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Poder

27 de Octubre de 2017

Guillier confía en reagrupación de la centroizquierda para vencer a Piñera en la segunda vuelta

“Vamos a ir a la primera vuelta como una especie de primarias del mundo progresista, pero yo creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos vamos a concurrir a reagruparnos para la segunda vuelta y ahí vamos a entrar a una clara competencia con la derecha”, afirmó el candidato presidencial, Alejandro Guillier.

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“Ningún candidato quiere cargar con la responsabilidad  de no haber hecho todo para derrotar a la derecha”, afirmó ayer Alejandro Guillier, el senador oficialista que competirá con otros siete aspirantes a la Presidencia en las elecciones del 19 de noviembre.

“Vamos a ir a la primera vuelta como una especie de primarias del mundo progresista, pero yo creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos vamos a concurrir a reagruparnos para la segunda vuelta y ahí vamos a entrar a una clara competencia con la derecha”, dijo Guillier en un encuentro con corrresponsales extranjeros.

Guillier, quien es apoyado por la Fuerza de la Mayoría,  aseguró que a tres semanas de los comicios recorrerá el país para competir “voto a voto” con el abanderado de la derecha, el expresidente Sebastián Piñera, en la segunda vuelta.

El senador, quien corre como la carta más competitiva para frenar un posible segundo mandato de Piñera, reprochó que el candidato opositor sólo defiende “los intereses de los grupos económicos”.

De acuerdo a la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), Piñera mantiene una ventaja por sobre los otros siete contendientes a La Moneda, con un 34,5 % de la intención de voto, frente a un 16,4 % de Guillier, y un 8,5 % de la candidata del izquierdista Frente Amplio, Beatriz Sánchez.

Guillier, de 64 años, ha escalado en este y otros sondeos desde que lanzó su candidatura en mayo pasado, tras sobreponerse al desaire que le hizo la Democracia Cristiana, que decidió presentar su propia carta, la senadora, Carolina Goic.

“La segunda vuelta va a estar muy pareja, pero muy lejos de lo que cree la derecha, que está convencida de que ganará en primera vuelta”, aseguró Guillier, y previó que  “vamos a estar todos más alineados y ordenados. Si se saca la paja molida, se van a dar cuenta de que somos bastante coincidentes”,  en referencia a sus ahora contrincantes.

El legislador, quien tildó las encuestas de “contradictorias”, sostuvo que una distancia de 10 puntos con Piñera es “reversible”, una diferencia sobre 15 puntos es “complicada”, y por encima de los 20 es “muy difícil”, pero “hay que dar la pelea”, dijo.

A juicio de Guillier, la gran incógnita para los próximos comicios es “cuánta gente irá a votar”, bajo el mecanismo del sufragio voluntario, ya que en Chile “prevalece una visión de centroizquierda, pero esa gente está desencantada”.

El candidato hizo referencia a los diversos escándalos de corrupción que han enlodado a políticos de todos los bandos, además de mermar la aprobación de la actual administración de la presidenta Michelle Bachelet.

“Hasta hace cuatro o cinco años éramos un país ineficiente pero no corrupto. Ahora nos encontramos con que la corrupción esta instalada y con más fuerza de lo que pensábamos, y eso ha generado un malestar enorme, porque la centroizquierda ha gobernado 23 años”, declaró.

El candidato es partidario de profundizar el legado de Bachelet, pero insistió en la necesidad de “bajar las políticas públicas del Estado a la sociedad, que exige grados crecientes de participación”.

De esta forma, Guillier promovió en su discurso la instauración de una “democracia moderna y ciudadana”, con mayor autonomía de las regiones y una descentralización del poder.

En su programa destaca además la creación de una “red de garantías básicas”, que incluye una salud primaria gratuita de acceso universal, y medidas para “romper con el monopolio de las farmacéuticas”.

Asimismo propuso equiparar la “enorme” mala distribución de los ingresos, la diversificación de la matriz productiva, y la integración con los países vecinos.

En materia de educación, planteó la “gran revolución del aula”, que moderniza los métodos de enseñanza, que a su juicio, “datan del siglo industrial”, con un viraje hacia la educación ligada a la economía creativa y la experiencia del aprendizaje.

En política exterior, Guillier cree que los países de Latinoamérica deben converger hacia “un destino común”, con metas que apuntan hacia una integración profunda con países vecinos como Argentina, Bolivia y Perú, y la creación de vínculos sólidos entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur.

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