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Nacional

6 de Agosto de 2018

Matías del Río carga el cañón contra Fernando Villegas y de pasada lanza fuego amigo contra Fernando Paulsen

El periodista Matías del Río se refirió a las denuncias contra Fernando Villegas en la editorial del programa El informante de TVN, asegurando que es hora de pedir perdón. “La pregunta del momento en varios círculos es cuántas denuncias de abuso quedan. Lo más probable es que falten muchas, pero la última en el caso […]

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El periodista Matías del Río se refirió a las denuncias contra Fernando Villegas en la editorial del programa El informante de TVN, asegurando que es hora de pedir perdón.

“La pregunta del momento en varios círculos es cuántas denuncias de abuso quedan. Lo más probable es que falten muchas, pero la última en el caso Villegas ha tomado una connotación pública especial por razones obvias” comienza diciendo el periodista.

En este sentido Del Río relata que “Las acusaciones en contra de Fernando Villegas, mi querido amigo con el que trabajé por ocho años, nos enseñan a todos, especialmente a los que convivimos cerca de él, hasta que punto debemos cambiar y de manera radical, nuestra forma de pensar y de ver las cosas”.

Citando a uno de sus colegas de Tolerancia Cero, el hombre de lentes sostiene que “El ejemplo más claro, de lo descalibrado que teníamos el juicio, particularmente los hombres, nace a partir del testimonio de Fernando Paulsen, socio también entrañable del grupo histórico de Tolerancia, a quien le pareció que esos comentarios subidos de tono de Villegas eran de alguien inofensivo, que ladraba pero no mordía”.

Ahí es cuando el ahora hombre ancla de TVN advierte “Cuidado, no sigamos repitiendo esa frase, que nos desnuda en la incapacidad de comprensión y sobre todo de ponernos en los zapatos de la víctima”.

Matías del Río manifiesta que “Para ejecutar un abuso no hace falta solo acciones físicas, que serían la mordedura del perro, abuso es también usar las palabras, el ladrido en este caso, de manera tal que quien recibe el mensaje se siente agredido y amenazado, por lo tanto en el ejemplo del perro hay que entender que el ladrido en sí, ya es una mordedura”.

Ya en la parte final de su espacio editorial, el profesional declara que “Sin necesidad de acercarse a alguien, sin tocarlo siquiera con el dedo meñique, se puede generar miedo, miedo profundo, daño psicológico, puede haber víctimas. Es la hora entonces de pedir perdón por los abusos que dejaron a tantas personas dañadas y solas. Y no parapetarse en supuestos complots políticos y raciocinios superados por la evidencia”.

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