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Opinión

21 de Agosto de 2018

La fortuna de Juan Carlos I de España: petróleo y descaro

El castillo de naipes que tantos muertos y sangre montó Franco está en horas bajas, quizá en sus últimas. España se cansa del abuso del poder y del “atado y bien atado” que se fraguó en la dictadura.

Sal Atxondo
Sal Atxondo
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• El Rey Juan Carlos I fue impuesto por Francisco Franco, jamás elegido por la sociedad
• En 2012 el New York Times le estime una fortuna de 1.800 millones de euros
• Con la abdicación sobre Felipe VI en junio de 2014, Juan Carlos pierda su inviolabilidad y puede ser juzgado

Transición hacía un Rey franquista
Al terminar la dictadura de Franco en el 76, en España abrió un período llamado de “Transición Democrática” que comienza a impulsarse en 1970 con una serie de movimientos sociales hasta la Constitución del 78 y la imposición de Juan Carlos I por el mismo dictador Francisco Franco.

El proceso fue cruento, largo, difícil y lleno de traiciones, luchas obreras y movimientos estudiantiles con muertos, heridos y detenidos. Un tiempo de lucha de clases por la crisis de una de las dictaduras mas sangrientas de la europa contemporánea.

La elección e imposición de Juan Carlos I como no fue azarosa. Franco vio en él una persona de su bando, el aliado necesario que sería capaz de mantener su legado y perpetuar sus principios y victoria bélica. A la burguesía franquista le parecía de plena confianza, no así para los movimientos sociales ni las burguesías catalana y vasca.

El Régimen del 78 es la cristalización de una correlación de fuerzas muy precisa, en el que la burguesía, por sus divisiones internas, y la clase obrera y el pueblo por sus dirigentes, que preconizaron una “reconciliación” que verdaderamente jamás existió. Se impulsó a Juan Carlos I, un “hombre bueno” aunque no neutral. Pero no se podía pedir mas según las circunstancias que se vivían en esos momentos en esa España pre democrática

La Constitución española de 1978
El referéndum que ratificó la Constitución del 78, se hizo con pueblo español de gran ignorancia democrática, herederos de una dictadura durísima, especialmente en Catalunya. Y justamente en Catalunya tuvo una aceptación del 90%, algo insólito pero comprensible ya que bajo ningún concepto se quería volver a las penurias y horrores de la guerra y de la posguerra recién vivida.
En las mesas electorales, al menos en Catalunya, votaban personas por encargo de otras personas, sin identificación y se sumaban irregularidades que hoy pondría en duda la validez de dicho referéndum.

Inviolabilidad del Rey
Dentro de esa Constitución, en el artículo 56..3 se define la inviolabilidad del Rey: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. Con lo que el rey podría ir por la Gran Vía de Madrid con un lanzallamas y no sería responsable.
Acerca de su manutención se establece que se otorga lo necesario para que haga sus funciones de representación y mantenimiento del linaje real y que lo distribuye libremente, como mas le parezca.
Con lo que su vida y la de los suyos esta económicamente asegurada.
Entonces, ¿cómo puede ser que el Rey Juan Carlos I se le estime una fortuna de 1.800 millones de euros, en 2012, por el New York Times? ¿Cómo ha ganado dinero si sólo no tiene labores remuneradas mas que lo establecido por ley anualmente en los presupuestos del estado? ¨¿Ha tributado por esos ingresos?

Petróleo, Saudíes y la fortuna de Juan Carlos I
El dinero de la fortuna de Juan Carlos I, viene en una parte ínfima por la herencia de su padre, Juan de Borbón y sobre el resto de ingresos se tienen datos bastante contrastados.

Pero la clave es el petróleo. Debido a la crisis del petróleo de 1973, Franco le pidió al Rey que hiciera gestiones con sus homólogos Saudíes para asegurar el suministro de crudo a España. La operación resultó exitosa. Los saudíes le dijeron a Franco que España tendría el petróleo que necesitara. Franco, como agradecimiento al Rey, le permitió cobrar una comisión por barril comprado, que supuso un sobrecoste del barril para España. Esta práctica no fue suspendida por Felipe González y al parecer Aznar fue quien le dió término.

Y aprovechando esta buena sintonía del Rey con los árabes, ha seguido promocionando las multinacionales españolas con las respectivas comisiones en infraestructuras como el AVE de la Mecca. Además gracias a una de sus amantes, Corinna zu Sayn-Wittgenstein, intermedió para incorporar a la petrolera rusa Lukoil en el accionariado de Repsol, operación que al final no se realizó pero al parecer Juan Carlos I si cobró a través de testaferros.

En 1977 el príncipe saudí Fahd bin Abdulaziz le dió a interés cero, 100 millones de dólares a diez años para “reforzar la democracia española”. Se desconoce si ese dinero llegó alguna vez a la Moncloa.

Uno de los colaboradores del Rey, invirtió parte de ese dinero de forma catastrófica y se tuvo que pedir un aplazamiento del pago de otros cinco años. No se puede asegurar que ese dinero haya sido devuelto.

Fin de la inviolabilidad, abdicación, aforamiento y fraude
Juan Carlos I después de abdicar en su hijo Felipe VI en Junio de 2014, pierde su inviolabilidad y su no responsabilidad. El PP, quien si no, estando en el gobierno tramitó un aforamiento exprés con lo que actualmente sólo puede ser juzgado por el Tribunal Supremo por delitos cometidos después de la fecha de su abdicación.

Con estos datos, el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda ya he pedido una investigación por posible fraude fiscal y blanqueo de capitales por sus actuaciones posteriores a su abdicación.

Todo este revuelo, ha disparado la lejanía de los españoles hacía la monarquía. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lleva tres años sin preguntar acerca de la monarquía. La última vez que preguntó, salió suspendida con una puntuación de 4,34 (escala de 0 a 10) en 2015. Y para no preguntar, el gobierno dice que “no es una de las tres prioridades para los españoles”. Puede que no sea una de las prioridades de los españoles, pero es un tema del que se habla y mucho.

Vallekas. República o Monarquía
En junio del 2018, en el barrio obrero de Vallecas (aka: Vallekas) se celebró una consulta no vinculante acerca del sistema de gobierno que querían tener: Monarquía o República. Votaron 7.270 personas y ganó la opción de República con 6.490 votos, un 89%. Este “juego”, donde algunas chicas monárquicas fueron con coronas de Burger King para expresar su preferencia, ha traído seguidores. En otros barrios de Madrid como Aluche, Arganzuela o Vicálvaro y localidades de la Comunidad como Alcobendas, Leganés, Parla, Getafe y San Sebastián de los Reyes plantean hacer ejercicios similares en diciembre de 2018.

Aunque no tenga ninguna validez legal,, si tiene la moral. Deja claro que el malestar comienza a ser notorio y muchos españoles ven a la monarquía, como una institución cara, innecesaria, anquilosada, turbia, oscura, llena de trapicheos, y sobretodo corrupta. No olvidemos que el yerno del Rey Felipe VI Iñaki Undargarín cumple 5 años de condena en la cárcel por corrupción, aunque en una cárcel de mujeres y en un pabellón de 1.000 metros cuadrados, separado de las mujeres.

Esta percepción se extiende a todos los que se asocian a la casa real, como el Partido Popular que suma cerca de 1.000 acusados de corrupción.

El castillo de naipes que tantos muertos y sangre montó Franco está en horas bajas, quizá en sus últimas. España se cansa del abuso del poder y del “atado y bien atado” que se fraguó en la dictadura. Cada día que pasa todos van quitándose caretas de demócratas y la impunidad de los falangistas en activo que todavía apoyan a Franco y al fascismo, nos ponen enfrente de que ellos ganaron la guerra civil y que los cambios efectuados desde entonces han sido sólo para mantenerse arriba y despreciar y abusar a los que no piensan como ellos.

Quizás es hora de que los españoles tomen como en muchas otras cosas, el ejemplo de los países con tradiciones democráticas consolidadas como Francia y empujen a la monarquía a dejarse rodar por la calles de la capital del reino. O que simplemente se sienten en el banquillo de lo acusados y asuman que los españoles y españolas puedan decidir su futuro, como si fuéramos una democracia consolidada.

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