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Mundo

18 de Abril de 2018

Reportaje: El segundo asesinato de Lorca

El legado del poeta, ‘rescatado’ por La Caixa, llegará finalmente a Granada en junio, tras casi 15 años de gastos millonarios, caos y pésima gestión, marcada por los intereses políticos y por los errores de la Fundación FGL

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Más de una década de acuerdos, fotos institucionales y grandes compromisos. Más de una década de desacuerdos, cuentas opacas y promesas rotas. A Lorca lo mataron en Granada y, ochenta años después, lo remataron entre bastidores. El Centro Federico García Lorca, previsto desde 2004 como baluarte del poeta granadino, terminó por convertirse en un juguete roto millonario, zarandeado por las administraciones públicas y sus intereses políticos. Ahora, 13 años después, el Centro parece dar sus pasos definitivos hacia su cometido inicial: albergar, en Granada, el preciado Archivo Lorca.

En julio de 2007, el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, la Diputación y Ayuntamiento de Granada, la Fundación Federico García Lorca y la Fundación Residencia de Estudiantes (depositaria del legado y sede de la Fundación Lorca) ponían en marcha en la ciudad el llamado Consorcio Centro Federico García Lorca. El acuerdo, firmado por las partes un año después del inicio de las obras, cifraba en 18,5 millones de euros la cuantía para financiar la construcción y puesta en marcha de un centro cuya apertura estaba prevista para 2009. La Fundación Lorca, por su parte, sería la encargada de gestionar su edificación en pleno centro de Granada.

Llegado 2010, el Centro, presidido por Laura García Lorca, sobrina del poeta, no está listo y las obras se encuentran paralizadas. Un sobrecoste cifrado en más de 4,5 millones de euros impide la finalización del proyecto. Las instituciones deciden asumir el sobrecoste de la operación y la nueva fecha de apertura se fija en 2011. Sin embargo, la Junta de Andalucía no llega a aportar el dinero necesario para completar el Centro: las desavenencias entre las distintas administraciones públicas, centradas en el calendario electoral y en intereses políticos particulares, dilatan el acuerdo final hasta 2013. La apertura tendría lugar en 2015: cinco años después de lo previsto, y sin el legado del poeta.

“Nunca se llegaron a conocer los costes concretos por los que se encareció la obra”, explica Paco Puentedura, portavoz de Izquierda Unida en Granada. “Desde 2007 al 2015, todo el dinero que el Centro recibía vía subvenciones o transferencias de crédito permaneció sin procedimientos de fiscalización previa a la contratación pública que permitieran saber si había objeciones a la gestión económica”, dice. Es decir, pasaron ocho años sin “un interventor de cuentas que fiscalice la gestión del dinero público”.

Las obras del Centro Federico García Lorca habían llegado a su fin. El legado del poeta parecía estar más cerca de Granada. La ciudad respiraba aliviada. Pero la función apenas acaba de empezar.

Auditorías, subvenciones y un gerente a la fuga

En 2015, un informe saca a la luz un desfase de cerca de cinco millones de euros en las cuentas del Centro Lorca. Tras el primer baile de cifras, en 2016 una auditoría determina que son 3,8 millones en subvenciones los que están sin justificar: de los 21,4 millones estimados en subvenciones, las cuentas sólo acreditan el pago de 17,6 millones. Sería en una segunda auditoría realizada en 2017, con la aportación de cientos de facturas por parte de la Fundación, cuando el desfase se redujese hasta 1.010.747 euros.

En dicha auditoría se reconocían “gastos asociados” a la construcción y desarrollo del Centro por valor de 2.395.072 euros. Entre los gastos aceptados por la auditoría: más de 200.000 euros para el “coordinador de actividades” de un centro vacío, casi 60.000 euros de diseño y creación de la marca Centro Federico García Lorca, más de 35.000 euros en “hoteles y viajes” y más de un millón de euros en gastos financieros. Entre los gastos no aceptados por la auditoría: otros 64.000 euros de “viajes y desplazamientos varios”, gastos de alojamiento en la Fundación Residencia de Estudiantes por valor de más de 54.000 euros y varias exposiciones realizadas por la Fundación Lorca fuera del Centro.

Según Puentedura, detrás de cada procedimiento administrativo, “la deuda se ha ido reduciendo sin depurar responsabilidades legales. Sean tres millones o un millón, hay un dinero público que ha desaparecido, y no se explica en qué se ha gastado”. Para el dirigente de IU, la información vertida por el informe no es suficiente: “La auditoría no entra en si lo justificado es elevado o no. Las administraciones nunca valoraron si las cosas que se pagaron estaban a precios de mercado ni si se cumplieron los procedimientos de contratación pública”.

Entrevistada por CTXT, Laura García Lorca afirma que los sobrecostes fueron “normales” y que todos los gastos “están plenamente justificados, como han reconocido el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Diputación en todos los procesos administrativos necesarios”. Según la directora del Centro, los vaivenes y retrasos en la apertura del edificio obligaron a que “muchas de las actividades programadas no se pudieran llevar a cabo”, si bien muchas de ellas “no hubo más remedio que pagarlas”.

“Llevábamos mucho tiempo desde la Fundación programando y desprogramando, porque aquello se dilataba. La tibieza de las instituciones se complicó con la crisis económica y con el hecho de que el administrador estaba, presuntamente, robando, cosa que nosotros no supimos hasta 2015”, relata. En 2015, la propia Laura García Lorca interponía una denuncia contra Juan Tomás Martín, quien fuera administrador y gerente de la Fundación Lorca durante doce años. El denunciado habría falsificado la firma de la sobrina del poeta para subirse de un 4% a un 15% la cuantía que percibía como conseguidor de las subvenciones. De esta forma, Martín se habría apropiado de cerca de dos millones de euros más de los que le correspondían, según la denuncia.

—¿Serie de catastróficas desdichas o de catastróficas incompetencias?

—Yo asumo la responsabilidad de haber elegido a esta persona que ha resultado ser lo que ha sido, dice Laura García Lorca. Pienso que he cometido errores en todo este período. Creo que esto se debió de parar cuando claramente no había una voluntad firme de sacar el proyecto adelante, pero no lo hice. He pensado en todo momento que el proyecto valía la pena, que estaba muy avanzado, que había que tirar del carro. Probablemente no fue la decisión correcta, porque se ha hecho mucho daño por el camino. Daño a la imagen de García Lorca y daño a los ciudadanos, porque esto se ha hecho fundamentalmente con dinero público. Ha habido incompetencias, intereses, personas a las que ha interesado desprestigiar a la Fundación.

La figura de Lorca siempre fue objeto de deseo para las carreras políticas. Lo confirma Amelie Aranguren, la que fuera coordinadora de actividades del Centro: “Mi trabajo durante todos esos años fue hacer y luego deshacer lo hecho. Habré preparado como seis programas de actividades y exposiciones, pidiendo obras… Y luego, a cancelar. Venía una enviada de Zapatero y decía: ‘Vamos, rápido, que tenemos que llegar a la presidencia de España en Europa’. Un despropósito”.

En diciembre de 2015, el Consorcio Centro Federico García Lorca cambia sus estatutos para dejar fuera a la Fundación Federico García Lorca y a la Fundación Residencia de Estudiantes. “Los modificaron unilateralmente, sin el consentimiento de la Fundación”, dice Laura García Lorca, que habla de “un parón” en las relaciones. De hecho, se llegó a inaugurar el Centro sin la Fundación. “El archivo de la Fundación García Lorca es privado, y sin él no existiría el Centro, ni existiría ningún proyecto ni programa. Es un archivo privado regalado a la Fundación por mi familia. ¿Hay que castigarnos por eso? Lo único que estamos haciendo es aportar”.

Crédito y “rescate” de La Caixa

Entretanto, la historia de Juan Tomás Martín, el gerente denunciado de la Fundación, seguía su curso. Fugado tras ser acusado, la Fundación le culpa de llevarse multitud de documentos que no aparecieron hasta 2016, cuando el exgerente confesó ante un juez. Esos documentos, incluyendo facturas, fueron claves en las auditorías de 2016 y 2017, en las que se rebajó la deuda del Centro. Según Laura García Lorca, el dinero desviado no formaba parte de los fondos públicos, sino de un crédito que la Fundación Lorca había contraído con La Caixa (Caixabank) para “adelantar los fondos necesarios para la construcción del Centro”. Ante la imposibilidad de hacer frente al pago del préstamo, la Fundación llegó a un acuerdo con la entidad bancaria para condonar la deuda: diez años de patrocinio en todas las actividades ligadas a la Fundación García Lorca y un “pequeño logo discretamente puesto en el interior del edificio”.

—¿No cree que se está saldando la deuda privada de una entidad privada con el patrocinio de un edificio público?

—Creo que eso es mirar las cosas al revés. Evidentemente, la Fundación no tenía dinero para sustituir lo robado, y se llega a un acuerdo con La Caixa, que es una institución importante con un programa cultural propio de primer nivel. Para cualquier proyecto cultural es un prestigio tener un patrocinador privado. El hecho de que La Caixa quiera poner su logo y unir su imagen a un proyecto como este, lo único que dice es que estamos ante un proyecto de excelencia.

Laura García Lorca, hija del hermano menor de Federico, Francisco, preside la Fundación Lorca desde 2005, cuando la Fundación perdió su “carácter familiar” para dar paso a un “perfil más profesional”. “La familia tuvo la generosidad de dimitir del Patronato [órgano de gobierno de la fundación] y de quedarnos tan solo dos representantes familiares”, explica. En lo que concierne al Centro, según los informes, Laura García Lorca percibió un sueldo como directora del mismo entre diciembre de 2007 y enero de 2014. En dicho período (si bien continúa ejerciendo el mismo puesto desde entonces), sus funciones le reportaron una cantidad total de 651.428 euros. Sin embargo, la auditoría revela que no llegó a formalizarse por el Consorcio ningún contrato con Laura García Lorca como directora del Centro, ya que ejerció “de facto” dichas funciones.

Por ello, los auditores aceptaron solo un 50% (324.714 euros) de dicho sueldo, al considerar que había compaginado simultáneamente las funciones de dirección de la Fundación Lorca y del Centro Lorca. “Lo que hayan admitido es lo que han admitido. He cobrado un sueldo normal de dirección, según lo recogido en el Protectorado de Fundaciones del Ministerio de Cultura, hasta que he dejado de cobrarlo. Ahora llevo tres años sin cobrar, ni por el Consorcio ni por la Fundación”, dice Laura García Lorca.

A día de hoy, la situación económica continúa siendo incierta: la Junta de Andalucía aún debe a Ferrovial, la empresa constructora del Centro, 1,5 millones de euros. En el caso del Ministerio de Cultura, la deuda ronda los 750.000 euros. A eso hay que sumar otro millón de euros que se deben a proveedores: lo pagarán, también, las instituciones del Consorcio. Por el camino quedan las reclamaciones millonarias que realizaron las propias instituciones que ahora ratifican el acuerdo: múltiples agujeros económicos que el tiempo ha ido desdibujando mientras la figura del poeta se deterioraba. “A la falta de control por parte de las administraciones se sumó la nefasta gestión de la Fundación Lorca”, apunta Puentedura. La última deuda pendiente, 278.000 euros que la fundación debe a tres extrabajadoras por salarios impagados; deuda que previsiblemente acabarán asumiendo las instituciones pero que, de momento, está resuelta con el embargo de bienes de la Fundación.

“La gestión no ha sido buena”, reconoce a CTXT una fuente cercana a las negociaciones, que tilda de imprudente la decisión de seguir adelante con la obra pidiendo la Fundación el dinero: “Si las instituciones no te dan dinero para terminar la obra, párala. Y es lo que ocurrió, que la Fundación siguió adelante esperando que el dinero llegara. El dinero llega, pero llega más tarde, y eso aumenta la deuda”. Según esta misma fuente, los intereses individuales entorpecieron el proceso: la agenda particular de los patronos institucionales de la Fundación, con el Ayuntamiento de Granada (PP) y la Junta de Andalucía (PSOE) al frente, pesó más durante el proceso que el interés común. “Hubo cierta deslealtad por parte de las instituciones. Es el Patronato quien ha gestionado la Fundación, pero es que dentro del Patronato también están las instituciones. Los mismos que achacan unas cosas son los mismos que están dentro”.

El acuerdo ¿definitivo? para la llegada del legado a Granada

Diciembre de 2017. El Ayuntamiento de Granada, presidido por el PSOE de Francisco Cuenca desde 2016 (tras la dimisión por corrupción de su antecesor, José Torres Hurtado, protagonista de varios escándalos urbanísticos durante su etapa al frente del PP en el consistorio granadino) anuncia la llegada definitiva del legado de Lorca a la ciudad. Un nuevo acuerdo institucional alcanzado entre las partes del primer Consorcio estipula que la deuda de 1.010.747 euros se pagará con el usufructo del legado durante tres años. Un “alquiler” del legado del poeta que, compuesto por más de cinco mil documentos y valorado en 18.750.000 euros, vendrá a saldar la deuda pendiente de la Fundación Lorca.

El acuerdo fija un plazo máximo de tres años para promover la constitución de una nueva Fundación del Sector Público andaluz, con sede en Granada, con el objetivo de conservar el legado del poeta, “garantizando la participación en la misma de la Fundación García Lorca y de la Residencia de Estudiantes”. Del mismo modo, el acuerdo abre la puerta a la posibilidad de que en esos tres años no se constituya dicha fundación, quedando el usufructo extinguido y “consolidándose la plena propiedad del legado en la Fundación García Lorca”. Una cláusula que pretende proteger el legado, pero que, inevitablemente, produce nerviosismo en la ciudad en tanto que las partes nunca han estado a la altura de acuerdos previos.

Para Laura García Lorca, el momento actual “es el más amable de estos años; se está “haciendo todo para que salga bien; la relación es absolutamente fluida”. “Ha sido un proceso muy amargo y muy doloroso. Un proceso verdaderamente destructivo”, comenta la sobrina del poeta, que cree que, al final del proceso “se impondrá la normalidad, la sensatez y la claridad”.

A pesar de los avances, Puentedura se queja de que el acuerdo para la llegada del legado no ha sido lo suficientemente transparente, ya que su grupo y el resto de la oposición no fueron debidamente informados sobre el procedimiento. La realidad, dice, es que “la Fundación ha usado el legado para presionar como moneda de cambio” y que el Ayuntamiento se ha lanzado en plancha hacia un acuerdo sin todas las garantías”. “El interés era que el legado llegase como llegase”, lamenta.

“Ruido” y efectos especiales

Contactado por este medio, el alcalde de Granada alega que la oposición solo pretende “hacer ruido”. “Tienen toda la documentación: toda la información que pueda tener el equipo de Gobierno la tienen los grupos municipales”, dice Francisco Cuenca. Según el regidor, frente a las trifulcas y conflictos personales que se experimentaron años atrás, este ha sido “un trabajo realizado con la mayor seriedad, rigor y detalle. Las actitudes han cambiado en esta ciudad y eso está beneficiando a Granada”.

“La voluntad de la Fundación y de las administraciones públicas, del propio Ministerio de Cultura y de la Junta de Andalucía, es la de culminar el proceso para la llegada definitiva del legado”, añade el alcalde. Cuenca explica que el usufructo es “una fórmula legal que solicita la Fundación y que está avalada por el Abogado del Estado”, e incide en el hecho de que, a pesar de que la comisión liquidadora consideró que el millón de euros pendientes en la auditoría “no entraban dentro de la encomienda” de gestión que se encargó a la Fundación, se “presentaron las facturas” que justificaban esos gastos.

Mientras, desde el entorno de la familia Lorca se desmarcan de las negociaciones y recalcan que, desde hace más de diez años, la Fundación y la familia “no tienen nada que ver” y que, aunque por los estatutos de ésta se estableció que debía haber dos familiares en el Patronato, el resto de sus miembros forman parte “a título personal o institucional”. Por tanto, a pesar de las recurrentes referencias a los familiares de Lorca durante el proceso, la familia del poeta “ni toma decisiones ni es consultada”. “La familia, en estos años, no ha tenido ninguna responsabilidad; de algunas cosas nos enteramos por los periódicos. No hemos hecho más que dar, y algunos, perder”.

La llegada completa del legado de Federico García Lorca al Centro homónimo está prevista para mediados o finales de junio. De momento, Granada celebra la llegada de una parte de ese legado a través de la exposición Una habitación propia, ya inaugurada. Todo apunta a que, esta vez sí, la memoria del poeta granadino se reconciliará con su ciudad. Si la ciudad podrá reconciliarse con sus instituciones, aún está por ver.

Reportaje de Manu Garrido publicado primero en Ctxt.es

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