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Poder

12 de Noviembre de 2017

La batalla por el Parque Pümpin

Los últimos meses no han sido los más tranquilos para el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Tras decretar la paralización del emblemático proyecto inmobiliario Parque Pümpin, del empresario Nicolás Ibáñez (ex D&S), el edil ahora enfrenta una serie de querellas que podrían costarle el cargo. Al margen del “gallito mediático”, los vecinos del Cerro O’Higgins celebran un paso que -sienten- los acerca a un anhelo por el que han trabajado prácticamente desde que se anunció el proyecto. Qué se juega y qué argumentos hay detrás en la historia del grupo de vecinos que puso en jaque la inversión de $80 millones de dólares de uno de los empresarios más poderosos de Chile.

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Marcos Meza (56) y Gabriela Almonacid (52) preparan la mesa para recibir a sus invitados. En pocas horas más, una veintena de vecinos y compañeros del Movimiento por la Defensa de los Parques –perteneciente al pacto La Matriz- llegarán a este taller fotográfico, ubicado en una de las laderas del Cerro O’Higgins, para compartir algo que bien podría ser una celebración.

Hace menos de un mes, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, acogió el último de los tres reclamos de ilegalidad interpuestos por algunos de los vecinos del sector, decretando así el congelamiento del megaproyecto inmobiliario Parque Pümpin: un complejo de 22 torres repartidas en las 10,4 hectáreas de lo que antes eran el Jardín Suizo, el estadio de la Compañía Chilena de Tabacos y la plaza Jack Davis.

Pero la decisión de Sharp, naturalmente, no salió barata. La Inmobiliaria del Puerto, propiedad del empresario Nicolás Ibáñez, respondió con tres acciones judiciales en contra del edil: un reclamo de ilegalidad ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso –alegan que Sharp sobrepasó sus facultades-, un recurso de protección y una querella por prevaricación administrativa en carácter de reiterada que será investigada por el Ministerio Público.

-No te puedo describir la angustia que se siente cuando una despierta y siente que están haciendo trabajos acá abajo-, masculla Gabriela, mientras observa los bosques que se estiran debajo de la población, y que han propiciado una pugna de meses entre el municipio y el reconocido empresario.

La disputa, afirman asesores cercanos a Sharp, es la gran apuesta del único alcalde con el que cuenta el Frente Amplio. Un resultado desfavorable en Tribunales, teme parte de su círculo, podría influir en los resultados de las elecciones presidenciales y parlamentarias para el conglomerado. “Aquí está en juego la credibilidad, seriedad y continuidad del proyecto frenteamplista”, reconoce un asesor cercano.

Para los vecinos e integrantes del Movimiento, en cambio, esta es una lucha que va más allá del “gallito” de Ibáñez o Sharp. “Aquí lo que se pelea es la forma en que se impone este tipo de proyectos en Chile”, afirma Gabriela. El grupo de vecinos que la rodea en la cocina del taller asiente, antes de bajar al sector del quincho para comenzar la celebración.

Luego de cuatro años de lucha, afirman los más aventurados del grupo, al fin sienten cerca de la anulación definitiva del proyecto.

LA CANCHA DE PELÉ

Rodolfo Pümpin Ahumada nació en 1954, y es uno de los herederos de la tradición jardinera que la familia suiza creó en Valparaíso.

Su bisabuelo, Benjamín Pümpin Ruesch, se instaló en lo que hoy se denomina como Jardín Suizo en 1891. Arquitecto paisajista de profesión, trabajó junto a su hijo –Benjamín Pümpin Bauman- para cultivar plantas que luego distribuían en su negocio ubicado en el plan porteño.

Para la década de 1920, el Jardín Suizo gozaba de tal popularidad que realizaba despachos de flores vía ferrocarril a todo Chile. Los “benjamines” cultivaron semillas importadas desde Europa y las introdujeron en el mercado nacional produciendo una enorme variedad de plantas ornamentales desconocidas hasta entonces.

“La propiedad de los viveros era conocida como ‘Quinta de la Zorra’, ya que en ese sector de los cerros O’Higgins y San Roque era común que los ingleses de Valparaíso realizaran caza de zorros”, recuerda hoy Rodolfo, desde su casa en Viña del Mar. La quinta en la que creció junto a sus primos –la cuarta generación jardinera- contaba con tres casonas que daban a la calle Carlos Von Moltke, y una serie de construcciones que permitían el funcionamiento del vivero.

En el terreno continuo al Jardín, la Compañía Chilena de Tabacos instaló un estadio de fútbol para sus trabajadores. Por sus pastos entrenó, entre equipos amateurs, la selección brasileña que se coronaría como campeona en el Mundial de Fútbol que se disputó en nuestro país.

Luis Zamora, miembro del Movimiento por la Defensa del Parque y quien por años se desempeñó como jardinero de la familia Pümpin, recuerda haber asistido a un amistoso que los actuales pentacampeones disputaron contra el Santiago Wanderers. “Yo era un niño, y con mis amigos vinimos a ver a Pelé, Garrincha, fue un espectáculo. La cancha parecía mesa de pool de lo bien cuidada que estaba”, rememora.

Por años, recuerdan los vecinos del Cerro O’Higgins, la cancha, el jardín y la plaza Jack Davis conformaron un espacio común para una población compuesta casi principalmente por los trabajadores de la tabaquera. “Los viejos bajaban a jugar todos los domingos por la mañana, sus señoras hacían picnic y los niños jugaban alrededor de los árboles: jacarandás, palmas chilenas, cipreses y árboles autóctonos. Esos eran nuestros domingos”, recuerda Zamora.

Panorama que se vio interrumpido con la venta de los terrenos del estadio a la Universidad Adolfo Ibáñez, fundada por el abuelo de Nicolás Ibáñez, a fines de la década de los 90’. Pocos años después, y debido al encarecimiento de mantener la producción de flores en Valparaíso, la familia Pümpin también decidió vender el terreno que aún permanecía en sus manos a la casa de estudios, transacción que se concretó el año 2003.

Según recuerda Rodolfo, fue su padre el encargado de realizar la operación. “Parte del acuerdo contemplaba que la Universidad no podía destruir las casonas en las que habíamos vivido, y que tampoco podía talar la flora nativa que mi familia plantó y cuidó por cerca de 100 años”, afirma.

Concretada la venta, la Universidad se convirtió en propietaria de las 10,4 hectáreas que incluían al estadio de la Chile Tabacos, la plaza Jack Davis y el Jardín Suizo.

A pesar del traspaso de propiedad, Luis Zamora recuerda que hasta hace pocos veranos era común ver a uno que otro viejo trotando alrededor de la cancha del exestadio por las tardes. “O si había un terremoto, íbamos y buscábamos agua del canal que corre por ahí. La relación con el parque era súper cotidiana”, afirma. “O al menos hasta que llegó la inmobiliaria”, complementa.

El año 2013, la Inmobiliaria Del Puerto –del grupo Drake Capital, brazo de inversión del holding de la familia Ibáñez- compró los terrenos a la casa de estudios. Transacción que, según consignó el diario Pulso, costó cerca de $20 millones de dólares. “Cuando la pelea entre ellos y los vecinos se puso más seria, llegaron y tapiaron el terreno nomás”, finaliza con resignación Zamora.

Hoy, la cancha donde jugó Pelé luce irreconocible. Las casonas en las que creció Rodolfo y sus primos, están en el suelo. Los inmuebles de carácter patrimonial también forman parte de los reclamos de los vecinos.


Exestadio de la Chilena de Tabacos, antes de ser tapeada por la Inmobiliaria Del Puerto.

Edson Arantes do Nascimento, Pelé. De fondo, parte del Parque Pümpin.

EL CÓMO SE HIZO

La historia que tuvo el proyecto antes de que fuera congelado por la Municipalidad fue, cuando menos, accidentada. Incluso desde su nacimiento. El anteproyecto de la obra fue ingresado para su revisión el 27 de agosto de 2013, un día después de que se publicara un decreto alcaldicio por la postergación de permisos de edificación, proceso similar a un congelamiento urbano necesario para realizar las modificaciones al Plan Regulador que la ciudad haría en 2015.

A pesar del retraso, la Dirección de Obras Municipal (DOM), dirigida entonces por Matías Valdés, estudió el anteproyecto y lo devolvió con observaciones. Finalmente, este fue aprobado el 23 de noviembre del 2013, fecha en que ya estaba congelado el Plan Regulador Comunal.

El hecho inmediatamente generó ruido entre los vecinos, quienes solicitaron que se revisara el proceso. Tras casi un año de investigación, la Contraloría General de la República señaló que el actuar de la DOM de Valparaíso no se habría ajustado a Derecho, ya que habría “faltado documentación que la normativa exigía” en la aprobación del anteproyecto, además de reconocer la existencia de ciertos “vicios” en el proceso. El ente ordenó a la municipalidad “adoptar, a la brevedad, las medidas destinadas a subsanar la irregularidad a que se ha hecho mención”. Medidas que recayeron en el mismo departamento que visó en primer lugar el proyecto: la Dirección de Obras.

-La DOM inició esta suerte de sumario interno para ver si había incurrido en vicios y, sorpresa, no encontró ninguno-, relata Marcos Meza.

Finalmente, el 30 de mayo de 2015, la DOM le otorgó a la inmobiliaria el permiso de edificación N° 301. El proyecto tenía luz verde.

A esa altura, los vecinos ya se habían agrupado bajo el Movimiento por la Defensa de los Parques y, como parte del Pacto La Matriz, vieron en la candidatura de Jorge Sharp una oportunidad de plantear su agenda. En diversas reuniones, los vecinos del barrio O’Higgins le plantearon las salidas jurídicas que habían estudiado junto a abogados como Rodrigo Avendaño y arquitectos como Patricio Hermann, de la Fundación Defendamos la Ciudad.

En su primer discurso como alcalde electo de Valparaíso, Sharp mencionó como una de sus prioridades la revisión de polémicos proyectos inmobiliarios. “Hay negocios que no compartimos, cosas que vamos a revisar” aseguró enfático. Los vecinos se alegraron: estaba cumpliendo con su palabra.

Tras una serie de revisiones sobre el permiso N° 301, una vecina del sector, Paulina Espinoza, presentó un reclamo de ilegalidad municipal en contra de la resolución N° 224 del DOM, la cual había dejado firme el permiso de edificación en abril de 2017. En el recurso, Espinoza alegó que el permiso de edificación había infringido los principios de “publicidad y transparencia” consagrados en la Ley 19.880, ya que por la magnitud del impacto social y urbano del proyecto Pümpin, su permiso de edificación debió haber sido publicado en el Diario Oficial.

El alcalde porteño acogió el reclamo de Espinoza y el 30 de junio de este año ordenó la publicación del permiso en el Diario Oficial, una medida inédita en nuestro país.

Con la publicación de este permiso, explican los vecinos, se abría la posibilidad de hacer nuevos reclamos para impugnar el permiso original, el N° 301. “La Ley establece que estos permisos pueden ser reclamados por un plazo de hasta dos años, tiempo que la Inmobiliaria consideraba vencido”, explica Gabriela Almonacid.

—No se trata de revivir un plazo extinto —, resume el abogado Rodrigo Avendaño, —es simplemente dar por comenzado un plazo que no se había iniciado, y que sin la publicación en el Diario Oficial, no había comenzado a correr—.

Tras ello, en agosto de este año, los vecinos ingresaron tres reclamos de ilegalidad al proceso. Sharp los acogió todos.

El permiso de edificación quedaba al fin sin efecto.

EL PODER DE NICOLÁS IBAÑEZ

El año 2016, y tras una fallida ascensión al Everest, en la que perdió parte de los dedos de una mano por congelamiento, Ibáñez mostraría su lado más místico. En una entrevista concedida a la revista Capital, relató sus días en los Himalayas: caminatas de ocho horas al día y la lectura obsesiva de “El otro Modelo” de Fernando Atria. “Rezábamos todos los días con los budistas”, apuntó. “Gente menos hipócrita que nosotros los cristianos”.

En la misma entrevista aseguró tener un plan para retirarse de Chile. “La presidenta se ha equivocado en no alabar reiteradamente la labor que hacen miles y miles de emprendedores y empresarios en este país”, señaló.

Actualmente, Ibáñez controla Drake Enterprises, holding cuya casa matriz se encuentra en Suiza –país donde paga impuestos- y con la que controla sus diversos negocios: una lechería en Purranque, inversiones inmobiliarias en EE.UU y la representación de la cadena Papa John’s en Chile, entre otros. Además, es presidente de la Fundación Futuro Valparaíso, con la que controla al club Santiago Wanderers junto a su amigo y excompañero universitario, Jorge Lafrentz.

Un reciente informe del Servel lo ubicó como el empresario que más dinero ha donado a las actuales campañas políticas, con $72 millones en aportes a candidatos de Chile Vamos. Como consigna La Tercera, entre sus principales apuestas están los ex ministros de la administración Piñera, Felipe Kast y Luciano Cruz-Coke, aspirantes al Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente. En sus aportes aparece también el vicealmirante en retiro de la Armada, Kenneth Pugh, quien busca un cupo senatorial por la Quinta Región Costa.

Inmobiliaria del Puerto SpA, la encargada de la construcción del proyecto Parque Pümpin, pertenece al fondo de inversiones Drake Capital, uno de los brazos de Drake Enterprises.

Aunque la inmobiliaria no suele referirse públicamente a su nexo con Ibáñez, ha sido el propio empresario quien se ha encargado de publicitar sus diferencias con Sharp, a quien ha acusado abiertamente de “populista” por su postura frente al proyecto inmobiliario.

En septiembre de este año, y en el marco del seminario “El Estallido del Populismo”, al que asistieron el expresidente Sebastián Piñera y el ganador del Nobel Mario Vargas Llosa, acusó a Sharp “estar transformando a Valparaíso en una ciudad postergada”. “Estamos en un seminario sobre populismo y el alcalde Sharp es un gran exponente de este fenómeno. Él avanza con su agenda política buscando chivos”, indicó.

Por su parte, Sharp, apoyado por parte del consejo municipal, envió una carta a la presidenta Michelle Bachelet, solicitándole ayuda para la compra del terreno a la inmobiliaria, y así “construir un parque en lugar de 22 torres”. La postura del municipio, y de los vecinos, es la de transformar el predio de 10,4 hectáreas en un pulmón verde para Valparaíso, y la vía para ello, estiman, es que el Estado adquiera esos terrenos y los done a la ciudad.

Una posibilidad que el gerente del proyecto, Marcelo Cabrera, ha cerrado en diferentes entrevistas, pero que ha recibido el apoyo de parlamentarios como Ricardo Lagos Weber y Aldo Cornejo.

Aunque desde la inmobiliaria declinaron referirse sobre los procesos judiciales para este reportaje, la defensa de sus abogados ha insistido –a través de los recursos presentados- en que Sharp habría incurrido en facultades que no le son propias para publicar el permiso en el Diario Oficial y luego aceptar los reclamos de ilegalidad de los vecinos.

“Los actos del alcalde Sharp, que intentan dejar sin efecto la Resolución DOM N° 301 (…) constituyen actos ilegales y arbitrarios, ya que dicha autoridad actúa con total prescindencia de las facultades que le entrega la ley”, reza el inserto que la empresa publicó en diferentes medios de circulación nacional.

Los recursos judiciales presentados por las empresas de Ibáñez no son los únicos que enfrenta el alcalde del Frente Amplio. Este semestre, además, recibió una querella por prevaricación y otro recurso de protección por haber adoptado congelamientos similares en el proyecto Mirador Barón. Ambas patrocinadas por quienes fueran asesores jurídicos del municipio porteño durante la administración de Jorge Castro (UDI), Jeanette Bruna y Edgardo Palacios.


El Jardín Suizo por dentro: cedidas por Rodolfo Pümpin Ahumada. Década del 60’.

SACARSE LA CRESTA EL DOBLE

Para Gabriela Almonacid, la realización del proyecto Pümpin constituiría un horror considerando las irregularidades que, desde el Movimiento, estiman existieron en el proceso.

“El director de obras municipal que aprobó todas estas resoluciones -Matías Valdés¬-, está suspendido temporalmente por otra irregularidad que le pillaron. La inmobiliaria además, desde los tiempos del anteproyecto que ha presentado modificaciones a su conveniencia”, asegura.

Uno de los tres reclamos de ilegalidad ingresados por los vecinos, se refiere a las incongruencias entre el anteproyecto presentado por la Inmobiliaria y el que finalmente fue aprobado. Por ejemplo, el documento ingresado por Del Puerto contemplaba la construcción de 989 departamentos, 975 estacionamientos, 23 torres –dos de las cuales superaban los 14 pisos- y 20 locales comerciales. En total, una edificación sobre terreno de poco más de 95 mil metros cuadrados. Pero como el proyecto no contaba con un estudio de impacto sobre el sistema de transporte urbano (EISTU), requisito obligatorio para toda obra que contemple más de 250 estacionamientos, la empresa simplemente redujo los suyos.

— Como desde la DOM se lo rechazaron, ellos presentaron en el acto un proyecto nuevo, esta vez con 245 estacionamientos, totalmente fuera de plazo, para alcanzar a meter su proyecto antes de la modificación del plan regulador—, resume Almonacid.

Sentada sobre la mesa del taller, y acompañada por los vecinos que han impulsado la lucha contra el proyecto desde 2013, Gabriela reflexiona sobre el foco que ha tenido esta discusión.

“A veces nos molesta que se simplifique esto como algo exclusivo entre Sharp e Ibáñez, porque es algo que va más allá. Acá las regiones estamos botadas, a la suerte de quien quiera construir lo que se le antoje”, afirma.

Para ellos, la postura de Sharp es celebrable en cuanto es congruente con el trabajo comunitario que realizaron durante la campaña. “Acá Sharp no ganó porque la mitad de Valparaíso fuera autonomista, ganó porque como ciudadanía nos movilizamos”.

Antes de bajar a compartir con el resto, Gabriela mira el parque tapiado, el mismo que espera pronto se abra a la comunidad, y dice: “el otro día vino una chica a felicitarnos por el trabajo comunitario, porque como vecinos ‘frenamos’ esto, pero esa es una idea muy romántica. Ha sido un trabajo arduo, de lágrimas, el activismo no es un juego cuando chocas con el centralismo de este país. El centralismo significa abandono, implica sacarse la cresta el doble”, finaliza.

Durante los próximos días, la dirección jurídica de la Municipalidad deberá responder a la serie de recursos presentados por Del Puerto y los abogados de Mirador Barón, para defender las resoluciones tomadas por el alcalde. Un proceso que podría escalar a la Corte Suprema de Santiago, y que de ser favorable, podría abrir una nueva jurisprudencia para la impugnación de permisos de obras irregulares en todo Chile.

 

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