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Mundo

16 de Mayo de 2018

Ahmed Khafaja, palestino residente en Chile: “Este lunes mataron a mi primo de un tiro en la cabeza. Tenía 20 años”

La instalación de la embajada de Estados Unidos en Jerusalén, sumada a la 70° conmemoración de la Nabka, generó una matanza que hasta el cierre de esta edición, contabilizaba al menos 60 palestinos asesinados por el ejército israelí. Mientras en La Moneda Piñera recibía al presidente de la comunidad judía en Chile, The Clinic conversó con Ahmed Khafaja, quien relató la muerte de su primo menor en una de las últimas jornadas de protesta.

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Mi primo murió este lunes. Una bala le atravesó la cabeza.
Mi nombre es Ahmed, tengo 27 años, y hace dos años y medio que llegué a Chile desde Rafah, un pueblo en la Franja de Gaza. No fue fácil, primero tuve que esperar seis meses en un campamento hasta que abrieron la frontera con Egipto. Luego, tomé un avión a Malasia, desde ahí viajé a Dubai, Sao Paulo y, finalmente, Santiago.
Hice el viaje solo, y llegué en calidad de turista. Aquí vivo en Providencia, donde un grupo de chilenos de origen palestino me acogió. Tomo clases de español en el club de la comunidad y trato de ir todos los fines de semana a ver jugar a Palestino.

Siempre estoy pendiente de las noticias de Palestina. Pero desde hace un mes, me puse peor. Veo todos los “minuto a minuto”, todos los recuentos. Siempre pienso que alguien de mi familia va a morir en Gaza.
Este año se hizo un llamado a protestar en la frontera con Israel, a propósito de los 70 años del Nakba, o “catástrofe”, que es cuando cuando los palestinos comenzaron el desplazamiento forzado tras la conformación del Estado de Israel.

Las protestas iniciaron el 30 de marzo. En muchos puntos de la Franja, la gente se acercó a la frontera. Eran miles, mujeres, niños y perros. No llevaban nada, sólo piedras y banderas. Ese día, los judíos llegaron a matar 16 personas, e hirieron a 400. A pesar de ello, las cosas siguieron así hasta el último viernes. Con cada protesta, nuevos muertos, más enojo.

A veces pienso que hay gente a la que le gusta matar a las personas.

Este lunes, la gente salió a protestar de la misma forma. Hasta allí llegó mi primo con un grupo de amigos. Su nombre era Ali Khafaja, tenía 20 años. En medio de las protestas se cayó y sus amigos se dieron cuenta que una bala le había atravesado la cabeza. Como pudieron lo llevaron a la clínica, pero no se pudo hacer nada.

Ese día, mi hermano menor, que aún permanece allá, me llamó para contarme. “Tengo una noticia triste”, me dijo. Lo primero que le respondí fue “¿quién murió?”.

Ali era el hijo mayor de sus padres, mis tíos. Allá, el hijo mayor siempre es el más cercano, el regalón. Yo crecí con él, jugábamos fútbol en una cancha que quedaba cerca de mi casa en Rafah, y luego volvíamos a tomar el té.
Después del hospital, lo llevaron hasta su casa, donde lo velaron. Luego, como dice la tradición, fue llevado en andas hasta la mezquita para hacerle una unción, y luego al cementerio.

Hoy llamé su madre, mi tía, y ellos están muy muy tristes. Según me dijeron, mucha gente fue a despedirlo. Incluso hubo gente que se quedó fuera del cementerio.

Cada vez que hablo con mi familia, me entristezco por la vida que llevan. Pienso que Gaza es como una cárcel grande, la más grande del mundo. Dos millones de personas encerradas en una cárcel, sin que nadie salga ni nadie entre. Con luz por cuatro horas, con poco trabajo.

Ellos viven la vida más difícil del mundo, pero aman su tierra palestina. Yo espero que por favor no muera más gente. Hace dos o tres años estábamos juntos con Ali, y ahora él está en un cementerio.

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#gaza#israel#palestinos

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