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Nacional

29 de Mayo de 2018

Dramático testimonio: “fui abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior a mí”

"Y todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo. Pero ahora comprendí que esta es una historia que yo viví, que es mía, y que no soy la única", relata Consuelo Gómez.

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Foto: Imagen de referencia

“Es mi historia y yo la tengo que contar. Y estoy dispuesta a contar todo”, dice a Emol Consuelo Gómez, la chilena y exreligiosa que narra para ese medio el historial de vejámenes que sufrió tanto en el país como en España, cuando una monja abusaba de ella.

Consuelo cuenta que fue a eso de los 18 años, edad de definiciones vocacionales, cuando se dijo que en lo venidero sería matrona o monja. Acaso veterinaria. Optando por lo segundo, partía entonces al Maule para ingresar en las Hermanas del Buen Samaritano.

Al principio todo parecía color de rosas, cuando debía avocarse al trabajo religioso, el cuidado de los enfermos. La catequesis. Pero todo cambió.”Fueron pasando los años”, recuerda.

Entonces, a la labores propias de los hábitos, hubo que agregar otras. Por costo cero, aun cuando había firmado un contrato de por medio.

La cosa es que más allá de aquello, Consuelo comenzó a advertir algo peor que esclavizarse para el convento. La manipulación de la conciencia. El ejercicio del poder.

“No podíamos hablar con gente de afuera, porque nos decían que eran amistades particulares y que no correspondía. Siempre, todo lo que hacíamos, era con miedo”.

“Me salieron herpes en todo el aparato digestivo, comenzando con la boca, y jamás me llevaron al médico, sólo me tenían con suero y medicamentos a su parecer”, relata.

Una vez que su familia pudo enterarse de la situación en la que se encontraba, Consuelo fue llevada al doctor.

Acaso a manera de escarmiento, el asunto es que luego del episodio de la familia, Consuelo sería enviada a España, lugar en el que viviría su infierno.

“Nos tocaba hacerle todo a los curas: levantarnos temprano a preparar el desayuno como ellos querían, hacer el almuerzo como lo pedían, hacerles la cena, limpiar la cocina, tener que acompañarlos. Eran todos muy exigentes”, recuerda.

Lo peor, en todo caso, será lo que Consuelo contará por primera vez en su vida para emol, cuando lanza la frase: ya no tengo miedo.

“Yo fui abusada sexualmente por una monja en España, que también era chilena y superior a mí, varias y repetidas veces. Y todos sabían y me hicieron callar. Me hicieron sentir a mí que era culpable de todo. Pero ahora comprendí que esta es una historia que yo viví, que es mía, y que no soy la única”, dice.

“Cuando yo entraba al baño, ella también lo hacía y cerraba con llaves para luego manosearme. Me forzaba física y psicológicamente a hacer cosas que yo no quería”, recuerda.

Y como si las cosas no fueran entonces lo suficientemente horribles, Consuelo se encontraría con un portazo cuando se atrevería a denunciar frente a un cura. Así lo dice.

“Me dijo que le iban a dar la razón a ella y no a mí, que yo para él era una simple novicia, y yo, por miedo, no sé a qué, pero por miedo, porque estaba lejos de mi familia, me quedé como parapléjica”.

Hoy, luego de contar con la asistencia de la Fundación para la Confianza, Consuelo dice que se atreve a narrar su historia para que no haya otras jóvenes que pasen por lo que ella pasó.

“Sé que quedan congregaciones de religiosas y que hay muchas jóvenes que, a lo mejor, tienen esa inquietud, y no quiero que les pase lo mismo que pasé yo. Y también sé que hay muchos papás que se preguntan cómo será la vida adentro, y tampoco quiero que se sientan como se ha sentido mi mamá, con la culpabilidad de que ella fue la que me dio permiso”.

El reportaje completo acá.

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