Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Humor

26 de Septiembre de 2018

94 horas, crónica de una infamia

EL NUEVO BESELER DE MAURICIO ROJAS

Nos logramos infiltrar en la sede de El Líbero y hemos rescatado desde allí una de las copias del texto que Mauricio Rojas lanzará con el relato de sus 94 horas de Ministro. Se trata de un librito de 72 planas, en letra 16 y tamaño A6, de amplios márgenes. Lo hemos transcrito para horror de la lectoría, aunque le cueste el puesto a mi tío Roberto, quien hace el aseo y me pasó esta copia a cambio de dos garrafas para el terremoto y media casata fruna sin dedos. Que valga la pena el dieciocho con desfase para que salga más barato, no más.

Por
Hora 1: Bajo del segundo piso al primer piso. Juro. Firmo. Soy el nuevo ministro de Cultura. Hora 2: Me sacan a cenar. Pido pollo con papas a la sueca, para recordar tiempos dorados en Suecia. No tienen… Desgraciados… Me conformo con un pollo con papas mayo. Hora 3: Me tomo un antiácido. La comida me le repite. Hora 4: El presidente me manda un Wasá. Me pide que le prepare otro discurso para el martes. Le digo que ya no puedo, que soy ministro. No me responde. Hora 5: Me voy al tuto. Horas 6 a 8: Estoy durmiendo. Hora 9: Wasá del Presidente: El discurso es sobre la Araucanía. 3600 caracteres. Que no se me olvide. Hora 10: Sueño. Soy el nuevo Ministro de cultura. Recibo el premio Nobel de literatura por mis aportes a la cultura universal y mis discursos de Piñera. Es un sueño apacible, lleno de muchachas rubias en sus veinte años, de piel llana, lisa, y rozagante. Me erecto. Como duermo boca abajo, me duele la erección. Me levanto a por un vaso de agua. Hora 11: Sigo durmiendo. Hora 12: Sigo durmiendo. Hora 13: Sigo durmiendo. Hora 14: Me baño y desayuno. Quiero llegar temprano al Ministerio de cultura para poner orden. Hora 15: Piñera me llama por el discurso. Fotocopeo un Icarito sobre los mapuches y se lo mando. Hora 16: Estoy en el Ministerio. La señora Alejandra saca una caja con sus cosas. Me siento en mi asiento. Me pongo a leer la Ley Orgánica del Ministerio para saber bien de qué se trata. Me entra una duda. Pido comprar un diccionario. Hora 17: Llega mi diccionario. Busco. “Cultura”. Me avisan que podría haber revisado el diccionario por internet. ¿Ahora qué hago con el diccionario? Me salió bien caro. No importa, páselo por gasto del Ministerio. Bien. Hora 18: Me entra otra duda. No voy a revisar el diccionario, me demoré mucho buscando una vez. Mejor compro un computador con internet. Hora 19: Llega mi computador con internet, un Mac Pro de esos de tarrito. Busco “Ministerio”. Me queda claro. Me gusta el Mac. Símbolo del capitalismo, pero ensamblado en China… Lo mejor de 2 mundos… anoto esa otra frase para mi libro nuevo. Estoy listo para empezar mi trabajo. Hora 20: Almuerzo. Tengo una idea: podemos recortar presupuesto. Deberíamos cerrar el Museo de la Memoria. O mejor aún: volverlo un motel fetichista. Sería grito y plata. Horas 21 y 22: Llega un tipo andrajoso. Me cuenta sobre un famoso “Festival de los Mil Tambores” y que necesitan dinero para financiar baños públicos. Le pregunto si hay comparsas internacionales. Hora 23: La conversación se extiende. Me cuenta que vienen comparsas de todo el mundo. “¿Y de Suecia?” Sí, de Suecia vienen. ¿Y vienen muchachas suecas? Sí, vienen suecas, rubias, de ojos azules, altas y espigadas. Quedo embelesado por el recuerdo de mis tiempos en el Partido Liberal Sueco. Le digo: Amigo, no se preocupe. Venga el Martes y le tendré el cheque y todos los baños químicos que necesite. Incluso podemos usar algunos edificios públicos para el alojamiento. Será el mejor Festival de Mil tambores que recuerde el universo. Hora 24: Me voy a tomar oncescomida. Hora 25. Hago running y yoga. Al llegar a la casa me veo en el espejo. Qué guapo. Hora 26. Ofrecemos un brindis por mi primer día como Ministro de cultura. Hora 27. El presidente me felicita por el discurso mandado. Hora 28. Miro las noticias. Me encanta verme de Ministro. Me grabo en VHS. Hora 29. Me voy a dormir. Sueño con angelitos. Angelitos suecos. Hora 29-36. Veo una película de terror: Todo sobre mi madre. Hora 37. Duermo sin sobresalto alguno. Hora 38. Me levanto. Leo los diarios matutinos. Ni modo que lea los vespertinos. Ya no hay vespertinos. La Segunda, pero creo que no sale los sábados. Hora 39. Salgo a trotar por avenida Suecia. No puedo evitarlo. Extraño mi patria. Hora 40. Salgo a pasear mis perros. El grande se hace caca en un antejardín. Veo para todos lados y me voy disimulando. Hora 41. Me llama un periodista. Me pregunta sobre algunas cosas sobre el Museo de la infamia. Le respondo que estoy ocupado. Hora 42. Me llaman de la Academia Sueca. Me felicitan por mi nombramiento como Ministro de Cultura de Chile. Hora 43. Como exparlamentario del parlamento sueco, muevo mis influencias en la Academia sueca. Horas 44 a 48. Muevo mis influencias por teleconferencia, dando muestras que un ministro en sábado puede trabajar a distancia. Seré un pionero del teletrabajo y el telecabildeo. Hora 49. Ya puedo contarlo. La Academia sueca me quería ofrecer, tal como el día en que soñé, el premio Nobel de Literatura del próximo año, ya que el de este año no se otorgará. Pero les dije que mejor hiciéramos algo mejor. Hora 50. Se modificarán extraordinariamente las bases del premio Nobel y solo por una vez se otorgará el premio, que iba a ser declarado desierto, a Nicanor Parra. Hora 51. Así, el gran Ministro de cultura ha logrado todo lo que 30 años de cabildeo socialdemócrata olofpalmerista ni Carlos Peña y su filosofía de pacotilla habían logrado. Hora 52. Soy el mejor de los mejores. Tomo oncescomida. Hora 53. Prendo la tele. Me extraña que no den Sábado Gigante. Hora 54. Era bueno Sábado Gigante. Me gustaba el Chacal de la Corneta. Hora 55. Es extraña esta “Cámara Viajera”. Sale un tipo que se ríe mucho. Hora 56. Me quedo dormido. Horas 57-63. Duermo. Horas 64 a 65. Duermo y sueño con una horda de rubias suecas que acarician mi cuerpo musculoso, apolíneo, tostado por el sol. Hora 66. Salgo a trotar. El repartidor de diarios me tira el diario en la cara. Maldito resentido. Hora 67. Me comienzan a llamar por algo que escribí en un libro. He escrito tantos, no me acuerdo de qué pueden estar hablando. Hora 68. Se me ocurre una idea. Llevar a Jadue a la UDI y así hacer la UDI popular de verdad. La anoto. Hora 69. Qué buena hora. Horas 70 a 71. Me avisan que están hablando de mí en la tele a color. Voy en busca del VHS. No encuentro cintas vírgenes. Hora 72. Me llama gente nerviosa, piden mi renuncia. Les digo que no, que no renunciaré. El lunes deberé hacer el anuncio del premio Nobel a Parra. Hora 73. Llamo a la Academia Sueca. Me imagino que tiene que ver con algo de feminismo eso que quieren que renuncie, así que negocio un gran anuncio con la Academia sueca. Hora 74 a 79. Negociaciones tensas por teléfono. Hora 80. Estoy listo para anunciarlo. La Academia sueca revocará póstumamente el Nobel a Pablo Neruda por violador. Será un bombazo en el centro del imaginario comunista. No se podrán volver a levantar. Hora 81. Me voy al tutito. Será un gran día mañana. Horas 82 a 86. Duermo. Vuelven las visiones con las rubias suecas. Hora 87. Despierto. Me baño. Me pongo el terno. Llego al Ministerio de cultura. Hora 88. Todos me miran con extrañeza. Hora 89. Miro el presupuesto para el Carnaval de los Mil Tambores. Llamo preguntando dónde está el presupuesto de las tamborileras suecas. No me responden. Hora 90. Me llaman de la Academia sueca para coordinar el anuncio. Me dicen que confían plenamente en mí, que solo lo hacen por que yo estoy en el Ministerio y que si se me ocurre renunciar todo quedará en cero. Les pregunto por qué piensan que yo querría renunciar. Hora 91. Me llaman de La Moneda. Hora 92. Me imagino que quieren que vaya a La Moneda para ser felicitado. Hora 93. Voy camino a La Moneda. Qué rápido se filtran las informaciones. Hora 94. Entro a La Moneda. Me muestran un papel. Lo firmo pensando que me pedían un autógrafo. Cagué.

Notas relacionadas