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Cultura

14 de Noviembre de 2017

Daniel Link y el hábito de la lectura: “es imposible transmitir el placer de la lectura”

"Si eso la gente no lo vive en su casa o con sus amigos, es muy difícil. El “debo leer” tiene un límite muy claro. No se puede incentivar ese deseo desde una campaña publicitaria", dice el autor de "La lectura: una vida".

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El novelista y académico argentino, Daniel Link, autor de “La lectura: una vida”, habla con la revista Ñ de Clarín sobre cómo es que se fomenta el hábito de la lectura. Así lo cuenta: “Veía también a mis padres leyendo, en una época en la que no había televisión y el tipo de entretenimiento escapista era la lectura. Todo eso empieza a crear un terreno a partir del cual uno dice: quiero más. Ese es el principio, hasta llegar al colegio, donde se empiezan a delimitar un poco las cosas, donde te dicen “esto es un poema, esto es un cuento, esto es literatura”. Si uno empezó a leer antes de la escuela, tiene un entrenamiento que sirve incluso como reacción a muchas cosas que te enseñan ahí”.

Link plantea, requerido por el asunto, que le ha dado bastante vueltas al hecho de formar lectores. Al respecto admite que nunca tuvo una respuesta muy clara. Cuenta, que en su caso, sus padres no tenían formación vinculada a la literatura, pero que él los veía leer. De ahí su gusto por la lectura. “Y mis hijos, que me han visto leer prácticamente desde antes de nacer, no leen. ¿Por qué?”, agrega.

En su opinión, “el problema entonces con la promoción de la lectura es que es imposible transmitir el placer de la lectura. Si eso la gente no lo vive en su casa o con sus amigos, es muy difícil. El “debo leer” tiene un límite muy claro. No se puede incentivar ese deseo desde una campaña publicitaria”.

Consultado por qué pasa en los colegios con la formación del hábito, responde que “en mi caso personal, yo esperaba con ansias las clases de Lengua y Literatura. La escuela me parece que te enseña a leer lo que nunca vas a leer por tu cuenta. Tiene en ese sentido un papel autoritario y necesario: hay cuatro libros que multiplican la posibilidad de pensar lo argentino y tienen que ser leídos”.

 

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