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Opinión

13 de Septiembre de 2018

18 looks que marcaron al chileno (actual)

Después de las reflexiones sobre ese engendro de chilenidad que es el traje de huaso señorito, elegante patrón de fundo, parece pertinente repasar cuáles son esas imágenes y looks que sí conforman nuestra identidad nacional. La de hoy, claro, porque para nostalgias pre 73 ya tenemos demasiado. Como toda selección y antología, es discrecional, por supuesto.

Juana Rivers
Juana Rivers
Por

Rivers Asesorías Fashion&Política. Especialidad en imagen, poder y ridículo

Después de las reflexiones sobre ese engendro de chilenidad que es el traje de huaso señorito, elegante patrón de fundo, parece pertinente repasar cuáles son esas imágenes y looks que sí conforman nuestra identidad nacional. La de hoy, claro, porque para nostalgias pre 73 ya tenemos demasiado. Como toda selección y antología, es discrecional, por supuesto.

1.- La última imagen del Chile de antes, el último dramático look con que se cierra la época republicana, es el de Allende con casco, preparándose a defender La Moneda. Guardemos respetuoso silencio, porque palabras sobre esta imagen hay demasiadas.

2.-La primera imagen del nuevo Chile, la que marcó a cada compatriota (o a sus padres y abuelos), la que está en la base de quiénes somos, de nuestros dolores y temores, es la de Pinochet con gafas. El uniforme militar, la expresión y los lentes que ocultan la mirada encarnan nuestro miedo primordial. Igual que en el caso de Freddy Krueger y de Leatherface –la materialización del horror de los gringos- el terror no tiene ojos, ni mirada, ni alma. Con esa pinta Pinochet logró lo mismo que Freddy Krueger y sin necesidad de máscara. “Es el sueño hollywoodense de un dictador”, dijo a The Clinic Chas Gerretsen, autor de la icónica imagen.

3.- La capa de Darth Vader: Ignoro, excúsenme los lectores este vacío, si Pinochet estrenó su capa imperial antes o después de La Guerra de las Galaxias. Toda una generación de chilenos entendimos con esa imagen fashion interestelar, qué era el Poder y quién tenía el Poder y el lado oscuro de la fuerza. Que no cupiera dudas de que no se movía una hoja sin que el señor de la capa lo supiera.

4.- Los Ray-Ban con bigotito. Ver a un tipo con bigotito recortado y lentes Ray Ban bajar de un auto sin patente y caminar en dirección a alguien es la imagen chilena del advenimiento del ángel de la muerte. No sé si ese macabro look se debió a un convenio con Estados Unidos o a una importación exclusiva de Ray-Ban para las Fuerzas Armadas. El caso es que en las oficinas, escuelas, facultades y fábricas, incluso en los negocios del barrio, era igual: aparecían los tipos de bigote y lentes Ray Ban y se helaba la sangre, todos miraban al suelo en silencio, a veces roto por los gritos del que se estaban llevando. Que en un evento familiar o social apareciera un tío o un sobrino de bigotitos y Ray-Ban era razón suficiente para volver rapidito a la casa o, al menos, guardar precavido silencio. No puedo dejar de recordar a los caricaturistas Rufino y Hervi, que representaron magistralmente en pocos trazos y con humor negro el horror del bigotito y los anteojos.

5.- El uniforme escolar movilizado: desde las marchas de la ENU, el uniforme escolar no había tenido connotación política. El único que le había dado connotaciones en la era moderna había sido Míguelo, en la Colegiala, hoy censurado por ser un himno al acoso. Los pingüinos el 2006 y luego el 2011 hicieron de la vestimenta escolar un arma política mas poderoso que todo el Congreso, los Carabineros y los ministros de Hacienda juntos.

6.- El look Noticiero-Viva el Lunes: Quizás la única manera de conjurar los miedos y el clima lúgubre de esos años fue volcarnos a la estética setentera de los estelares: animadores y artistas con corbata humita, lentejuelas y modelos con escarmenados monumentales donde podía anidar un cóndor en el pelo sin que lo notaran. Lo gracioso es que esos look de fantasía disco también eran usados por los conductores de noticias. Era una obviedad, ya que los noticieros de tv no informaban de Lonquén, de las ollas comunes, de relegaciones ni de operaciones peineta. Las noticias emitidas eran también una selección de sueños en colores. Toda la tv era un gran estelar, incluidas la Teletón, Viña y las noticias. Ningún chileno vestía así en la vida real, salvo en las fiestas de toque a toque que hacía la familia militar del charretera-set, según constataron las periodistas y casi antropólogas chilenas, Totó Romero y Ximena Torres Cautivo.

7.- Delantales de las Damas de colores: Así como se supone que las naciones tienen “un padre” simbólico, también tienen una madre. En Chile, doña Lucía aspiraba a ser esa madre de todos, sin mucho éxito, hay que decirlo. Como delegadas de esa maternidad simbólica, doña Lucía pobló el país de madres de colores: las Damas de Rojo, las Damas de Blanco, las Damas de Gris y así. Señoras de uniformados vestidas con delantales de todo el pantone y que fundaban centros de madres donde las chilenas aprendían recetas, costura, primeros auxilios, crochet. Y donde, sobre todo, se podía supervigilar qué pasaba en los hogares del país junto con promover las buenas costumbres militares. Quién no tuvo una parienta con delantal de color.

8.- La chaleca chilota: Cuando opositores al régimen empezaron a organizarse y visibilizarse, la chaleca chilota se convirtió casi en un look identitario. Era una manera de reconocerse cuando poco se podía hablar. Aunque no se hubiera tomado un vino navegado en su vida, la chaleca chilota era compartida desde Ignacio Walker hasta los hermanos Almeyda; la usaron Enrique Correa, el MDP, los abogados de la Vicaría; era el uniforme de la Carolina Tohá, Yerko Ljubetic y los lolos de la FECH y las federaciones de estudiantes; la prenda de batalla de Manuel Bustos y Seguel entre los trabajadores. Cuánta añoranza épica en la chaleca chilota. Nunca la usé porque me hacía ver gorda, debo decirlo.

9.- El jopo de Bolocco y el día que empezamos a estirarnos un poquito. El día que Cecilia Bolocco se coronó Miss Universo no nos lo podíamos creer. Pero cuando llegó a Chile, ya nos estaba pareciendo natural porque ella era una reina galáctica, empoderada, zorrona, como no sabíamos que se podía ser. Conocimos, paladeamos y nos gustó la sensación. Bolocco aterrizó en Chile y se reunió con Pinochet, encuentro que se graficó en una imagen de zorronería al cubo: la corona de Miss Universo era tan alta, y estaba puesta sobre un jopo de pelo tan alto, que se igualaba en altura a la gorra militar del capitán general. Porque si no lo saben, Pinochet se mandó a hacer un uniforme con más estrellas y una gorra más alta que la reglamentaria para un general de Ejército, porque él era así, master of the universe, como Bolocco.

10.- El frac de Florcita Motuda: Más allá del debate de si la alegría llegó o no llegó, o sobre quiénes se privatizaron la alegría y se la llevaron para la casa, la tenida de Florcita Motuda cuando sacó el Vals del No hizo más amable y divertida la pelea contra el miedo. Sin decirlo, preformó en la retina de muchos chilenos algo que parecía olvidado: la banda presidencial era patrimonio de los chilenos de civil y había que recuperarla.

11.- UDI-Dockers: Cuando se acercaba la primera elección en democracia, la dirigencia de la UDI se vio en un apuro estilístico: “¿cómo nos alejamos de la imagen de los uniformes militares y nos presentamos como candidatos ante los chilenos? ¿Ahhhh?”. Con un uniforme de civil, pues. La tenida que eligió la UDI en esos años sigue vigente hasta hoy: pantalón docker, camisa celeste, chaqueta azul en día de semana, suéter anudado al cuello si toca finde.

12.- Las trencitas del Chino Ríos: El look de Marcelo Ríos en Paris, peinado con trencitas afro introdujo en el país la idea, hasta entonces desconocida, que la gente podía peinarse diferente y ser excelente en lo que hace. La sociedad chilena en sí misma no es muy innovadora en materia indumentaria y la dictadura militar lo reforzó: lo eficiente, lo limpio, lo decente iba aparejado al pelo corto y a la ropita gris uniformada y no estridente. Marcelo Ríos se hizo un peinado extravagante que enloqueció a la prensa y trajo aires de libertad capilar. Los alcaldes ya no pudieron andar tijera en mano cortando el pelo a los escolares en los liceos municipales. Porque eso se hacía, saben, aunque hoy parezca inconcebible. Ríos con trencitas Bo Derek estableció que si se es winner uno se peina como le da la gana y ni ahí con los demás.

13.- El topless de Angela Contreras: No todas las tenidas icónicas de la chilenidad moderna consisten en ropa. Algunas son la no-ropa. Si bien las pechugas en pantalla grande son patrimonio de Marcela Osorio en Sussi, allá en los 80, el topless de Ángela Contreras en Sucupira es crucial llegó a todo Chile vía Televisión Nacional. Y abrió para siempre la temporada de pechugas y traseros en televisión.

14.-Lavín con chullo: el fin del milenio sorprendió a los chilenos con un liderazgo político “distinto” presentado por Joaquín Lavín. Un candidato de derecha completamente inusual que, enarbolando banderas sociales y populares, puso en aprietos al abanderado progresista. Tan inusual, que creo que es el primer político chileno que se fotografía disfrazado de ekeko en nuestros anales fashion.

15.-El traje progre europeo de Lagos. Ricardo Lagos arrastraba un cierto lastre en su carrera política: el fantasma del socialismo de los setenta. Estoy convencida de que parte de salto cuántico hacia La Moneda pasó por el cambio de look y sus trajes impecables de Atilio Andreoli. Se convirtió de “Ricardo Lagos en traje modesto progre-institutano-UdeChile a Lagos el socialdemócrata a la europea mejor vestido que haya estado en el Palacio de Gobierno.

16.-Michelle con la banda presidencial: envuelta en shantung blanco, como la novia de Chile, como una virgen María laica, hizo despegar los sueños y aspiraciones de miles de mujeres chilenas, fueran de izquierda o no. Igual fue hace tiempo.

17.- San Felipe Camiroaga: Con traje formal de Hugo Arias, con poncho huaso, disfrazado de Luciano Bello, con chaqueta de cuero motoquera, como príncipe con su halcón: cualquiera de los looks de Felipe Camiroaga me vale (sí, soy incondicional) para ilustrar ese ejemplo vivo del buen chileno que nos gustaría ser, mujerero, pero gentil, buena onda y tallero. Se nos fue un mes de septiembre, y su imagen con aureola, estampada en una toalla playera en cualquier persa del país sigue presente también en todos los corazones.

18.- El mohicano con bling bling de Arturo Vidal: Vamos a coronar esta lista con el look que encarna el sueño del chileno actual: que lo ganado con chispeza y esfuerzo propio se vea, se note, se luzca, tintinee. Nunca más esa cosa piolita, sin gracia, oscurita. Podrá no gustarle a uno el peinado mohicano, pero inadvertido no pasa. Es el chileno de la nueva era.

Juana Rivers

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