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Opinión

8 de Noviembre de 2017

Eduardo Bartolomé, director (S) del Servicio de Salud Metropolitano, y la muerte de un niño haitiano: “No se murió por estar en una sala de espera”

El 1 de octubre pasado, la ciudadana haitiana Lucienne Joaneus llevó a su hijo de 9 meses al Cesfam San José de Chuchunco por una diarrea y un problema respiratorio. De allí fue derivado al hospital San Borja y luego de 8 horas de atención le dieron el alta, en la madrugada del día siguiente. Lucienne no encontró locomoción y regresó a la sala de espera para pernoctar con su hijo enfermo. Sólo a las 6 de la mañana una enfermera la hizo pasar a un sector más tibio, pero no hubo una reevaluación del niño. Un par de horas después, la madre llegó a su casa y al medio día su hijo falleció. Esta es la explicación del servicio de salud.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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¿Cuál fue el procedimiento que se siguió en el hospital?
Se demostró que el cuadro respiratorio no tenía gravedad. Se Encontraron algunos signos de congestión, pero en la vía aérea alta. Luego se verificó que estaba con una diarrea, pero sin fiebre, y no en un grado de deshidratación grave. Se le dieron las indicaciones para la continuidad de su tratamiento y se le dio el alta. No es que no tuviese nada, sino que no era prudente que un niño de nueve meses quedara hospitalizado por cualquier motivo, porque los hospitales no están libres de riesgo. Por lo tanto, es de buen criterio lo que se hizo.

En el documento del alta decía que él tenía una gastroenteritis y una bronquitis aguda, ¿eso no es grave en un niño de 9 meses?
Todas son agudas. Las que son graves son las crónicas, porque tienen enfermedades intestinal grave. Los cuadros diarreicos agudos ocurren con frecuencia en los niños, sobre todo en tiempos invernales, por la presencia de virus. Esas enfermedades llevan alrededor de 4 o 5 días en resolverse, y requieren que el niño no se deshidrate, porque eso es lo que mata en la diarrea, no la infección viral. A los 9 meses, cualquier desequilibrio es potencialmente un problema. Por eso es que desde el Cesfam lo mandaron al hospital.

Después del alta, que ocurre a las 00:21 de la madrugada, la madre sale a tomar locomoción para regresar a su casa y no encuentra. Ella se devuelve al hospital y se queda a pernoctar con el bebé en la sala de espera.
Desde la formalidad, ese episodio no está registrado, no tengo detalles de qué tipo de interacción se produjo. La madre es una persona hispano parlante, no tiene barreras idiomáticas, pero no tengo idea qué es lo que pasó, qué pidió, o cómo interactuó. Lo que ocurre en un servicio de urgencia a esa hora es que atienden, atienden, y atienden, llaman a la gente por inscripción. Si ella entró a una sala y no se registró, es probable que ni siquiera haya interactuado con nadie. Lo que ocurre siempre es que una persona se inscribe y es llamada de acuerdo a la gravedad. Si no tuvo esa interacción de nuevo puede haber pasado desapercibida.

¿No hace una autocrítica respecto a la invisibilidad que se produjo esa noche en la urgencia del hospital?
Me estás diciendo algo que estás evaluando ex post. Saquemos el tema del dramatismo de la muerte. Si tú vas a un banco y te quedas sentado en un rincón, y llegan las dos de la tarde y te dicen hasta luego porque el banco se va a cerrar, no puedes decirle a la persona que nadie te preguntó lo que ibas a hacer. Es decir, cuando vas a un lugar de atención siempre hay un modo de relacionarse con la gente que atiende, y ese es el modo en que las personas acceden a la relación con el sistema. En los servicios de urgencia tenemos un montón de gente que está en situación de calle y que van allá no para atenderse, sino a dormir. Por ejemplo, hemos tenido hasta 40 personas durmiendo en el Servicio de Urgencia de Maipú. ¿Esas personas tienen algún problema de salud? A lo mejor sí, pero si no piden la atención no podemos saber.

Este caso es distinto, porque ella estuvo ocho horas adentro y luego regresó para quedarse en la sala.
Y en esas ocho horas estuvo en atención, pero en el momento que regresa, si no toma una actitud activa de hablar con alguien, el personal está atendiendo gente.

Estuvo ocho horas, ¿ningún funcionario la reconoció?
¿Me estás diciendo que los funcionarios debieron ir donde ella y volver a atender al niño, aún cuando no había pedido ser atendida?

En el fondo le estoy preguntando por qué nadie en esa urgencia supo leer la vulnerabilidad en la que se encontraba.
Ese es otro nivel de análisis. A una persona migrante, que vive en condiciones de precariedad, le lleva un tiempo entender cómo funcionan los sistemas. Y es desde la precariedad de donde proviene todo este asunto. Ella tuvo a su niño de 9 meses sometido a un espacio que no era el más adecuado. Casi con toda seguridad ese niño no recibió el tratamiento ni la hidratación adecuada durante ese período de espera. Y cuando el niño reingresa al otro día Cesfam de Chuchunco se detecta que había desarrollado un problema pulmonar, pero a esa altura debe haber estado declarada una neumonía, porque tiene un 86% de saturación.

Entiendo lo que me dice, pero en los hechos hay un niño que se muere después de haber pasado una noche en la sala de espera. Acá hay algo que falló.
No, el niño no se muere por estar en una sala de espera. El niño se muere porque teniendo una diarrea requería rehidratación, un cuidado ambiental.

Ese cuidado ambiental no se dio, ¿qué se podría haber hecho para evitarlo?
¿Un servicio de urgencia tendría que tener a tu juicio un ítem para asegurarse que las madres puedan volver al lugar de donde vienen? Salud no tiene evidentemente una dotación, ni presupuesto para hacer eso. Una mirada integral de la situación de los migrantes podría tener una solución respecto de ese tipo de vulnerabilidad, pero no me pidan que un hospital saturado y sin camas, haga hospitalizaciones de carácter socio-sanitario. Eso es ir muy lejos. Acá tiene que hacerse cargo la sociedad completa, porque esto no sólo le puede pasar a un migrante, le pasa también a una persona pobre. El nivel de desigualdad lo permite. No le pongamos a salud la obligatoriedad de tener que hacerse cargo de aspectos que van más allá de lo sanitario. La madre no pensó las consecuencias de no rehidratarlo, porque estuvo cinco horas probablemente sin darle el tratamiento ni la hidratación, y el niño empeoró. Eso tampoco lo hizo presente en el hospital antes de irse. A lo mejor no se dio cuenta que su hijo estaba agravándose y no se produjo una interacción con el sistema para hacer una reevaluación.

¿Existe alguna forma en que el sistema de salud pueda subsanar este tipo de situaciones?
Tú estás yendo muy lejos en las responsabilidades de salud. Me estás diciendo que haga una autocrítica en el sentido que deberíamos revisar y establecer protocolos para poner personas en los sitios de espera, y particularmente con migrantes, para saber por qué están ahí y si tienen algún requerimiento de salud.

¿Y por qué no se podría hacer eso?
Es que me lo dices como si fuera una situación normal y esto no pasa nunca. Las personas se acercan a salud y salud los inscribe, los atiende, y si la persona vuelve a inscribirse, se vuelve a atender. Hay una cuestión de iniciativa personal. Le damos atención si lo requieren, pero pedirles que se atiendan es algo que no funciona así. Estamos hablando de servicios que están sobresaturados. Pedir que ese personal ande a la siga de las personas es excesivo. Eso tampoco lo vas a tener en ninguna clínica.

¿Y algún protocolo que se preocupe de que los pacientes que no tienen como regresar puedan hacerlo?
No tenemos capacidad de hacer lo que no está escrito. Somos un sistema público. ¿Encuentras que es de toda lógica que los servicios de salud tengan un transporte específico para ir a dejar pacientes a su casa?
Imagino que habrá una forma de asegurarse que una madre que acude a un servicio de salud en situación de vulnerabilidad pueda llegar a su casa después de eso. Aunque el transporte no es un tema de salud, sí lo es cuando la falta de eso provoca un agravamiento del paciente y su posterior muerte.
Podría ser que una persona que anda de carrete, va al hospital y dice que tiene un dolor en la rodilla, para que lo atiendan y le den el voucher para llegar a la casa.

Esa es una caricatura.
No, ese tipo de cosas son las que nos pasan como país permanentemente. Nosotros no tenemos fondos para transporte ni de personal de salud, ni nada. Apenas tenemos para nuestras ambulancias.

Yo entiendo que esto no es facultad suya hacerlo, la pregunta es si usted cree que eso debería hacerse. 
Eso sale fuera del campo de salud. Más bien lo que esperaría es una educación a las personas, para que frente a este tipo de situaciones puedan acceder a la atención. Si tuvo que quedarse ahí a dormir, bueno, que antes de irse pida una evaluación para prevenir cualquier problema. Probablemente, si el niño hubiese sido reevaluado, lo hubiésemos dejado en observación. Ahora, lo que sí tenemos que velar es porque nuestra sociedad sea más justa, equitativa, igualitaria, y por supuesto que ahí no da lo mismo quién es el próximo presidente. Hay unos a los que les interesa eso y otros los negocios. Acá se hizo todo lo que deberíamos haber hecho, pero sucedieron otras cosas que tienen que ver con la fragilidad de las personas pobres. Hay que ir al fondo del asunto, no a los parches.

Si esto no estaba en el campo de la salud, ¿quiénes son los responsables de esta muerte?

Acá hay una situación compleja y depende de una situación que es global. De la fragilidad: pobre, mujer, migrante. ¿A quién le apunto el dedo? No le voy a apuntar a la madre. Y no le pido que ella tenga ningún conocimiento especial, porque no tiene las herramientas para darse cuenta que debía pedir una reevaluación antes de irse. Acá hay una situación que como sociedad nos tiene que hacer reflexionar.

¿Se está investigando internamente?
Se está haciendo un análisis, porque en todas las muertes de niños menores de un año es obligación hacerlo.

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