto a voces sobre los descartes en alta mar para no sobrepasar las cuotas y especies asignadas, lo cual podría arrojar aún mayores problemas en la biodiversidad marina. Lo anterior demuestra la crisis del sector pesquero y la necesidad urgente de resguardar y manejar de mejor manera los recursos hidrobiológicos, por lo que el establecimiento y manejo colaborativo de las áreas marinas protegidas, en conjunto con sus comunidades locales, es el camino para lograrlo.

Desde 1888 Rapa Nui se relaciona con Chile a través del Acuerdo de Voluntades, tratado internacional que acepta el protectorado de Chile, reservándose los derechos fundamentales de territorio y autodeterminación. Rapa Nui es un oasis en medio del desierto marino, es una zona alta en biodiversidad, 26% de sus peces son endémicos, está rodeado de montes submarinos y posee las únicas fuentes hidrotermales del país. Se ubica a unos 3.700 km de distancia del continente americano, a 6 días de navegación en barco desde Valparaíso. Es una pequeña isla que forma parte de la gran nación polinésica. Tiene cultura, lengua y tradiciones propias muy características y arraigadas en la comunidad, y una estrecha relación con su mar tanto como fuente de alimento y cosmovisión. Posee una zona económica exclusiva de 720.000 km2 (19.5% de la ZEE Nacional); pero según la creencia local se reconoce como maritorio propio “hasta donde los ojos pueden ver y nuestras embarcaciones navegar”.

A nivel global está demostrado que las AMP generan importantes beneficios ambientales, junto con resguardar los ecosistemas, aseguran que se puedan seguir desarrollando los procesos ecológicos, actúan como mitigadores de cambio climático y fomentan el incremento del número y cantidad de especies presentes aumentando su biodiversidad. Ejemplos hay muchos, como el caso del AMP en Las Cruces, Galápagos, Papahanaumokuakea, o en México donde en los últimos 10 años Cabo Pulmo ha logrado incrementar en 463% su biomasa; en todos los casos anteriores, la creación de un AMP ha permitido el aumento de la biomasa y también generado un efecto rebalse, el cual permite que otras zonas se vean beneficiadas del establecimiento de un área protegida y también las actividades pesqueras en zonas aledañas.

El establecer un AMP en esta ecorregión significa asegurar el sustento del pueblo Rapa Nui a través de la pesca artesanal, excluyendo la pesca industrial local, nacional e internacional, y reconocer el derecho territorial a través del manejo de sus áreas protegidas, camino considerablemente más rápido para lograr la tan anhelada autodeterminación. Por supuesto que la administración, el resguardo y fiscalización de esta área no será tarea fácil, pero por primera vez en la historia de Chile, se administrará un AMP a través de un órgano de gestión y administración conjunta entre un pueblo originario y el Estado, quienes velaran por el correcto uso y resguardo de esta AMP, la cual incorporará el Parque Marino de papel denominado Motu Motiro Hiva, creado el año 2010 y que hasta la fecha no tiene ni un plan de manejo ni administración. Para el éxito de este proceso es fundamental el apoyo de diversas instituciones y organizaciones nacionales e internacionales, y por supuesto de científicos que puedan aportar con información para contribuir en la toma de decisiones a nivel local.

Finalmente, agradecemos todas las muestras de apoyo de personas como nosotros quienes sí nos preocupamos de nuestro impacto, nos hacemos responsables de las acciones que tomamos, queremos proteger el mar, vivir de él y esperamos dejar este mundo mejor que como lo recibimos; vaya para todos ellos un especial y afectuoso abrazo desde el medio del océano Pacifico, un abrazo desde el Ombligo del Mundo, desde Rapa Nui.

* Buzo y fotógrafo submarino.
*Experto en Patrimonio Natural, CAMN.

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