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Cultura

16 de Enero de 2018

El antisemitismo de Céline no se reedita

Ya en 2011 el gobierno francés se había planteado la posibilidad de homenajear a Céline, pero una fuerte polémica desatada lo impidió. En el debate actual, la revista española Ctxt destaca el enriquecedor punto de vista de la sionista Isabelle Lévy, quien ha dicho en televisión que “no creo que alguien se haga nazi por leer Mein kampf. No creo que uno se haga antisemita leyendo a Céline”, y ha recordado que quien quiera leer los panfletos buscando alguna conversión o una especie de guía para la confirmación.

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Después de que anunciara la publicación en 2018 de los panfletos antisemitas de Céline, Gallimard, la legendaria editorial francesa, se ha retractado de sus intenciones a pesar de que no ha habido ningún impedimento legal que bloquee la reedición de estas más que controversiales piezas.

El gobierno pidió la cientificidad de la crítica de la obra y una perspectiva histórica de los textos. A saber: L’École des cadavres (1937), Bagatelles pour un massacre (1937) y Les Beaux Draps (1941). Sin embargo, el juicio público, la reacción virulenta de los medios y de la comunidad judía francesa han caldeado el debate alrededor de las publicaciones; un asunto literario mediatizado de tal modo que algo así hoy solo podría ocurrir en Francia.
Ronda la pregunta de sí es lícito o no publicar estos libelos antisemitas que, según los expertos, no se mueven solo en una tradición histórica de aversión cristiana, sino que de algún modo introducen en Francia la idea deliberada y abierta del exterminio físico de un pueblo o una raza considerada como el enemigo.

Céline, se negó a que sus panfletos volvieran a publicarse, y desde su muerte en 1961, la viuda, Lucette Destouches, había cumplido la voluntad del esposo. No obstante, a sus 105 años Destouches cambió de parecer y autorizó a Gallimard la reimpresión de las obras, influida también porque, según su abogado, ya en 2015 se había rescatado en Francia otro furibundo panfleto antisemita, Lés Décombres de Lucien Rebatet, y las reacciones no fueron en modo alguno virulentas.

Pero una cosa es Rebatet, y otra bien distinta Louis-Ferdinand Céline, una de las bestias literarias francesas, autor de un clásico absoluto como Viaje al fin de la noche, y el prototipo del escritor salvaje, según Pierre Michon.

Ya en 2011 el gobierno francés se había planteado la posibilidad de homenajear a Céline, pero una fuerte polémica desatada lo impidió. En el debate actual, la revista española Ctxt destaca el enriquecedor punto de vista de la sionista Isabelle Lévy, quien ha dicho en televisión que “no creo que alguien se haga nazi por leer Mein kampf. No creo que uno se haga antisemita leyendo a Céline”, y ha recordado que quien quiera leer los panfletos buscando alguna conversión o una especie de guía para la confirmación de sus convicciones antisemitas, ya tiene los textos al alcance en Internet. Durante la ocupación nazi en Francia, Céline sostuvo un fuerte vínculo con otros activistas antisemitas, y por sus posiciones políticas llegó a recibir dinero del Tercer Reich.

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