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Cultura

28 de Enero de 2018

El nuevo cine chileno se lanza a conquistar festival cortos Clermont Ferrand

"Lo que está pasando ahora en el cine chileno es el fruto de gente muy talentosa que viene trabajando desde hace años. Se veía venir", sostiene Sebastián Nemo, quien habla de la responsabilidad de su generación a la hora de tomar el testigo de los directores consolidados.

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Imagen publicitaria Festival Clermont Ferrand 2018

Arropada por creadores como Andrés Wood, Pablo Larraín o Sebastián Lelio, una nueva generación de directores chilenos busca suerte en la industria del cine con cortometrajes que hablan del agotamiento de una sociedad que busca su identidad en medio del consumismo y la marginación.

Sebastián Arancibia, director de “Un corto sobre la educación”, y Ananké Pereira, realizador de “SNAP”, no habían nacido cuando terminó la dictadura militar, pero ambos sienten aún los efectos del “tsunami” político y social que supuso un régimen que consagró la represión y asfixió la libertad.

Y así lo reflejan en sus trabajos, con los que participarán en las competencias oficial y de laboratorio del Festival Internacional de Clermont Ferrand, un certamen nacido en 1979 por iniciativa de un cine club estudiantil que se ha convertido en el mayor escaparate mundial de cortometrajes.

Con sus flamantes producciones bajo el brazo, cuya autoría comparten con Valentina Roblero y Felipe Elgueta, respectivamente, partirán en breve a Francia con el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y CinemaChile, la marca sectorial de ProChile, la institución encargada de promover las exportaciones del país.

Este año, Chile acude con estas dos películas a la competencia, pero su participación en Clermont Ferrand ha sido constante en los últimos años. De hecho, el último premio lo ganó en 2016 con “Las cosas simples”, de Álvaro Anguita.

“Estamos muy contentos de ir, porque supone poder darle visibilidad a nuestro trabajo”, explica a Agencia Efe Ananké Pereira, que es la primera vez que acude a un certamen internacional a compartir su obra con otros profesionales.

“Poder participar, en sí mismo, ya es un premio”, agrega Sebastián Nemo, cuyos anteriores cortometrajes han sido presentados en los festivales de Montreal, La Habana y Alicante (España).

El hecho de que las películas se exhiban en una sala con capacidad para 1.500 personas y puedan ser vistas por cerca de 3.000 profesionales “en un espacio en el que se valora el cortometraje es algo impagable”, agrega.

Arancibia y Pereira estarán en el Festival de Clermont Ferrand del 2 al 10 de febrero, cuando en Chile todavía resuena el eco de la nominación al Óscar a la Mejor Película Extranjera de “Una Mujer Fantástica”, la película de Sebastián Lelio que también fue seleccionada para los festivales de Berlín, San Sebastián y La Habana, además de los Globos de oro y los Premios Goya.

“Lo que está pasando ahora en el cine chileno es el fruto de gente muy talentosa que viene trabajando desde hace años. Se veía venir”, sostiene Sebastián Arancibia, quien habla de la responsabilidad de su generación a la hora de tomar el testigo de los directores consolidados.

“No hay más que ver que a comienzos de los noventa, se estrenaban una o dos películas al año, y ahora son 30 o 40”, apunta Ananké Pereira.

“SNAP”, el corto con el que Pereira viaja al festival francés, es un documental que muestra la vida tres personajes reales que desnudan sus anhelos, sueños y temores a través de la aplicación Snapchat.

Un muchacho obsesionado por el consumo como demostración del éxito social, un joven que está en la fase de transición de convertirse de hombre a mujer, y una “drag queen” famosa en la escena chilena pasan por el lente de este joven realizador.

Por su lado, el trabajo de Arancibia “mira debajo de la alfombra” del modelo educativo chileno, sus contradicciones, la marginación, la violencia estructural que encierra.

Además de los trabajos que van a competencia, Chile acude a Clermont Ferrant con seis cortometrajes para las funciones de mercado, que son “Here’s the plan”, “La Duda”, “Riña de gatos”, “Deseo no desear”, “Ojos de linterna” y “Rapaz”.

Además, otros 64 trabajos se exhiben en la gran vídeo librería del estand de CinemaChile en el festival, que cuenta con un portal exclusivo para visualizar los cortos.

A esto se suma la presencia en Clermont Ferrand de dos delegados chilenos que asisten con el apoyo del Consejo del Arte y la Industria Audiovisual, Alejandro Ugarte, de la productora Film Factory, y Joaquín Rodríguez, de Cinescombro, una productora que opera en la ciudad de Concepción, en el sur del país.

“Yo llevo un dossier con diez cortometrajes en diferente etapa, desde acabados hasta postproducción, de realizadores emergentes que están buscando un espacio en la escena internacional”, explicó Ugarte.

Rodríguez, por su parte, arribará a Francia con cuatro proyectos, algunos de los cuales todavía están buscando financiación, porque a la precariedad de medios casi inherente a los cortometrajes, hay que añadir en su caso, que se trata de “cine de provincias”.

Encontrar un espacio en Clermont Ferrand, el único mercado dedicado exclusivamente a los cortometrajes, es esencial para que los nuevos talentos del cine chileno den los primeros pasos en la internacionalización de su trabajo.

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