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Opinión

6 de Diciembre de 2017

Chantal Mouffe, gurú del Podemos de España y del Frente Amplio: “Hay que votar por Guillier”

Es una de las figuras clave del posmarxismo y una voz influyente en la construcción de la identidad del Podemos de España. Afirma que en estos comicios el Frente Amplio también se juega su futuro y que “lo más importante hoy es impedir que haya retrocesos, que lo poco que se ha ganado con Bachelet se vaya a perder por Piñera”.

Pablo Basadre e Ivonne Toro
Pablo Basadre e Ivonne Toro
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“A pesar de todas las objeciones y problemas de la coyuntura actual, me parece que hay que saber de qué lado uno se sitúa”, plantea la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe al referirse a la decisión del Frente Amplio de llamar a la libertad de acción de sus electores de cara a la segunda vuelta presidencial. Asegura que esa vía es equivocada y que la apuesta debe ser por un gobierno progresista que cree el terreno para que el Frente Amplio pueda, a futuro, realizar transformaciones radicales.

Considerada la madre del posmarxismo desde que publicó junto a Ernesto Laclau “Hegemonía y estrategia socialista” en 1985, Mouffe ha sido una de las figuras clave para el Podemos en España. Con ella los principales líderes del movimiento español como Pablo Iglesias e Iñigo Errejón han discutido, por ejemplo, qué es hoy la izquierda, un concepto al que Mouffe le está dedicando un libro.

-Yo estoy escribiendo un libro ahora “Populismo de Izquierda”. Mi amigo Iñigo Errejón me dice que hablemos de “Populismo Progresista” o “Populismo Demócrata”, porque en España el concepto de izquierda está completamente desvalorizado. Iñigo quería algo más transversal.

Lo que se plantea es que la izquierda ya no se define sólo por representar al proletariado.
-Desde el sentido sociológico, con el tipo de capitalismo que tenemos las clases sociales son más que el proletariado. Hay una precarización de la clase media, entonces los grupos sociales que pueden reconocerse en un proyecto emancipador, antineoliberal, es variado. Creo, además, que un proyecto de izquierda debe contemplar las demandas feministas, ecologistas, antirracistas, las demandas sociales. Se apela a un sujeto transversal, en eso estoy de acuerdo. Pero hay también un sentido axiológico y para mí la izquierda significa la lucha por la igualdad y por la justicia social. Eso no se puede abandonar. Hablo de Populismo de Izquierda porque el sujeto del que hablamos hoy no se puede entender sólo por su clase social, sino por una voluntad colectiva que está guiada por valores de izquierda.

Yendo a la coyuntura chilena, hoy se enfrenta la elección en balotaje entre Alejandro Guillier, de la Nueva Mayoría, que se presenta como el continuador de Bachelet y el ex Presidente Sebastián Piñera. El Frente Amplio ha dicho que si bien Piñera es un retroceso, tomará palco en estos comicios, ¿qué opinas?
-¿Eso ya es definitivo?

Sí.
-Hay que pensar estratégicamente. Hoy en Chile el objetivo más importante es impedir que vuelva Piñera al poder. Sé que el mandato de Bachelet ha sido una decepción, de eso no hay la menor duda. Yo estuve en Chile cuando ella acababa de ser elegida. En ese momento había bastante entusiasmo, se pensaba que iba a cambiar la Constitución, que iba a hacer una reforma educacional muy progresista. Eso no pasó. Hizo algunas cosas, respecto de los derechos de la mujer ha habido avances. Sí, fue una decepción, pero lo más importante hoy es impedir que haya retrocesos, que lo poco que se ha ganado con Bachelet se vaya a perder por Piñera. Sabes, me da lástima este gobierno de Bachelet porque cuando llegó al poder todos esperaban que fuera más radical que su primer mandato. Ella al menos tenía intenciones, con la reforma de educación. El problema es que se hizo un Gobierno con la DC. Fue su propia coalición la que le impidió hacer reformas más radicales, ¿no sé qué piensas tú?

También enfrentó un Congreso donde la derecha tiene un poder importante y varias reformas requerían un quórum alto.
-Entonces tuvo problemas con su propia coalición y con la derecha. ¿Te das cuenta que si el Frente Amplio llega el poder no puede cambiar todo? Por eso hay que pensar en una guerra de posición. Yo, por ejemplo, le hubiera dicho a Guillier, nosotros vamos a llamar a votar a condición de un cambio radical en la Constitución, se podría haber hecho presión sobre eso. Podrían haber estado en una posición de fuerza. Lamentablemente, ese capítulo está cerrado. ¿Tú crees que hay manera de movilizar a los abstencionistas?

Ha habido posiciones distintas entre los dirigentes del Frente Amplio. El alcalde de Valparaíso Jorge Sharp, por ejemplo, llamó abiertamente a votar por Guillier.
-Bien. Lo que hay que hacer ahora es tratar de que más gente de influencia se declare a favor de Guillier, porque lo que hay que tener en cuenta es que ustedes tienen una responsabilidad a nivel latinoamericano. Está claro que si Piñera llega al poder va a establecer una alianza con Macri que va a ser muy nefasta para América Latina, porque hay una ola reaccionaria que quiere reforzar el neoliberalismo. He conversado con amigos de Colombia, de Argentina, y ellos dicen que la esperanza de que las cosas pueden mejorar viene ahora de Chile y estaba todo el mundo tan contento de que Piñera se sometiera al balotaje y de lo que ocurrió con el Frente Amplio, porque hay una esperanza de que la ola reaccionaria neoliberal dominante en América del Sur se vaya a apagar. Está la posibilidad de que en las elecciones mexicanas vaya a ganar López Obrador, es decir, hay que pensar a nivel geopolítico. Hacer contrapeso y ahí la posición de Chile es importante. Guillier no va a hacer una política radical, pero va a impedir un retroceso grave en el continente.

La principal crítica del Frente Amplio a la NM es que no ha hecho transformaciones profundas, que ha administrado el modelo de la dictadura.
-¡Pero hay un mal menor! La gente de izquierda debe pensar estratégicamente y de acuerdo a la coyuntura. No es “allá está el neoliberalismo y acá estamos los puros”. Por una parte hay un gobierno que no va a consolidar el neoliberalismo y otro que sí. Hay un problema con la izquierda radical que es que piensa así, de manera abstracta. Hay que enfocarse en cómo se van a establecer las relaciones de fuerza para avanzar en una lucha contrahegemónica. Si uno se lo plantea de esa manera, evidentemente hay que votar por Guillier. Lo que se ha ganado, hay que preservarlo e intentar ir más lejos. Hay condiciones muy distintas según quién gana para que el FA desarrolle su estrategia. Lamentablemente, hay un sector de la izquierda que cree que lo peor es lo mejor, ¿me entiendes?

Que en un gobierno de derecha, el FA puede crecer.
-Hay un sector que cree que mientras peor es el gobierno, mejor es para la izquierda porque se van a crear resistencias. Eso es no saber que históricamente nunca pasa eso. Lo peor es sólo lo peor. Un gobierno represor no va a ser mejor para el Frente Amplio que un gobierno progresista. Por eso te digo que si gana Piñera lo poquito que se ha ganado con Bachelet se va a perder. Me gusta mucho lo que ha hecho Sharp, es de izquierda razonable. He leído que (Giorgio) Jackson declaró que él iba a votar y que no quiere que vuelva Piñera. Esa es ya una manera de indicar que va a votar por Guillier, ¿no te parece? ¿Y (Gabriel) Boric qué dice?

Plantea que Piñera es un retroceso, pero hasta ahí.
– Tanto Jackson como Boric de alguna manera dejan a entender que van a votar por Guillier o no, ¿cómo lo percibes tú?

Sí, pero sin decirlo. De hecho, el cuestionamiento de la NM es que ha habido poca claridad.
-La Nueva Mayoría tampoco les puede dar órdenes. Yo también hubiera preferido que ellos hicieran lo que hizo Marco Enríquez-Ominami que ya llamó por votar por Guillier. Ellos consultaron las bases y dijeron que no lo harían… A lo menos deberían convencer a la gente de analizar por qué votar. Pasó algo similar en las elecciones en Francia en la segunda vuelta cuando Jean-Luc Mélenchon no quiso dar la consigna para votar por Emmanuel Macron. Se le criticó muchísimo porque la otra opción era Marine Le Pen, que es más de derecha que Piñera, ¿no? Bueno, él dijo que los votos no le pertenecían, que no iba a llamar a votar por Macron, pero que no le parecía que debiera haber un solo voto para Le Pen. Es similar a lo que ha hecho Jackson. En esa coyuntura, en que la gente del Frente Amplio toma su propia decisión, se debe estar consciente de que no es lo mismo Piñera y Guillier.

Hay un tema de consolidar la identidad, de no querer formar parte de un eventual nuevo Gobierno.
-No se trata de que entren en el Gobierno. Yo tampoco lo aconsejaría
que vayan a pedir puestos. Lo que digo es que hay que saber que hay gobiernos que crean condiciones más favorables para una lucha contra el neoliberalismo. Hay que distinguir entre un gobierno que va a reforzar el neoliberalismo, como el de Piñera, con un gobierno de Guillier, que probablemente no se va a enfrentar con el neoliberalismo, pero que no lo va a potenciar. ¿Guillier en su programa, por ejemplo, habla de cambiar la Constitución?

Sí, pero de una forma menos radical que el FA.
-Es difícil, con una decisión ya tomada, poder negociar con Guillier esas cosas. Lo que hay que hacer es llamar a la conciencia política de la gente que va a votar por el Frente Amplio, para seguir y avanzar en el camino contra el neoliberalismo. Entonces una vez que uno tenga un gobierno progresista, aunque no sea un gobierno que se enfrente con el neoliberalismo, se va a crear o permitir un terreno más favorable para que el Frente Amplio comience a desarrollar una estratégica contrahegemónica y que establezca las condiciones para una transformación. Eso evidentemente es una guerra de posición, no es cosa de un día: aún cuando el Frente Amplio llegue al poder no es sencillo ese cambio. Imagínate que el Frente Amplio gana las elecciones, no es que automáticamente llega al poder y cambia todo, menos en Chile, donde aún están con la Constitución de Pinochet. Hay que ir deconstruyendo toda esa hegemonía. Toma tiempo, organización popular… Es increíble que todavía estén con una Constitución pinochetista. Es terrible.

Ahora, además hubo una candidatura, la de José Antonio Kast, que se plegó a Piñera y despertó una reivindicación de la dictadura de parte de gente que había estado más bien en el clóset durante este tiempo.
-Con lo de Kast es todavía peor, porque entonces quienes votan por Piñera refuerzan el modelo pinochetista. Frente a eso, se puede votar por otro modelo, que no es el tipo de política de izquierda que uno quisiera, pero que puede crear un terreno que permite al Frente Amplio construir el escenario de lucha contrahegemónica para hacer avanzar las medidas antineoliberales. Eso también hay que pensar: gobiernos que son más centristas, con un movimiento popular fuerte, se vuelven más radicales.

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