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Cultura

25 de Diciembre de 2017

Carta de Gramsci a su madre en Navidad

Por

Querida mamá:

Esta es la quinta fiesta de navidad que paso privado de la libertad y la cuarta que paso en la cárcel. Verdaderamente, las condiciones de confinado en que pasé las navidades del 26 en Ustica, eran una especie de paraíso en comparación con la condición de preso. Pero no creas que me ha abandonado la serenidad. He envejecido cuatro años, ya no me río de buenas ganas como antes, pero creo que me he vuelto más sabio y he enriquecido mi experiencia de los hombres y las cosas.

Por lo demás, no he perdido el gusto a la vida; todo me interesa todavía y estoy seguro de que, aunque no podría masticar habas tostadas, me gustaría mucho ver y sentir a los demás haciéndolo. Así que no me he vuelto tan viejo, ¿verdad? Uno se pone viejo cuando comienza a temer a la muerte y cuando siente molestia viendo a los demás haciendo cosas que ya no puede hacer.

En este sentido, estoy seguro de que tú tampoco te has puesto vieja, a pesar de tu edad. Estoy seguro de que estás decidida a vivir largo tiempo, para podernos volver a ver todos juntos y para poder conocer a tus nietecitos: mientras se desea vivir, mientras se gusta de la vida y se quiere alcanzar algún objetivo, se resiste a todas las enfermedades. Tienes que convencerte, sin embargo, de que es necesario ahorrar un poco las fuerzas y no insistir en realizar grandes esfuerzos como cuando eras joven.

Muchas felicidades a todos y saludos a todos los de la casa.

Te abrazo con ternura, Antonio

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