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LA CARNE

1 de Febrero de 2018

Así es mirar encuentros sexuales en un hotel

La historia básicamente es ésta. En la década de los ’80, Gerald Foos, dueño de un hotel en Aurora, Colorado, contactó al escritor y periodista estadounidense, Gay Talese, para narrar cómo se había transformando en un voyerista profesional. Parafilia le llama psicología. Foos había comprado el motel en aquella zona de Estados Unidos para dar rienda […]

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La historia básicamente es ésta. En la década de los ’80, Gerald Foos, dueño de un hotel en Aurora, Colorado, contactó al escritor y periodista estadounidense, Gay Talese, para narrar cómo se había transformando en un voyerista profesional. Parafilia le llama psicología.

Foos había comprado el motel en aquella zona de Estados Unidos para dar rienda suelta a su pasión de observar a las parejas desnudándose y teniendo sexo.

Tal como se lee en el artículo que publica Cultura Colectiva, Gerald Foos había ideado un sistema mediante el que a través de una serie de conductos en las habitaciones podía espiar a los huéspedes de paso.

Más allá del hecho en sí, lo que llamó la atención de Talese no era que Foos espiara, sino que llevara un diario durante 15 años en donde anotaba lo que presenciaban sus ojos.

El periodista se adentró en el lugar y junto con recorrerlo tuvo la oportunidad también de observar a personas teniendo sexo.

A partir de entonces, Talese comenzó a recibir parte de los relatos de Foos contando lo que presenciaba.

Entonces, se cuentan -dice CC- encuentros íntimos tradicionales y calificados de aburridos, el aumento de la práctica del sexo grupal, relaciones interraciales, homosexualidad, incesto, sexo oral, hábitos de higiene, fetiches, violencia e incluso un asesinato.

Así nace entonces el libro que Talese titularía “El motel del voyeur”. El texto, además de describir los encuentros sexuales en el lugar, “presenta una colección de observaciones que incluyen venta de drogas, y las complicaciones íntimas de soldados veteranos mutilados; con una narrativa ágil y atractiva, logra atrapar al lector y sorprender incluso al más conocedor. Cada página desafía los límites de la moral, por eso fue que al momento de su publicación desató un gran debate sobre la ética y valores tanto en el papel jugado por Foos, como en el ejercicio periodístico de Gay Talese”.

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